Por Itzel Zúñiga y Andrea Sosa Cabrios
Guadalajara (México)
Agencia (dpa)

A sus 94 años, la poetisa uruguaya Ida Vitale se convirtió en la cuarta mujer en ganar el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances de Guadalajara, después de Margo Glantz, Olga Orozco y Nélida Piñón.

El acta del jurado destacó su fuerza poética, su curiosidad insaciable y su fina ironía para concederle el reconocimiento de la mayor feria de las letras en español por el conjunto de su obra. El galardón, dotado de 150 mil dólares, nació en 1991 como Premio Juan Rulfo.

«Casi todo lo bueno me viene de México», celebró la autora, que vivió más de una década exiliada en México desde 1974, en una comunicación telefónica desde Montevideo con los integrantes del jurado y periodistas.

Para el jurado, «Ida Vitale representa una fuerza poética en el ámbito de la lengua española, lúcida y atenta al acontecer humano en la palabra (…)».

«Su curiosidad insaciable se expresa con una fina ironía risueña, una mirada a veces directa, a veces tangencial, que recupera y reinventa las cosas y nos hace ver de otra manera, con nuevos ojos», señala el acta.

Vitale, Premio Reina Sofía de Poesía 2015, recibió la noticia «con sorpresa, con estupefacción» en su casa en Uruguay, donde todavía está terminando de acomodar sus cosas después de mudarse desde Estados Unidos.

El premio se entregará el 24 de noviembre en la inauguración de la FIL de Guadalajara, una ciudad situada unos 550 kilómetros al noroeste de Ciudad de México.

La autora de «Cada uno en su noche», nacida en Montevideo el 2 de noviembre de 1923, es miembro de la Generación del 45, un movimiento literario y artístico del que fueron parte, entre otros, Juan Carlos Onetti, Mario Benedetti, Giselda Zani y Tola Invernizzi.

Otros de los premios que recibió son el Alfonso Reyes en 2014 y el Octavio Paz en 2009. También formó parte de suplementos y revistas literarias como «Vuelta», que era dirigida por el mexicano Octavio Paz, Premio Nobel de Literatura 1990.

Entre sus obras figuran «La luz de esta memoria», «Procura de lo imposible», «Léxico de afinidades» y «Sueños de la constancia». También ha sido traductora de francés e italiano, crítica literaria y ensayista.

«El papel de la poesía, tiendo a suponer, que cada vez es menor», lamentó, sin embargo, tras anunciarse el fallo del premio FIL.

«En un tiempo los diarios uruguayos solían incluir poemas, era como un adorno que se permitían», comentó. «Era como una manera de recordarle a la gente que la poesía tenía un sentido que existía. Hoy eso está perdido».

El premio representa para Vitale «una coronita más» a su entrañable relación con México, país que la acogió tras escapar de la dictadura uruguaya, no por censura, según dijo, sino por precaución, y donde radicó «once maravillosos años de realización permitida».

En ese país, la ex profesora de literatura y autora de ya varias publicaciones en su natal Uruguay se hizo amiga de Paz.

En paralelo, descubrió una rica cultura, afectos y apertura a los exiliados. En México compartió un pequeño apartamento al lado de su segundo esposo, Enrique Fierro, fallecido en 2016.

Hija de inmigrantes italianos que arribaron a Uruguay, después de la estancia en México volvió a su país. Sin embargo, tras un lustro ella y su esposo ahora fallecido emprendieron viaje a Texas. Apenas hace tres semanas, regresó a Montevideo

El Premio FIL se otorga todos los años a un escritor por el conjunto de su obra, que debe estar escrita en alguna de las lenguas romances: español, catalán, gallego, francés, occitano, italiano, rumano o portugués. El año pasado ganó el francés Emmanuel Carrère.

Casi todo lo bueno me viene de México
Ida Vitale, poetisa

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