Por Friedemann Kohler
Moscú
Agencia (dpa)

La música de Piotr Ilich Chaikovski sigue cautivando en conciertos en todo el mundo 125 años después de la muerte del compositor ruso. Los fans del ballet adoran los compases de «El lago de los cisnes», mientras que la quinta sinfonía de Chaikovski sigue emocionando cada vez que suena en uno de los templos de la música clásica.

El famoso intérprete de viola ruso Yuri Bashmet contó que la sexta sinfonía de Chaikovski le impresionó desde que la escuchó por primera vez de niño. «Pathetique», con sus lentos y tristes compases iniciales, fue una de las últimas obras que compuso Chaikovski y que él mismo dirigió en su estreno en San Petersburgo, cuando la ciudad era capital de Rusia. Nueve días después, el 6 de noviembre de 1883, murió de forma inesperada con 53 años.

Algunos estudiosos de la música sostienen que el compositor se suicidó tras haber sido atacado por su homosexualidad. Sin embargo, el músico, que ya era una figura celebrada durante el imperio de los zares, así como en Europa Occidental y en Estados Unidos, probablemente se infectó con el cólera que entonces se propagaba.

Chaikovski está considerado el compositor que a mediados del siglo XIX colocó en el mapa de la cultura musical europea a un territorio ampliamente desconocido entonces como lo era Rusia.

Compuso sinfonías, óperas como «Eugen Onegin» o «Mazeppa», música para ballet, así como obras para orquesta. Pero también compuso música de cámara, lieder y obras para coro. Algunos musicólos destacan su extraordinario «talento melódico», lo que ha hecho que su música haya sido siempre tan popular.

Nacido en 1840 en Votkinsk, en los Urales, estudió derecho y fue funcionario antes de dedicarse por completo a la música. La notoriedad la consiguió con el primer concierto para piano, que data de 1874. Una rica viuda de un industrial, Nadechda von Meck, fue quien lo apoyó económicamente.

En los últimos años, el interés biográfico en Chaikovski se centró en su homosexualidad, precisamente porque un país conservador como Rusia no niega esa importante faceta del compositor, sino que la envuelve en un manto de silencio.

No obstante los musicólogos insisten en no olvidar sus méritos artísticos, entre los que figuran que con él el ballet fuese tomado en serio como un género musical propio. Chaikovski fue el primero que dedicó su gran conocimiento sinfónico a la danza y creó clásicos como «El lago de los cisnes», «El cascanueces» o «La bella durmiente».

Con motivo del 125 aniversario de su muerte, se rendirá homenaje al compositor con conciertos en todo el mundo, entre ellos también en Klin, la localidad cerca de Moscú donde vivía cuando murió.

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