Por Werner Herpell
Berlín
Agencia dpa)

Está considerada como la mejor compositora de la «generación Woodstock», como la hermosa voz del movimiento hippie, sin embargo Jonni Mitchell, que el miércoles cumple 75 años, no estuvo en el legendario concierto «Woodstock Music & Art Fair – 3 Days of Peace & Music» que se celebró en agosto de 1969.

Al parecer su representante justo se había comprometido para esa fecha con un importante programa de televisión y la cantante, que entonces tenía 25 años, se tuvo que conformar con ver en la pequeña pantalla las imágenes de aquel histórico concierto que se celebró cerca de Nueva York.

Aquello no impidió que Mitchell compusiese días después «Woodstock», una canción clave de fines de los 60 y un clásico para algunos. Con temas profundos como «Big Yellow Taxi», «A Case Of You» o «River», la canadiense entró en los anales de la música pop y folk.

Su influencia en destacados músicos como su compatriota Neil Young, el pianista de jazz Herbie Hancock o incluso Prince o Norah Jones no ha sido suficientemente destacada. Álbumes como «Ladies Of The Canyon» (1970), «Blue» (1971) o «Court And Spark» (1974) redefinieron en aquellos años el género del cantautor.

En los años siguientes Mitchell experimentó con el jazz (sobre todo en «Hejira», de 1976, y «Mingus», de 1979) y en los años 80 se dejó inspirar por el rock y algunos elementos de la música electrónica. Posteriormente fue publicando cada vez menos y a menudo regresó a temas suyos de los primeros tiempos con maravillosa música de orquesta como «Both Sides Now» (2000) y «Travelogue» (2002), con una maravillosa voz envejecida, que a pesar de haber perdido ese brillo de soprano seguía sorprendiendo en su madurez.

«Soy una pintora que escribe canciones. Mis canciones son muy visuales», dijo la cantante, distinguida con varios Grammy por sus composiciones. En realidad Mitchell era también una talentosa pintora. Y eso lo demuestran muchas de las portadas de sus discos, que están basadas en sus propios óleos.

Además, el virtuosismo con la guitarra lo consiguió con mucho esfuerzo y una técnica especial, ya que de niña sufrió polio, lo que afectó considerablemente a la movilidad de su mano izquierda.

Las canciones elegantes e inteligentes de Mitchell consiguieron que esta mujer segura de si misma lograra abrirse paso en los años 60 y 70 en Estados Unidos, en un mundo de cantautores aplastantemente masculino con figuras destacadas como Bob Dylan, Neil Young, James Taylor, David Crosby, Leonard Cohen, Graham Nash y Jackson Browne.

Con algunos de esos colegas, la cantante, nacida el 7 de noviembre de 1943 con el nombre de Roberta Joan Anderson, mantuvo apasionadas relaciones amorosas, pero jamás se degradó a ser un apéndice de la estrella.

Cuando se repasan las pocas entrevistas que ha concedido en los últimos años, se percibe la determinación de la artista. «Es un mundo de hombres. Los hombres han escrito la mayoría de las canciones para las mujeres y en gran medida se trata sólo de seducción. Yo escribí mis propias canciones. Punto.», señaló en cierta ocasión. Es por ello que con el feminismo de su generación apenas sabía qué hacer, al igual que con toda esa exposición del cuerpo que hacen estrellas del pop más jóvenes que ella como Madonna o Beyoncé.

Personalmente en algún momento consideró un lastre su propia belleza. «Te va mejor si tienes una apariencia normal. Tienes más posibilidades de encontrar el verdadero amor», dijo la artista, cuya vida privada tuvo una evolución caótica. En 1965 tuvo un bebé que dio en adopción. En 1997 encontró a esa hija y tras reunirse con ella discutió unos años después.

En los 60 se casó con el cantante Chuck Mitchell, cuyo talento no llegaba al de ella y que la trataba mal. Posteriormente contrajo matrimonio con el bajo Larry Klein, una relación que duró doce años.

Tras diversos problemas de salud, entre ellos un infarto cerebral, Mitchell se fue apartando cada vez más de la escena pública desde su último disco de estudio «Shine» (2007).

Cuando criticaba a sus colegas podía ser bastante mordaz. En cierta ocasión dijo de Dylan que «no era especialmente dotado musicalmente». «Robó la voz de los ‘hillbillys’ (término peyorativo de los habitantes de áreas remotas en Estados Unidos). En realidad robó mucho. No es un buen guitarrista, pero me gustan sus canciones», dijo.

Para ella, John Lennon sólo era «un chico de la clase trabajadora» que tenía miedo de la gente de clase media.

Pese a todas estas declaraciones, que no siempre fueron del gusto de sus fans, la cantante sigue contando con un gran número de seguidores incondicionales. Entre ellos Norah Jones, Diana Krall o Rufus Wainwright, que esta semana celebrarán su 75 aniversario con un concierto homenaje en Los Ángeles.

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