Edgar Degas

(1834-1917)

Degas acudía con asiduidad a la Ópera de París, como espectador, pero también entre bastidores, a la sala de la danza, donde lo introdujo un amigo músico de orquesta. En dicha época todavía se trataba del edificio de la calle Le Peletier, y no de la Ópera diseñada por Garnier, que pronto la sustituirá. A partir de comienzos de los años 1870 y hasta su muerte, las bailarinas ejerciendo durante los ensayos o en reposo, se convierten en el tema de predilección de Degas, incansablemente recuperado con numerosas variaciones en las poses y los gestos.

Paul Valéry escribió: «Degas es uno de los pocos pintores que tanta importancia hayan dado al suelo. Tiene unas tarimas admirables». Parece muy acertado, ya que para las bailarinas la tarima, debidamente mojada para evitar deslizarse, es el principal instrumento de trabajo.
(Con información del sitio digital del Musèe d´Orsay)

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