Por Salazar Ochoa

Muchos recuerdan dónde estaban y qué andaban haciendo el día en que dimos los primeros pasos en la Luna. Yo no sé por qué, pero tengo bien presente que estaba jugando con mis hot wheels en la sala cuando escuché en la radio sobre el operativo policial contra Pablo Escobar en diciembre de 1993.

Más de veinte años después en el marco de la XIV edición de Filgua, el hijo de Pablo Escobar, ahora llamado Juan Sebastián Marroquín Santos visitó ciudad de Guatemala para presentar su más reciente publicación “Pablo Escobar, In Fraganti”, el segundo libro sobre su padre luego de la aparición en librerías de “Pablo Escobar, mi padre” en 2014. En este segundo libro, el primogénito de Pablo Escobar se embarca en una investigación que lo lleva a recorrer Colombia para entrevistarse con algunos personajes del bajo mundo en su intento por reconstruir algunos episodios desconocidos de la vida de su padre.

Elí Orozco y yo nos reunimos con Marroquín Santos en un hotel de la zona 10 para conocer de cerca algunos detalles alrededor de “Pablo Escobar, In Fraganti”. Elí tenía la vana esperanza de encontrarse con un poderoso criminal amo de las rutas de distribución de droga desde Sudamérica, sin embargo, no pude hacer menos que decepcionarlo cuando le comenté antes de llegar a la entrevista sobre el camino completamente distinto que Marroquín Santos decidió seguir.

¿Vos ya tenías algún tipo de experiencia literaria antes de comenzar a escribir sobre la historia de tu papá?

No, yo le dije a la editorial cuando me quiso contratar que yo escribía bonitas cartas de cumpleaños. Escribir libros era otro cuento muy distinto.

¿Cuál es la intención detrás de escribir sobre Pablo Escobar?

El ejercicio de escribir me ha permitido no solo reconocer los hechos criminales de mi padre sino tener la capacidad de plasmarlos, es un proceso difícil de enfrentar y creo que me ayuda a resignificar y a descubrir nuevamente a la persona que había dentro de mi padre.

No escribo con un ánimo de revanchismo; las menciones que hago con nombres propios son de personas que ya murieron. La intención de todo esto es poner en evidencia cuál es el resultado del prohibicionismo, es decir, estos libros de Pablo Escobar no existirían, no habría una sola página sin el prohibicionismo que fue el garante de la enorme rentabilidad de ese negocio que mi padre aprovechó. Obviamente eso no lo exime de la responsabilidad de sus actos criminales pero sí permite entender cuál fue el contexto y la fórmula política que le permitió a él ser tan poderoso económica y militarmente. Sin la prohibición era imposible que la figura de Pablo Escobar saliera de las zonas campesinas de Colombia.

Según lo que estás diciendo, interpreto que estás a favor de la legalización de las drogas…

Absolutamente, pero más que legalización a mí me gusta más la palabra regularización porque las drogas están legalizadas desde hace mucho rato. Por qué digo que están legalizadas, porque es que si pedimos drogas ahora hasta acá nos las traen. Prohibamos la pizza y vas a tener una guerra entre pizzeros, vas a tener una violencia y la pizza va a subir de precio, va a ser más rentable y le van a bajar la calidad. Le van a meter menos queso o queso vencido y sus traficantes van a ganar más, la salud de los consumidores va ir en detrimento, la corrupción aparecerá, la policía le cobrará su cuota al pizzero de turno, el pizzero de al lado mandará a matar al otro porque esa es su zona, es su barrio y es lo mismo.

El problema no está en el producto, el problema está en la demonización que propone la prohibición. Criminalizar el consumo solo ha garantizado que las cárceles se llenen de consumidores y no de los verdaderos capos. Y meter a los capos a las cárceles tampoco soluciona el problema. Llevamos cien años ejercitándonos en el prohibicionismo y los resultados están a la vista. Perdimos la cuenta de cuántos carteles han sido desmantelados, capos como mi padre, ahora el Chapo y ese gran espectáculo mediático. ¿Cuántas drogas hicieron falta al día siguiente de la detención de este señor? ¿O cuánto subió el precio de la cocaína? si es que verdaderamente se le dio un durísimo golpe al narcotráfico como fue presentado.

Vos mencionás en este libro que probaste la mariguana cuando tenías 28 años… La cocaína, ¿Alguna vez la probaste?

Jamás. La única vez que estuve en contacto con la cocaína fue cuando me tuve que encerrar en la cárcel de La Catedral porque mi padre me lo exigió en virtud de que la policía de Colombia me iba a secuestrar. Él me dice “el único lugar donde la policía no te puede secuestrar es en la cárcel a mi lado”. No me quedó opción y apareció la Ley de Murphy cuando justamente llegó a la cárcel y me comienza un dolor de muela. No podía bajar porque me secuestraban, entonces mi padre ordena que traigan cocaína y pusieron un kilo sobre la mesa, él me dice “no te va a pasar nada simplemente úntalo en el área que te duele y hasta luego el dolor de muelas”. Hasta allí me llegó.

Le tenés alguna animadversión o la reconocés como una sustancia que podría hacerte daño…

Mi propio padre me educó. Él me decía que eso era un veneno para vender pero no para consumir. El no consumía. Yo tenía 8 años cuando me contó que había probado la mayoría de drogas que existían, incluso me dijo “Si algún día tienes curiosidad y no te aguantas prefiero que las pruebes conmigo y no con tus amigos”. Eso me quitó la curiosidad, mi padre legalizó las drogas para mí entonces adiós tabú.

No vi El Patrón del Mal porque no me gustó, pero en cambio Narcos si me atrapó. ¿Cómo ves la caracterización que hace este tipo de series de televisión sobre Pablo Escobar?

¿Viste Betty La Fea? Para mí la versión de televisión que hizo Caracol se me asemeja como a Betty La Fea de Pablo Escobar, parece una tragicomedia, no es algo que para nada tiene qué ver con la realidad. Brillan por su ausencia en ambas series nombres como los de Barry Seal o rutas como las de “El Tren”, esas nadie las vio. En todos los libros y películas sobre Pablo Escobar esas historias no las encontraras.

Yo no me opongo a que se hagan series o películas sobre la historia de mi padre. Mi oposición es a la glorificación criminal que él llevó adelante en vida y que para lo único que contribuye es para que se sumen más adeptos a pensar que ser un Pablo Escobar es una buena idea y es un buen proyecto de vida. El triste mensaje que dejan estas series es cambiar el sueño de los jóvenes. Antes los jóvenes querían ser estrellas de un equipo de fútbol o estrellas de cine o baloncesto o de lo que quieras, ahora quieren ser como Pablo Escobar, ese es el triste legado de las narco series de hoy en día.

Si estas historias las hubieran contado como realmente las vivimos, estoy seguro que hubieran tenido idéntico o mayor éxito aún y el mensaje que le hubiera quedado a la sociedad sería un mensaje de autocrítica, de reflexión, de conciencia.

¿Cómo interpretás que en el proceso de paz en Colombia se haya dado ese retroceso cuando ganó el no en el plebiscito el año pasado?

Hay demasiadas cosas en el tintero. Primero, 50 mil colombianos inclinaron la balanza a favor de la guerra. Segundo, después se revelaron manipulaciones políticas sobre los acuerdos para favorecer el NO, y en tercer lugar, con todo respeto para quien haya hecho la pregunta, un idiota a quien se le haya ocurrido salir a preguntarle a un país “¿Ustedes quieren guerra, están contentos con la guerra, nos seguimos matando o hacemos la paz?” ¡Por dios! Este es un derecho constitucional, esa pregunta no se hace, la paz es la que se hace. Es tu obligación como funcionario garantizar la paz de tus ciudadanos. Hazla y anúnciala, no le preguntes a la gente si la quiere o no la quiere porque hay muchas personas que viven de la guerra y tienen más poder que la mayoría. Ese NO está más representado por los amigos de la guerra que son muy poquitos que por los amigos de la paz que somos mayoría en Colombia.

Yo no me opongo a que se hagan series o películas sobre la historia de mi padre. Mi oposición es a la glorificación criminal…
Juan Sebastián Marroquín Santos, autor de “Pablo Escobar In Fraganti”.

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