“En América Latina estamos definitivamente retrasados en investigación”

Roberto Hernández Sampieri no necesita mayor carta de presentación. Desde hace algunas generaciones su libro, “Metodología de la Investigación”, ha sido una especie de vademécum para los novicios de la investigación científica en los centros de estudios superiores. La Hora lo ha entrevistado aprovechando su más reciente visita a Guatemala, para consultarte de temas que pueden interesar a los lectores del Suplemento Cultural. En la entrevista, Hernández Sampieri, acompañado de la responsable del cuidado digital del texto, Paulina Mendoza Torres, habla de sus orígenes como investigador, su vocación intelectual, el estado de la investigación en América Latina y su preocupación sobre la enseñanza de la investigación entre los jóvenes.

Comencemos por conocer quién es Roberto Hernández Sampieri. Cuéntenos ¿cómo fue que llegó a la investigación?

Es una persona común y corriente, como cualquiera que le interesa la investigación y que continúa hasta hoy siendo su pasión. Los orígenes de ese interés viene de hace muchos años. Primero, en cursos de investigación que, como todo en la vida, te va llevando de un lado hacia otro. Yo cuando estaba estudiando mi licenciatura o pregrado, tuve un buen profesor de investigación quien me pidió que fuera su profesor adjunto. Con el tiempo, tuvo que marcharse a la Universidad de Stanford para estudiar su posgrado y, como resultado, me pidió que me hiciera cargo de la cátedra de metodología de la investigación en la Universidad de Anáhuac, donde estudié mi carrera, la de Ciencias de la Comunicación. Por supuesto, yo acepté el reto.

Desde estudiante empecé a dar mis primeros cursos de investigación y a adentrarme en esto a través de consultorías en comunicación. Al graduarme entré en un despacho de investigación y después me fui a vivir a Colombia un par de años en 1982. Estuve trabajando en los primeros censos nacionales y estudios de opinión para la Dirección de Impuestos Nacionales del Ministerio de Hacienda de Colombia.

La enseñanza ha sido siempre parte de mi vida desde joven. Cuando yo estudiaba la secundaria, me ofrecí para ser capacitador, alfabetizador en poblaciones indígenas. Y de ahí me surgió el gusto. Poco a poco fui avanzando. Comencé a sistematizar mis notas de profesor de investigación. A mí me llamaba la atención que los libros de metodología, algunos muy buenos, por ejemplo el de un maestro que tuve, Fred Kerlinger, explicaban la investigación, pero ninguno como un proceso: paso uno, paso dos… Y entonces me preguntaba a mí mismo, por qué no ver la investigación como pasos, como hacen en otras áreas. Y entonces fue cuando con las notas empecé a hacer el primer texto de investigación: paso uno, idea, planteamiento del problema… y desarrollar un proceso de investigación.

Ya después me quedé publicando varios libros, todos ellos bajo este esquema de proceso de investigación y afortunadamente el libro ha sido exitoso. En parte se debe a esa estructura de proceso de investigación. Y hemos visto que a los jóvenes se les facilita y así me fui metiendo. Paralelamente he hecho otras actividades, locuras las llamaría yo. Por ejemplo, fui director de cinematografía de Gobernación, de la Secretaría de Gobernación en México. Me metí al mundo del cine, con los actores, con los cineastas, para hacer un estudio, siempre enfocado en la investigación. Me tocó crear los criterios para clasificar las películas. Sucede que antes, en México se juntaban funcionarios y decidían, sin ninguna base, la clasificación de las películas.

Recuerdo que me tocó decidir sobre una película que fue muy polémica, “El crimen del Padre Amaro”. En esa ocasión algunos opinaban que era clasificación C, para adolescentes. A partir de esa película me llamaron e hicimos una gran investigación de qué criterios se tenían en todo el mundo, qué lo sustentaba, hacer análisis de contenidos, formatos, para evitar polémicas. A raíz de esos se crearon los criterios. Después cualitativamente se consensuaron con toda la comunidad cinematográfica, con directores que ahora son muy famosos porque han ganado el Óscar, con actores… y ahora esos criterios están publicados desde 1992. Por ello no ha habido ni una sola discusión pública. Muy distinto a lo que sucedía antes, pues los medios reclamaban que el ministerio era muy conservador. Como hay un respaldo científico, cuando ya se da una clasificación es porque está bien estructurada. Y así me he metido en el mundo de las consultorías. Por otro lado, mi afición es la colección de música.

¿Cuántas ediciones lleva su famoso libro de investigación?

Van seis ediciones. En este momento precisamente estamos trabajando en la séptima edición que va a ser completamente novedosa. Creo que una característica que ha tenido el libro es que cada edición ha sido diferente. La primera edición fue el proceso de investigación cuantitativa. La segunda, metimos algo de cualitativo. La tercera, ya pusimos dos procesos, el cuantitativo y el cualitativo. A partir de la cuarta, empezamos a enfocar el mixto. Y en la quinta, ya fue nuestra propuesta de investigación mixta que es en la que nosotros creemos. La sexta, alguna propuesta de cómo plantar propuestas de investigación. Y ahora la séptima.

El libro, y esto es algo que debemos aclarar de esta nueva edición, no es únicamente la parte impresa. Lo impreso es una sexta parte de lo que verdaderamente constituye la obra. En la página web es donde hay mucho más material. La cuarta edición parecía un tabique, un libro muy grande. Una vez vi cómo una muchacha tenía dificultad para cargarlo y meterlo en la mochila, le pesaba mucho. Entonces dijimos, obviamente tenemos que reducirlo de tamaño porque ya ha crecido demasiado. Por ello, cierto material se metió en un CD para la quinta. Para la sexta, entonces, se metió ya en una página web que tiene muchísimo más.

Paulina que me acompaña y es la editora de la página web, nos lo puede explicar.

“Es un sitio que complementa todo el material del libro. Hemos colocado todas las actualizaciones, como material complementario de los capítulos que ustedes ya conocen en el libro impreso, manuales de investigación en otras disciplinas, la mecánica de trabajo del libro del doctor Roberto, software, manuales para software, manuales de SPSS, de ATLAS.ti… son como esas herramientas que van a apoyar todo lo que hace el docente. Incluyendo trece capítulos adicionales”.

Esos capítulos adicionales son importantes. La gente a veces nos dice, “al libro le falta un capítulo de estudio de casos, no enseña sobre cómo hacer un proyecto o protocolo de investigación, ni tampoco tiene nada sobre el tema ético”. Pues mire, en la web tenemos toda esa información que la gente nos ha solicitado.

¿Cuál es el siguiente paso? ¿En qué se encuentran trabajando ahora?

Queremos hacer un libro completamente gráfico. Hemos hecho algunas apuestas un poco arriesgadas. Por ejemplo, quitamos las fórmulas en esta edición. No encuentran ninguna ahora. Una fórmula conceptual de medición, pero conceptual. Hemos visto que, sobre todo en ciencias sociales, se alejan de eso, ven fórmulas para calcular la muestra y eso y tenemos un software para calcularla en la página Web. Esta edición es muy gráfica, bajo la noción de ruta, más que enfoque para la investigación. Es decir, tomas tu mochila y te vas a hacer tu investigación cuantitativa, cualitativa o mixta.

Nosotros creemos que la investigación es investigación. Nunca hemos estado de acuerdo en esta diferenciación entre investigación cualitativa y cuantitativa. Porque, por ejemplo, un ingeniero para planear no es cierto que nada más haga un estudio cuantitativo de suelos, también consulta a expertos y eso ya es cualitativo. O el ejemplo que siempre ponemos, la investigación de la caída de un avión. Tú no dices, como yo soy cuantitativo, no me importa la comunicación de la cabina de pilotos con la torre de control… no se puede, eso también te sirve. Entonces, creemos que la investigación la determina el planteamiento del problema, el contexto y las necesidades. Hay que estar abiertos.

¿Cuál es el contexto, la situación actual de la investigación en América Latina?

En América Latina estamos definitivamente retrasados en investigación. Lo primero es que no generamos investigación. Ningún país, antes era Brasil, estaba arriba del 1% del PIB dedicado a la investigación y al desarrollo tecnológico. ¿Qué es lo que logra esto? Pues que si tú ves, por ejemplo marca de celulares, Apple, Samsung, o lo que sea, cabría preguntarse por qué no hay marca de celulares Quetzal 2, Azteca 4… entonces, seguimos consumiendo.

Nos hace falta definitivamente hacer investigación. Si no, seguiremos subiéndonos a automóviles japoneses y no a automóviles guatemaltecos o nicaragüenses, mexicanos o argentinos. La situación es grave. Sin embargo, la situación de la enseñanza es más, porque al joven no le estamos vinculando la investigación con su desarrollo profesional. Esto es algo que trae nuestra próxima edición. Queremos que el joven vea la investigación como una herramienta que va a trabajar día a día. Porque como periodista, psicólogo o médico necesitas la investigación.

Nosotros decimos, un médico hace una investigación de cada paciente. ¿Por qué los diagnósticos son tan malos? pues porque no saben de investigación. Nosotros decimos que un joven debe tener un marco teórico permanente, es decir, estar actualizado en su profesión. El ingeniero civil saber de la maquinaria que hay para construcción, de las novedades. La dentista, la odontóloga, saber qué nuevos materiales hay. Los médicos, qué nuevos medicamentos. Es que hay jóvenes que por no saber de investigación, ni siquiera pueden leer un artículo científico.

Un médico que quiera ser reumatólogo, a la hora de leer un artículo que le diga “la correlación entre la variable creatinina y el nivel de creatinita. Y el riesgo para este paciente es del .85 significativo…” ya no sabe, se pierde.

¿Qué cualidades debe tener una persona para investigar?

Una sola: ganas. Eso es todo. Creo que el conocimiento de técnicas y eso, se da, pero si hay motivación. Pero como no hemos vinculado la investigación con el desarrollo profesional de los estudiantes, no les ven ninguna utilidad. Los milenial no están interesados en trabajar en empresas, sino poner sus negocios, emprender, pero para eso necesitan investigación. Para crear una empresa, abrir un producto, necesitan de la investigación.

Entonces, lo que queremos es meter en la investigación al joven, pero que le vean cómo les va a servir en la vida. Porque finalmente si les sirve, ven su utilidad, terminan necesitándola. Por ello, requerimos de fortalecerlos, porque los jóvenes no compran libro de investigación, no leen sobre investigación, no se meten en proyectos de investigación. Luego, los profesores es un castigo dar una clase de investigación. No digo en una universidad particular, ese es el panorama en América Latina. Por ello, necesitamos fortalecer la educación, la enseñanza científica y tecnológica para resolver los grandes problemas que tenemos de inseguridad y de pobreza. Pero también la investigación para resolver los problemas del día a día.

¿Cómo se puede fortalecer la enseñanza de la investigación?

Creo que lo primero es una cultura de investigación. Pero real, no en el discurso. Yo he escuchado, por ejemplo, a algunos rectores de universidades decir, “sí, la investigación es una de las funciones más importantes, al nivel de lo más alto de nuestras opciones…”. Y resulta que en los hechos no pasa nada. Entonces, tiene que fortalecerse una cultura, los programas de investigación y la lectura sobre investigación.

¿Qué le recomienda a los jóvenes y a los investigadores, docentes y académicos, gestores que están en la academia para incentivar la investigación?

Primero, crear conciencia de que es una herramienta para el joven que vaya a ser científico, investigador, profesionista o emprendedor. Que creemos conciencia de que sí les va a servir la investigación. De que profesionista con un perfil, no que vayan a dedicarse a ser investigadores profesionales, pero que sí van a utilizar la investigación como herramienta en su vida diaria. Segundo, desarrollar sistemas de enseñanzas adecuados, divertidos. La enseñanza de la investigación debe ser divertida. Si se las hacemos divertida, con mejores textos. Que lean, no solo textos de investigación como el nuestro u otros, sino que lean sobre su profesión, que se suscriban a revistas, algunas gratuitas. Y se mantengan a la vanguardia y tengamos perfiles muy distintos y mucho mejores profesionistas, competitivos mundialmente.


PRESENTACIÓN

La formación científica de los estudiantes se ha convertido en un tema capital en la reflexión filosófica de los sistemas educativos actuales. Los tiempos exigen no solo una mente especulativa y abstracta, sino creativa, capaz de resolver los conflictos presentes en todos los ámbitos de la vida. Por ello, la investigación es parte esencial de la formación desde la más tierna edad escolar.

Sin embargo, no siempre el sistema escolar ha estimulado la investigación. Los críticos aluden desde una falta de visión de programas desadaptados a las necesidades de hoy, pasando por la limitada inversión, hasta la deficiente preparación del profesorado. Esos escollos hacen que los estudiantes en general carezcan de la imaginación creativa requerida para visualizar un mundo alternativo y distinto.

La Hora, desde su Suplemento Cultural, quiere contribuir con el debate y la generación de ideas, a través de la entrevista realizada al reconocido intelectual, Roberto Hernández Sampieri. El profesor enfatiza la importancia de la investigación no solo en las universidades, sino en la cotidianidad misma. Por ello insiste en vincularla con la vida, los problemas ordinarios, las prácticas de emprendimiento y, por supuesto, en la propia profesión.

Esta edición cuenta además con un artículo que explica la actividad de “La otra banqueta”. Roberto Samayoa, su director, se refiere tanto a las a las diferentes iniciativas de la organización como sus intenciones, encaminadas al diálogo y discusión de ideas en beneficio de la convivencia social.

Asimismo, el Suplemento cuenta con una reseña literaria y cinematográfica, en esta ocasión a cargo de Carlos René García Escobar y Eduardo Blandón. Un espacio de expresión poética a cargo de Giovany Emanuel Coxolcá Tohom, recientemente galardonado por la Editorial Universitaria de la Universidad de San Carlos. Y, por último, un examen crítico de la realidad hospitalaria nacional a partir del trabajo fotográfico Luis Felipe Milián, realizado por Miguel Flores.

Deseamos para usted una feliz lectura y un merecido descanso. Hasta la próxima.

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