Por Camilo Villatoro
Esta píldora vale para gente que por cualquier motivo, y de las más diversas formas, se ha descarriado del sendero luminoso de las buenas costumbres o yace marginada de los colectivos humanos en general: personas con posibilidades muy limitadas de transmitir sus genes a las siguientes generaciones, incapaces, incluso, de sobrevivir en la cárcel (lugar que se creía hasta hace poco el último refugio de los marginados conspicuos, pero replanteado por la teoría antropológica actual al quedar demostrado que es solo otra expresión de las relaciones dominantes entre los homínidos sapiens sapiens ilustrados y humanistas, dentro de un coto más o menos vigilado por el Estado; o sea, en la cárcel nunca reina la anarquía ni mucho menos; o sea, los internos marginan a sus símiles como afuera ricos a pobres o agraciados a feos, de no ser los últimos notable mayoría o turba incendiaria; o sea, homo homini lupus hasta nuevo aviso).
1) Saber sobar un ego es la piedra angular de un buen desayuno balanceado. No todos los egos reaccionan a los mismos estímulos, o mejor dicho, de forma positiva. Entiéndase que «saber» implica investigar, analizar y categorizar el tipo de guante utilizado en cada superficie o epidermis egocéntrica.
2) La gente con posgrado de estudios superiores tiende generalmente a la megalomanía. Pese a este defecto epigenético debemos ignorar (actuar con normalidad ante) dicho trastorno, pues bastante desgracia tienen ya. Siempre responder positivamente a su pretensión de anteponer el título académico cada vez que se les nombre.
3) Los autodenominados artistas aplican también al apartado anterior. Durante su presentación en sociedad, e incluso en la tertulia más informal, siempre indicar a los demás la disciplina artística que profesa el individuo en cuestión. Ej.: “Te presento a mi amigo Fulanito. Fulanito es escritor, escribió un libro”. Información imprescindible para los contertulios, aun y que la literatura es una expresión en franca decadencia, superada por fórmulas narrativas más digeribles como la televisión y el meme.
4) En la llamada periferia del planeta (Guatemala, etc.), la gente con grado de licenciatura también aplica para el apartado No. 2.
5) A cierto sátiro -cuyo nombre es preciso olvidar— se le acusa la autoría del “Método infalible pero difícilmente verificable para llevar a buen término conversaciones en grado de desventaja”. Pese a que su único mérito es la confusión, si uno es idiota conviene prestarle total atención. He aquí la transcripción íntegra:
A los idiotas solo nos queda afirmar nuestra idiotez y no negarla en ningún caso. Sorprendentemente eso parece disimular el fondo de las cosas y nuestros estupefactos interlocutores asociarán inmediatamente la virtud pueril de la sinceridad con la malicia del sarcasmo, argucia que requiere, no mucha, pero sí inteligencia en sus tantas variables. Eso sí, los demás idiotas no se tragarán la pastillita, dada esa naturaleza tan propia de asumir las cosas como se les muestran, sin mayores espejismos o profundidades discursivas, y por ende serán los primeros en reafirmar lo eminente, aunque con la simpleza y el desentono que nos caracteriza, y por supuesto, pasamos a convertirnos en comidilla y burla de los próximos encuentros que sostengan con sus habituales contertulios. En resumen: las conversaciones entre dos o más símiles nunca llegan a buen término, pero entre opuestos o contrarios nunca se sabe.
6) En Guatemala la tradición gremial de la época colonial sobrevive con algunos cambios. Un gremio de la actualidad es una agrupación de personas que comparten una forma particular de embaucar al resto de la sociedad. Su superioridad moral radica en su solidaridad de grupo, en el elogio mutuo y en la certeza de que estar fuera del gremio siempre es peor. Los gremios son pequeños o grandes dependiendo del tamaño de los egos de sus integrantes y de su tolerancia a las críticas de los otros miembros (exceptuando los gremios militares, donde la crítica y la tolerancia son rasgos prácticamente inexistentes).
7) Cuando un gremio es religioso se le denomina grey. La grey ocupa la mayor parte de sus energías mentales imaginando la vida después de la muerte y la manifestación inmaterial de dicho fenómeno: los fantasmas.
8) Al gremio de profesionales se le llama colegio. A cambio de una extorsión periódica, el colegio legitima tus supuestos saberes ante la sociedad, a menos que seas ingeniero y se te desplome un puente.
9) Los artistas y los intelectuales también se conglomeran en gremios, pero dada su particular adaptación al medio, estos gremios irónicamente parecen aborrecer el sentido gremial de existencia. Por ello son grupúsculos delicadamente selectos, casi íntimos, bastante desordenados y efímeros, con preocupaciones más estéticas que pragmáticas.
10) A un gremio con deliberadas intenciones criminales se le denomina pandilla o bufete.
11) “Adonde fueres, haz lo que vieres”. Decir refranes es claro síntoma de vejez y la vejez es síntoma de haber hecho caso a refranes más viejos que nosotros. Enseñar refranes a los niños estimula la producción de neurotransmisores, mejora la circulación, oxigena la sangre y suma experiencias y recuerdos.