Miguel Flores
Director en Artes y Letras

Abordar el tema del mercado del Arte en Guatemala parece banal. Pero este sector entre lo simbólico y lo económico, es un sector vivo. Este país no tiene la infraestructura que permita un juego limpio y transparente. El comercio del arte tiene dos corrientes, el mercado primario donde las obras son recientes y pasan por los procesos de las galerías. Y el mercado secundario, esas obras que su propietario no desea o tiene una necesidad económica y quiere vender. Lo lógico es que entre de nuevo al circuito del mercado, en forma discreta, un material usado.

El mercado primario se encuentra en activo y de este depende muchas veces la subsistencia de un artista. Muestra de ello es el número de inauguraciones para asistir a la exposición en una semana. Cabe la pregunta ¿existe tanta demanda? La respuesta es que no. La formación en arte de los compradores, regularmente clase media acomodada y alta, están poco formados en arte. La obra en mercado secundario (usados) tiene más probabilidades de venta si se trata de una obra de autor reconocido que haya sido valorado por distintos estamentos del mundo del arte.

El asunto de los precios del arte es un dogma, como el de la Santísima Trinidad, no se cuestiona su origen. En el mercado primario el precio de la obra se basa muchas veces en sus dimensiones y en la reputación del artista. No se ha establecido ninguna diferencia en el precio basándose en la calidad. En el mercado secundario, el precio se estima en forma exclusiva a una pieza determinada, al ser obras clave en la producción de un artista, o un destacado historial de colecciones a las cuales ha pertenecido.

En el mercado primario, de países con gran mercado, el galerista lleva un trabajo de gestión para los artistas de la galería, son “sus” artistas, y cuenta con una sólida relación laboral entre galería-artista, esto los hace representarlos y tejen una red para sus artistas, los intercambian con otras galerías, los presentan en ferias y potencializan al máximo las relaciones con los medios de comunicación y organizan la participación en relevantes exposiciones.

Todo lo anterior se lleva a cabo en países como México, Colombia y otros aun con más potencial económico. En Guatemala estos aspectos teóricos son eso, teóricos. La práctica es muy distinta. Primero que todo, de las galerías locales pocas son las que representan artistas en forma profesional, pero su ámbito de acción es local, con lo que saturan el mercado rápidamente.

Otras se manejan como tiendas, no representan a artistas, y la obra queda en consignación, lo que genera que su obra aparezca como cualquier producto en otras galerías. Y no se representan artistas porque no hay lealtades, los artistas andan en búsqueda de donde vender rápido, pero su mayor error es la venta directa del artista al coleccionista interesado en sus cuadros. Esto crea un círculo vicioso, del cual no se ha logrado salir, las galerías que han representado quedan decepcionadas por la traición de que son víctimas y su acción gestora se paraliza.

El último ejemplo de venta de arte secundario fue la obra Salvator Mundi de Leonardo Da Vinci, vendido en una subasta de la casa Christie’s, por 450 millones 312 mil 500 dólares, que la convirtió en la pintura más cara jamás vendida. La obra salió a subasta procedente de una colección privada, y ahora según notas de prensa, en manos de un jeque árabe.

Una institución como esta casa de subastas se dedica exclusivamente al mercado secundario. En Guatemala las galerías tienen la competencia de Juannio y Arte en Mayo, FUNCILEC, las Damas Rotarias Guatemala Sur y muchas otras instituciones, que hacen subir el precio de las obras. Un artista que logra vender una obra en estas actividades locales pronto sube sus precios, olvidándose de lo pactado con la galería.

Todo lo anterior ha provocado un alza enorme en los precios de la obra de arte local, tasada en dólares. Comparando el precio de un retrato ganador del primer lugar de un certamen organizado por la Galería Nacional de Arte de Londres, la fotógrafa vendía su obra a un precio accesible a través de una galería londinense, consultando precios, resultaba más barata enviada a Guatemala, que el precio de nuestro más relevante fotógrafo, este ejemplo da una idea del horizonte en que nos encontramos.

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