Jean Auguste Dominique Ingres
(1780-1867)

Este fantástico lienzo, pintado en 1811, fue la última obra que Ingres terminó como estudiante en Roma; en él se ve a Júpiter, el dios supremo de la Antigüedad, sentado en su trono imperial. Sostiene un cetro en la mano derecha y el brazo izquierdo reposa sobre una nube; un águila observa atenta a un lado. Esta poderosa ave era el atributo de Júpiter por su gran fuerza, velocidad y alto vuelo.

Júpiter se muestra indiferente ante las apasionadas atenciones de Tetis, una hermosa nereida (ninfa marina), ya que estaba profetizado que la descendencia fruto de su unión acabaría por usurpar el trono a Júpiter. Para evitarlo, éste ordenó a la nereida que se casara con un mortal llamado Peleo. A la izquierda, Juno, la celosa esposa de Júpiter, observa la escena con recelo.

En 1811 Ingres envió esta obra a París para su revisión, donde fue criticada por su falta de relieve y las peculiares proporciones de sus figuras. Veintitrés años después, esta imagen de omnipotente autoridad fue adquirida por el Estado.

ELEMENTO CLAVE
TETIS: está profetizado que Tetis, la más bella de todas las nereidas, tendría un hijo que superaría a su padre. Cuando Júpiter le ordenó que se casara con Peleo, la joven trató de evitar la unión convirtiéndose en pájaro, en árbol y en un tigre, pero Peleo la poseyó a la fuerza. En su boda, la Discordia tiró una manzana dorada como premio para las más bellas de las diosas mayores presentes: Venus, Minerva y Juno. Esta acción dio pie al célebre juicio de Paris, que a su vez desembocó en la guerra de Troya.

Aquiles, héroe de dicha guerra, era el hijo de Tetis y Peleo. La Ilíada de Homero cuenta cómo fue insultado por el rey griego Agamenón y cómo Tetis salió de las profundidades del mar hasta la casa de los dioses, en el Olimpo, para pedirle a Júpiter que vengara a su hijo. También le pidió a Vulcano, dios de la fragua, que le hiciera a Aquiles una magnifica armadura.

Sarah Carr-Gomm. Historia del arte. El lenguaje secreto de los símbolos y las figuras de la pintura universal. Ed. Blume. Barcelona, 2009. Pág. 36.

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