Por Maya Juracán

En los años 50, en Europa, estaba en auge el arte moderno, mientras que en los Estados Unidos este era visto como algo atroz que no llegaba a interesar, el mismo presidente Truman dijo “Si esto es arte, yo soy un Hottentan”, pero a pesar de eso en esos años surgen artistas como Jackson Pollock, Robert Motherwell, Willem de Kooning y Mark Rothko. Su arte es visto como un “arte moderno” que trasciende la intelectualidad, de ahí surge el rumor de que estos artistas trabajaban a favor de la CIA, pese a que todos ellos eran considerados ex comunistas.

Es importante preguntarnos ¿Qué buscaba la CIA? A principios de los años 60, la libertad de expresión en los Estados Unidos se había hecho una palabra ambigua aunque estaba expresa en “la primera enmienda” (www.cato.org), la cacería de brujas que se hizo contra los comunistas, pasaba por encima de los derechos resguardados por esa enmienda.

Estados Unidos tenía como objetivo dos cosas fundamentales:

1. Enfatizar la libertad de expresión en las Américas, esto los iba a colocar a un nivel intelectual superior, además expresaría que en el continente hasta el arte ejercía su libertad de pensamiento, muy diferente ante el “realismo social” promulgado por Rusia. Como lo dice Donald Jameson, exoficial de la CIA en su entreviste en El Independent. “El expresionismo abstracto hacia ver al realismo social estilizado y rígido y más confinado de lo que era” ( Frances.2010)

2. La CIA se percató que para construir un liderazgo mundial debía entrar en la dirección artística-cultural, esto lo reafirma el historiador francés Stornor Sauders en su libro “La Guerra Fría Cultural”( elcultural.com. 2010)

El presidente Dwight D. Eisenhower en cambio se expresa diferente del expresionismo abstracto cuando dice: “El expresionismo abstracto resultó ser manifestación del espíritu de la libre empresa que había hecho grande a los Estados Unidos” (M. Carlos Tur Donatti. 2004) este le da otro sentido y toma esta corriente artística como un gancho económico.
A toda esta corriente de conspiración se le dio el nombre de Correa Larga. En la Correa Larga se enfatizaría el arte del expresionismo abstracto por todo el mundo, iniciando un verdadero Plan Marshall, para lograr todo esto se necesitaban recursos intelectuales y montos millonarios. Es por eso que se reclutó a profesionales de Harvard y Yale a la par del millonario Rockefeller; estos iniciaron con una estrategia llamada “Fachadas Culturales”.

Estas fachadas aparentemente financiaban a artistas del expresionismo abstracto, pero en realidad la CIA manejaba fondos usando la máscara de distintas fundaciones como la Fundación Rockefeller y la Fundación Ford, con esos recursos también se creó el Museo de Arte Contemporáneo MoMa a la vez que las grandes revistas especializadas escribían maravillas de los museos neoyorquinos.

Así se pensó llevar esta ideología artística a Europa, pero los europeos se dieron cuenta y denominaron esta tendencia artística como “El nuevo enclave de los estadunidenses” y a los pintores se les llamó “Los doce apóstoles de Forest Dulls” (www.voltairenet.org)
En Latinoamérica, según Eugenia Mudrovicic (www.revistasculturales.com), la CIA se involucró más en la literatura y dejó descuidados a los pintores. Dentro de esta historia de conspiración existen dos personajes que se ven ligados directamente con América Latina: El presidente Eisenhower y John Foster Dulles, estos dos dirigentes fueron pintados por el muralista Diego Rivera en 1955 en un mural donde se denuncia la renuncia del gobierno de Árbenz y el regreso de UFCO, al territorio guatemalteco.

La obra llamada «La Gloriosa Victoria» estuvo perdida por más de cincuenta años y es un ejemplo que deja en evidencia la conspiración de la CIA durante la Guerra Fría, el nombre de la operación utilizada en Guatemala se llamó «Éxito» y consistió en acusar al gobierno de Jacobo Árbenz de comunista para colocar a un gobierno que favoreciera los intereses de Estados Unidos y a la United Fruit Company (UFCO). La representación de los murales de Diego Rivera según V. Gálvez (2010) está cumpliendo una acción pedagógica utilizando un realismo social que plasma acontecimientos de la época simbólicos y directos.

Analizando la obra en el centro: se aprecian los principales líderes, John Foster Dulles, secretario de Estado de los Estados Unidos, este estrecha la mano de Carlos Castillo Armas quien está vestido de civil, este aparece inclinado haciendo una reverencia y susurrando al oído. En la representación también aparece Allan Dulles hermano de John y director de la CIA.

En traje de campaña está John Peurifoy, junto a varios oficiales y soldados del Ejército guatemalteco. La Iglesia también está implicada en esta conspiración y Diego Rivera lo enfatiza pintado al arzobispo Rossell y Arellano.
En la obra también se ve una plantación de banano que hace referencia a la UFCO. Dentro de la línea figurativa aparecen varios íconos e imágenes con una tendencia de prioridad de representación o sentido.

Un ejemplo de esto es una bomba atómica con la cabeza del presidente Eisenhower, para hacer más explícita esta simbología se agregan dólares que se reparten y son recibidos por la gente. Otra alegoría más dramática son los cadáveres de niños y niñas, adultos asesinados, y en unas cárceles campesinos e indígenas hondeando la bandera guatemalteca.

Dentro del mismo destaca una mujer con blusa roja que empuña un arma (y que corresponde a la pintora guatemalteca Rina Lazo, asistente de Rivera que colaboró con la elaboración de la pintura y documentación de la misma.) Del lado derecho, aparece de nuevo una embarcación con la bandera de Estados Unidos. (V.Galvez. 2010)

El arte juega un papel importante en las dos contrapartes de la Guerra Fría, por un lado vemos cómo se utilizó el expresionismo abstracto para intentar manipular las ideas de Europa occidental y en el otro extremo el arte del realismo social contrasta con una explícita denuncia acerca de las intervenciones de Estados Unidos en el gobierno guatemalteco.

Aparte de los ideales de expresión individual cada una de estas obras hizo un camino en la historia de cada país y del mundo entero, con expresiones artísticas se pudo contrarrestar una idea y así mismo hacer una denuncia y se posicionó al arte como generador de cambio social.


Maya Juracán (Guatemala, 1987) Pretenciosa de nacimiento, historiadora por profesión, gestora cultural por necesidad.

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