Por MIKE CORDER
ÁMSTERDAM
AGENCIA/AP
El Museo Van Gogh de Ámsterdam recibió esta mañana dos obras del maestro holandés que fueron arrancadas de sus muros en un robo nocturno hace más de 14 años.
«Han regresado», dijo el director del museo, Axel Rueger. Su retorno es uno de los «días más extraordinarios de la historia de nuestro museo».
Los cuadros, «Vista del mar en Scheveningen» (1882) y «Congregación al salir de la Iglesia Reformada de Nuenen» (1884-85) fueron hallados el año pasado por la policía italiana que investigaba a presuntos mafiosos por tráfico de cocaína.
No fue fácil hallarlos. Los dos cuadros estaban envueltos en telas de algodón, guardados en una caja y ocultos detrás de la pared en un baño, dijo el general de la policía financiera Luigi D’Alfonso, presente en el museo para la ceremonia de la develación.
Los hallaron en una granja cerca de Nápoles donde la policía incautó bienes por valor de unos 20 millones de euros, incluidos terrenos, apartamentos y una avioneta. Los investigadores dicen que los bienes están vinculados con dos capos de la Camorra, Mario Cerrone y Raffaele Imperiale.
«Después de años envueltos en la oscuridad, vuelven a brillar», dijo el ministro holandés de Educación, Cultura y Ciencia, Jet Bussemaker, en momentos que una pantalla anaranjada se deslizaba y aparecían los dos cuadros detrás de un muro de vidrio.
El ministro italiano del Interior, Angelino Alfano, dijo el año pasado que los dos cuadros estaban entre las obras de arte más buscadas del mundo, en la lista del FBI de los 10 delitos artísticos más graves.
Serán exhibidos en el museo antes de someterlos a trabajos de conservación, aunque el daño sufrido es menor, considerando que los ladrones que entraron al museo a través de una ventana en 2002 los arrancaron de sus marcos.
El paisaje marino de Scheveningen, con un bote pesquero en un mar agitado bajo un cielo nublado y gris típicamente holandés, es una de las obras más tempranas de Van Gogh y la única en la colección del museo de las que realizó durante su residencia en La Haya. Le falta un pequeño fragmento rectangular de la esquina inferior izquierda.
El cuadro de la iglesia en Nuenen es una escena de la aldea donde vivían sus padres.
«Era un regalo para su madre, por eso tiene un carácter muy personal y emotivo», dijo Rueger.