Eduardo Blandón

Bekas es un filme que sin ser glorioso aproxima a la esencia del ser humano. Por ello, el espectador difícilmente escapa de los sentimientos que producen sucesivamente las escenas. Es, hasta se podría decir, una aproximación antropológica que puede generar la recuperación de la fe en ese sapiens complejo y a veces destinado a la perdición y la muerte.

Esa es la razón por la que, aunque la película parece lejana, 2012, permanece actual al plantear los grandes misterios del género humano, esto es, el dolor, la muerte, la felicidad y los sueños. La ilusión de conocer a Superman, encarnado por dos niños huérfanos que se ponen en camino para la actualización de su fantasía.

No es una película idílica, aunque aparezcan algunos de esos elementos, su horizonte es más bien gris. El horror de una guerra absurda en una Iraq desértica. La condena de un país gobernado por un sátrapa incapaz de generar espacios de desarrollo y oportunidades a poblaciones sin esperanza. Y las oportunidades mínimas en una sociedad que parece solo sobrevivir.

En ese espacio yermo aparece la religión. El islam como institución que organiza la vida y produce esquemas mentales. Una sociedad que se repiensa frente a un occidente que mata, pero que intuye pletórico de mejores opciones de crecimiento y oportunidades. En esa suerte de país lejano, viven personas que no se resignan a su propio destino.

Todo ello queda escenificado en la película sin que los niños lleven la exclusiva. En realidad, cada pieza de la obra es una fotografía del absurdo de Irak. Como cuando un viejo que es apoyado por los pequeños, oculta la mirada a unas parabólicas de televisión. Para aconsejar al final que, si llegan a América, las eviten. Una muestra de un fundamentalismo que en occidente parece extraño.

La obsesión de los niños por llegar a los Estados Unidos y conocer a Superman simboliza el anhelo de una población en pobreza extrema en busca de oportunidades. Muestra, además, la imposibilidad de su realización más allá de las razones económicas, por fronteras infranqueables a causa de un ejército bárbaro siempre dispuesto a impedirlo.

Hay escenas que pueden golpear la sensibilidad, como cuando los niños son maltratados físicamente por adultos sin visos de escrúpulos. O cuando uno de los niños pisa una mina terrestre, con el suspenso que representa la posibilidad de quitarle las extremidades o hasta terminar completamente con su vida.

Con todo, también hay representación de actos realmente humanos, tiernos y sublimes. El amor que viven los dos niños huérfanos. La angustia de la separación y el anhelo por reencontrarse. La defensa de la vida y la preocupación por el bienestar del otro. Los gestos de afecto, la solidaridad y el socorro por los necesitados. La humanidad no la esconde la producción.

En el plano técnico, la película de una hora con 37 minutos fue dirigida y escrita por el director kurdo, Karzan Kader. Es una producción sueca, finlandesa e iraquí. Rodada en idioma kurdo, su título global fue “Bekas” que significa, presuntamente, la experiencia de haber perdido a la familia y estar desamparado en el mundo. Otros países apostaron por lo diverso. Alemania, por ejemplo, la tituló, “La aventura de dos súper héroes”. Los portugueses, “Bekas o el sueño americano”.

La producción se hizo merecedora de algunos premios. Sobresalen, el ganado en el “Dubai International Film Festival 2012” (Premios del público a Karzan Kader); el “Hong Kong International Film Festival 2013” (SIGNIS Award a Karzan Kader) y el “Stockholm Film Festival 2012” (Mención honorífica a Karzan Kader).

Para concluir, en una entrevista al director del filme, le preguntan sobre su identificación con el hermano menor de la película, soñador y lleno de fantasía. Respondió lo siguiente.

“Sí, la verdad es que sí. Yo era igual de ingenuo (ríe). En la película, Zana ve Superman y cree que es una persona real. Yo vi entonces Rambo y también creía que era real. Aquello pasó durante la guerra, y lo primero que pensé fue: “Este tío combate él sólo a todo un ejército. Lo necesitamos aquí, necesitamos que nos ayude. ¿Por qué no viene Rambo a derrocar a Saddam?”. Quería mostrarle el sufrimiento de mi pueblo para que él nos ayudase”.

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