Víctor Muñoz
Premio Nacional de Literatura

–Qué te parece –me dijo Arturo, muy emocionado él– que me nombraron redactor de refranes para el periódico de la clase.

–¿Y eso? –quise saber, justamente extrañado.

–Pues resulta que a todos nos dejaron como tarea que colaboráramos en algo, y a mí me pusieron a que hiciera los refranes.

Conociendo sus aptitudes intelectuales, las que según yo, son ampliamente superadas por sus aptitudes físicas, me entraron las dudas. Y no es que uno quiera menospreciar a la gente, pero ha sido norma de mi vida tratar de ser honesto en todos mis actos, y en este caso creo que habría sido más atinado poner a Arturo a que jugara fútbol en el equipo de su clase, a pintar alguna pared del edificio o a repartir los periódicos escolares.

–¿Y qué vas a hacer –le pregunté.

–Ya los hice, –me respondió muy contento– mirá.

Tomé el papel, me puse a leer, y efectivamente, ahí estaban los refranes.

“Si apagas un foco te quedarás a oscuras”

“Si ahorras un quetzal todos los días, en un año tendrás Q365.00”

“Si dejas un hielo dentro de un vaso y lo ponés al sol, el hielo se convertirá en agua”

“Toda persona honesta, juiciosa, decente y responsable, al cumplir 30 años debe tomar
la cicuta o pegarse un balazo”

–¿Qué te parece –me preguntó, lleno de ansiedad.

Sin salir aún de cierta sorpresa se me ocurrió decirle que debía corregir lo del ahorro, ya que en año bisiesto la recaudación ascendería a Q366.00 más los intereses, si es que el dinero se colocaba en algún banco; sin embargo, me intrigaba sobremanera el último refrán, por lo que le pregunté de dónde lo había sacado.

–Pues fíjate –me respondió– que dice mi tío Carlos que eso es lo que hay que hacer en este país de mierda. La verdad es que yo no sabía qué era eso de la cicuta hasta que él me lo explicó, y como la gente tampoco lo iba a entender, le agregué lo de pegarse un balazo –terminó diciéndome, muy ufano él.

–Ah bueno, entonces deberías aclarar un poco la cosa y escribirlo tal como lo dice tu tío.

–¿Y cómo querés que ponga lo del país de mierda? Ni loco. El viejo de Lenguaje es capaz que me expulsa del colegio.

–Sí –le expliqué– pero es que así como lo pusiste no funciona, el concepto está demasiado amplio. Yo creo que quedaría mejor así, mirá:

“En este país, toda persona honesta, juiciosa, decente y responsable, al cumplir 30 años debe tomar la cicuta o pegarse un balazo”.

–¿Vos crees?

–Claro –le respondí– porque la afirmación que estás haciendo pretende ser válida en todo el mundo, en cuanto que, haciendo la aclaración de que se circunscribe a un lugar determinado, queda más justa, si es que algo de justicia hay en eso, claro. Decime, ¿Tu tío ha vivido en otras partes?

–Sí, ha viajado por todo el mundo. Conoce muchas cosas.

–Ya ves, él sabe por qué dice eso.

Luego de tales razonamientos Arturo modificó lo que le recomendé que debía modificar y presentó sus refranes. Al cabo de una semana regresó a verme. Venía verdaderamente feliz.

–Gracias, vos, –me dijo– el viejo por poco se caga cuando leyó mis refranes. Nunca en la vida había yo sacado cien puntos en nada.

Y me dio un abrazo.

 

Artículo anteriorA mi esposa
Artículo siguienteLA HISTORIA DETENIDA POR LA POESÍA