Por Julio Calvo Drago

Cierta vez, a un adolescente roquero le dejaron de tarea en la clase de Sociales escribir un ensayo sobre la democracia. Nuestro muchacho se sentó frente a la laptop, hizo clic en el ícono de Google, activó el buscador por medio de la voz y pronunció, lo más claramente posible, «democracia».

Pero el buscador, que solo hablaba inglés, le entendió «demon crazy». De inmediato le desplegó una atiborrada serie de demonios, monstruos infernales y portadas de discos de «heavy metal». «¡Far out!», exclamó el muchacho, quien pronto empezó a navegar en aquel ciberocéano de datos satánicos, de los cuales tomó inspiración para finalmente escribir su ensayo.

La maestra de Sociales leyó ese ensayo (no sin fruición y asombro, cabe decir) y se quedó perpleja ante aquella tesis del adolescente de que la democracia es un «rockstar» que persigue quimeras y termina sentando locos endemoniados en las sillas presidenciales. La docente se sonrió al principio, pero al final reflexionó sobre las palabras de su alumno y no pudo sino otorgarle una calificación de diez sobre diez.

Julio Calvo es un guatemalteco que nació en 1969, cocina textos como este de vez en cuando, redactó esta minibiografía a la carrera y odia que la gente hable de sí misma en tercera persona.

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