Por Elena Box
Madrid
AGENCIA/dpa

Autor de títulos fundamentales del cine español como «La caza» o «¡Ay, Carmela», Carlos Saura cumple mañana 85 años convertido en un clásico que no parece tener ganas de abandonar la cámara. Para mirar al pasado ya están sus películas, marcadas por una mirada íntima, metafórica en unas ocasiones e irreverente en otras, en las que la fotografía y la música desempeñan un papel clave. A él le importa lo que está por venir.

«Hay dos formas de vivir: o vives con el pasado o vives en el presente y hacia el futuro, y a mí el pasado no me interesa demasiado», explicó en 2015 a dpa en el Festival de Venecia, donde presentaba el documental musical «Zonda, folclore argentino». Por eso, ya no ve sus películas, aunque seguramente tampoco tendría tiempo: el año pasado estrenó «Jota de Saura», un homenaje a la música tradicional de su tierra en el que, como en «Zonda», continúa la senda que arrancó hace más de dos décadas con «Sevillanas».

Además, actualmente tiene entre manos un documental sobre el arquitecto Renzo Piano y el Centro de Arte Botín que ha diseñado para Santander, en el norte del país. Y según confirmó en la última edición de Cannes, espera poder arrancar ya con su ansiado proyecto «33 días», sobre el proceso de creación del «Guernica» de Pablo Picasso, del que precisamente este 2017 se cumplen 80 años. Antonio Banderas ya ha confirmado su interés en dar vida al genio cubista y se especula con Gwyneth Paltrow para el papel de Dora Maar.

Nacido en Huesca el 4 de enero de 1932, el recuerdo de su infancia en zona republicana durante la Guerra Civil lo marcaría profundamente. Ya instalado en Madrid, abandonó sus estudios de ingeniería espoleado por su hermano, el pintor Antonio Saura, para dedicarse a su primera vocación: la fotografía. Y dos años después del cortometraje documental «Cuenca» (1958), dio su salto al cine sobre la alfombra roja de Cannes con «Los golfos», cuyas imágenes «resultan precursoras del futuro Nuevo Cine Español», como reconocía ya en 1992 la Academia al entregarle su Medalla de Oro.

Una década más tarde llegó la película que marcó su carrera y su despegue internacional: «La caza» (1966). Esta áspera reflexión sobre las heridas de la Guerra Civil le valió el Oso de Plata como mejor director de la Berlinale y supuso el inicio de una fructífera relación con el productor Elías Querejera. Con él filmó también «Pepermint frappé» (1967), en la que plasmaba simbólicamente las frustraciones del español medio, sobre todo en el terreno sexual, y que protagonizó la que fue su pareja, musa y madre del tercero de sus siete hijos: Geraldine Chaplin.

Más aclamado fuera que dentro de casa, Saura siguió ahondando en las distintas facetas de la memoria en películas como «La madriguera» (1969), «El jardín de las delicias» (1970) o «La prima Angélica» (1973), por la que se alzó con el Gran Premio del Jurado en Cannes. Su comedia dramática «Mamá cumple 100 años» fue nominada en 1980 al Oscar a la mejor película de habla no inglesa y, un año más tarde, se coronó con el Oso de Oro de la Berlinale por «Deprisa, deprisa». En ella, refleja de manera fría y testimonial las vidas de cuatro jóvenes marginados, marcados por la droga y la delincuencia.

De su afición por la música y su buen oído -su madre era pianista- surge en la primera mitad de los 80 una aclamada trilogía sobre el arte flamenco: «Bodas de sangre», la exitosa adaptación de «Carmen» (nominada también al Oscar) y «El amor brujo», todas ellas protagonizadas por el bailarín y coreógrafo Antonio Gades. Y desde otra perspectiva, retomaría más tarde esa admiración por el cante jondo en «Sevillanas» (1992), «Flamenco» (1995) y «Flamenco, flamenco» (2010), que junto a sus aproximaciones al tango y el fado conforman un género propio del musical-documental.

Desde su regreso a la Guerra Civil con «Ay, Carmela» (1990), por la que se alzó con 13 premios Goya, a sus «ensayos sobre personajes» como «El Sur» (Borges), «Goya en Burdeos», «Buñuel y la mesa del rey Salomón» o la reciente «Io, Don Giovanni» (Mozart), Saura no ha dejado de recibir el aplauso de la crítica y ha sido distinguido con galardones como la Concha de Oro honorífica del Festival de San Sebastián a toda su trayectoria (2007). Una trayectoria de casi 50 títulos que, al menos por ahora, no tiene visos de punto final.

“Hay dos formas de vivir: o vives con el pasado o vives en el presente y hacia el futuro, y a mí el pasado no me interesa demasiado”.
Carlos Saura, cineasta español.

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