Esta obra, que data de hacia 1650, es un “modelo”, un dibujo o pintura inicial de una composición que hacían los pintores para sus mecenas con la esperanza de que la obra les fuera finalmente encargada. Dado que había una competencia considerable entre los pintores para conseguir un encargo, el grado de elaboración de estos modelos era muy superior al de un boceto común.

Carlone y su hermano decoraron partes importantes de numerosas iglesias de Génova y, en concreto con este lienzo, Carlone se aseguró el encargo de pintar el techo de la galería del Palazzo Negrone. Los episodios que representó provienen del relato épico de Virgilio que cuenta el viaje de Eneas desde Troya hasta las cosas de Italia, donde se convirtió en el padre de los romanos. En la historia de Virgilio, las divinidades ayudan y obstaculizan en diversas ocasiones al héroe durante su viaje. Esta pintura, que invita al espectador a mirar hacia arriba, hacia el reino de los dioses, muestra a una Juno vengativa (odia a los troyanos) sentada con su pavo real a su derecha, indicándole a Marte y a las Furias que lo ayudaban, cómo dificultar el camino de Eneas.

Con información del libro de:
Sarah Carr-Gomm. Historia del arte. El lenguaje secreto de los símbolos y las figuras de la pintura universal. Ed. Blume. Barcelona, 2009. 16-17. Pág.

 

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