Por Christina Sticht
Hannover
Agencia (dpa)

Klaus Meine, el cantante de Scorpions, acaba de volver con su grupo de un «fantástico viaje» a México. «Lo mejor fue el Hell & Heaven Festival, donde había 80 mil locos metaleros delante del escenario», cuenta el vocalista de uno de los grupos de rock alemanes más exitosos internacionalmente.

De vuelta en su casa en Hannover, en el norte de Alemania, Meine descansa y se prepara para celebrar este viernes su 70 cumpleaños, que pasará en Grecia.

Los Scorpions querían retirarse hace ya seis años, pero después cambiaron de opinión y hoy por hoy no se vislumbra el final de una banda que se hizo famosa con temas como «We’ll Burn The Sky», «Can’t Live Without You» o «Wind Of Change». El 6 de junio comenzarán una gira por Europa, en septiembre continuarán por Estados Unidos y en noviembre darán el pistoletazo de salida a su primera gira por Australia.

Meine, de baja estatura y siempre con su gorra, tiene mucho que ver con el éxito del legendario grupo creado en 1965 por el guitarrista Rudolf Schenker. Su gran mérito fue llevar a la fama internacional a una banda alemana de rock que canta en inglés y que en su larga carrera ha vendido más de 100 millones de discos.

Meine se unió en 1969 y pese a la fama, los guardaespaldas y las limusinas, el cantante, hijo de un jardinero, nunca dejó de tener los pies en la tierra.

A Meine no le gusta hablar de sí mismo, prefiere hacerlo de la familia que son los Scorpions y de la fuerza de la música. Este veterano del rock, siempre vestido de negro, no tiene ningún alarde de grandeza. «Eso de que ‘soy una estrella’ es una tontería. Soy cantante, músico, compositor», puntualiza. «Hemos visto demasiados aspirantes a estrella llegar y marcharse», subraya.

Cuando Meine habla de sus conciertos en todo el mundo le brillan los ojos: «Que podamos seguir haciendo todo esto es un regalo», dice. Por eso, mantener la salud es su único deseo de cumpleaños. En 2016 tuvo que interrumpir un concierto en Hamburgo y descansar unas semanas por un virus en las cuerdas vocales.

Pero no fue tan malo como en los 80, cuenta. Entonces perdió la voz, tuvo que ser operado y no estaba claro si podría volver a cantar algún día.

A Meine le seduce la idea de llegar a un nuevo público en Australia, la tierra de AC/DC. «Pero solo es divertido si uno cumple con las expectativas», admite. «Esto no tiene nada que ver con la edad».

Según explica, solo es consciente de su edad cuando viaja, pues el «jetlag» dura más que antes. Además, ha dejado de jugar al tenis para poder dar más en el escenario.

Klaus Meine lleva más de 40 años casado con su mujer. Su hijo, Christian, celebrará con ellos el cumpleaños en Grecia. Y ¿qué opina Gaby de que su marido, con edad de jubilarse, siga cantando por estadios de todo el mundo en lugar de, por ejemplo, irse con ella de crucero?

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