Eduardo Blandón

La película que recomendamos en esta ocasión, es una producción húngara que se tradujo como “La muchacha húngara”. “A Garota Húngara”, según los brasileños o, más planetariamente, “Demimonde”. Como quiera llamarla, no la pierda de vista, por favor.

_7 Cult 1El argumento de Félvilág es menos complicado que su nombre. Se trata de la historia de tres mujeres (una famosa prostituta, su ama de llaves y su advenediza empleada doméstica) que viven una relación “apasionada, bizarra y compleja” (así dice una reseña encontrada en la red), en la Budapest de 1910.

Los recursos empleados en el film son los habituales, si se considera que su director (Attila Szász) se centra más en la naturaleza psicológica de sus personajes que en el logro técnico de elevado costo económico. Asimismo, la dirección privilegia los primeros planos, el manejo de luz y los escenarios, que le dan fuerza a la trama y conducen al efecto que se quiere provocar.

Entre los protagonistas ocupa el primer lugar, por mucho, Patricia Kovács. La actriz de 39 años, nacida en Budapest, encarna a la prostituta que deambula entre lo refinado y lo ordinario; lo diabólico y lo divino; y la seducción y el rechazo. Representa a la típica Femme Fatale que conducirá irremediablemente a la decepción y en ocasiones a la muerte.

Salva el filme, además, una bella adolescente llamada, Laura Döbrösi. El éxito de la joven de 24 años, nacida también en Budapest, consiste en dar vida a un personaje cuya candidez no termina de convencer en virtud de una mirada que conjuga la inocencia y la sensualidad. Esa ambigüedad de conducta le da un aura que redundará en beneficio de la puesta en escena.

Insistamos en que “La muchacha húngara” no formará parte de las películas con pedigrí en la historia del cine, pero es justo reconocer a sus productores el esfuerzo por hacer planteamientos que, superando la historia narrada, conducen a la reflexión. Y esto ya es demasiado en una industria que no solo no piensa, sino que ha hecho de la taquilla su motivación principal y su “leitmotiv”.

¿Qué hace redimible la película? En primer lugar, la puesta en escena de unos personajes indefinibles. Los protagonistas de la historia, odian, celan, codician, mienten y están llenos de sensualidad y lujuria. Pero también aman, se enternecen, reclaman justicia y sufren en su maldad. No son complacientes ni inescrupulosos. No hacen pacto con la maldad. Son en resumidas cuentas, seres humanos que caminan entre contradicciones. Como nosotros.

El director parece no ser maniqueo y deja a criterio del auditorio el juicio valorativo de la conducta de sus personajes. Un ejemplo de ello, lo constituye la actuación de la ama de llaves, Dorka Gryllus, cuyo comportamiento quizá sea el más oscilante. Una combinación de mujer religiosa, devota y muy inclinada a la bondad, con una suerte de frustración existencial que la conduce al resentimiento y escapes emocionales en la que no se priva tampoco de relaciones lésbicas.

El filme da voz al desajuste de relaciones entre hombres y mujeres que quizá sea también una preocupación global. Si bien la película muestra el lado frágil de hombres que aman sin medida, caracteriza la crueldad fálica que, en palabras y hechos, desprecia a la mujer. Tal es el papel representado por János Kulka, el amante millonario incapaz de dar ternura, el viejo vulnerable y el niño caprichoso.

Por lo demás, en medio de la aparente decadencia moral, los personajes dan visos de cierta formación estética. Así, la mayor de las prostitutas desea representar teatralmente a Juana de Arco. Pero aún más, tiene una relación adúltera con un joven poeta a quien valora profundamente por la calidad de sus textos. Y, por si fuera poco, hay en su casa un piano y un conjunto de discos que en su momento se descubre que son de música clásica.

Como puede ver, la película tiene elementos que la hacen atractiva y, de tener tiempo, digna de su consideración. Si le interesa lo técnico, el filme fue estrenado en Hungría en diciembre del 2015, pero a nosotros ha llegado (México, Argentina y Brasil) en agosto de este año. Dura una hora con veintiocho minutos. Y se ha hecho acreedora de quince premios y cinco nominaciones.

Vaya a verla.

Artículo anteriorLa obra de Juan Pensamiento
Artículo siguienteA beneficio de los niños