Por Pablo Sanguinetti
Madrid
Agencia (dpa)
En el principio fue Julio Iglesias. Décadas antes del boom del reguetón y de la explosión de las estrellas latinas, la música popular hispana se hizo un lugar en el planeta gracias al cantante español más internacional, que este domingo cumple 75 años convertido desde hace tiempo en mito viviente.
Arquetipo de «latin lover», protagonista de una biografía de novela y dueño de varios récords de ventas -y de amoríos-, el músico nacido el 23 de septiembre de 1943 en Madrid llega al aniversario en plena gira y lejos del retiro. «Yo voy a cantar hasta los 90 años», prometió alguna vez.
Julio Iglesias parece decidido a cumplirlo. Para celebrar sus 50 años sobre los escenarios, en septiembre comenzó en Uzbekistán una gira mundial que lo llevará en octubre a Dubai, Tel Aviv o Moscú. Y el año pasado editó nuevo disco, «México y amigos», junto a otras estrellas como Plácido Domingo, Andrés Calamaro o Omara Portuondo.
Anunció también un libro de memorias «fuerte». «No será corto, porque yo no he sido corto nunca», bromeó el año pasado en diálogo con el diario «El periódico». «Pero lo más importante que tengo que contarle es que estoy vivo». El músico lo dice a conciencia tras una vida agitada que sufrió su primer giro horas antes de cumplir 20 años.
Julio José Iglesias De la Cueva, entonces un prometedor jugador de la cantera del Real Madrid, sufrió esa noche un accidente de tráfico que lo dejó en la cama varios meses. Su carrera con el balón quedó enterrada, pero una guitarra y mucho tiempo libre en el hospital le descubrieron otra pasión que le devolvería las ganas de vivir.
«Quise ser futbolista y no pude por un accidente que casi me deja paralítico. Luego, sin buscarlo, me convertí en poeta sin serlo y en cantante sin cantar. Estaba predestinado así», comentó sobre ese episodio.
En la cama del hospital compuso «La vida sigue igual», el primero de una inagotable lista de éxitos («Hey», «De niña a mujer», «Gwendolyne» o «Por el amor de una mujer») que le permitieron superar los 300 millones de discos, una cifra con la que obtuvo en 2013 el Récord Guiness como artista latino con más ventas de la historia.
Con sus letras melosas y sencillas, su voz arrastrada, sus movimientos mínimos y una presencia característica -la mano sobre el vientre y los ojos cerrados- Julio Iglesias llenó teatros y estadios en más de 600 ciudades de todo el planeta y se convirtió en paradigma del romanticismo latino.
También sedujo fuera de los escenarios: igual de legendaria que su música es su historia sentimental. En 1973 se casó con Isabel Preysler y en los años 90, años después de divorciarse de la filipina, inició una relación con la modelo holandesa Miranda Rijnsburger, con la que la que se casó en 2010.
Tuvo ocho hijos, aunque las bromas sobre su paternidad casi bíblica son un género propio en España. También su cantidad de amantes, fama que Iglesias alimentó: «En 1970 di 41 conciertos en 41 ciudades españolas distintas. En 30 días. Hice el amor todas las noches. 41 ciudades diferentes, 41 novias diferentes. Fue mi etapa rockera”.
Esa hiperactividad no le impidió grabar cerca de 80 álbumes, obtener más de 2 mil 600 discos de oro, ganar todos los premios posibles -desde Grammys hasta la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes o la Legión de Honor francesa- y cantar con estrellas como Frank Sinatra, Sting, Stevie Wonder, Diana Ross, Andrea Bocelli, Paul Anka…
Afincado desde hace tiempo en Miami, es posible que Julio Iglesias sea hoy más popular en China, México o Rusia que en España, donde aparece en la prensa más por escándalos y bromas que por su música. «Todas las críticas me han hecho más grande», dijo el músico a «El País». «He sido como Ronaldo en el Bernabéu. Las críticas me han hecho meter más goles».
Tampoco reina en YouTube. Su canción más popular en el portal de videos, «Me olvidé de vivir», suma 92 millones de visualizaciones. Una decena de temas de su hijo Enrique Iglesias lo superan, comenzando por los 2 mil 500 millones de «Bailando».
Unos podrán tomar ese dato como el fin de la era de Iglesias padre. Otros, como símbolo del prolífico camino que supo abrir en la música.