Por Fernando Martínez/Edición de Eynard Menéndez

Era el año 1875 y un hombre extranjero de barba blanca y 1.90m de estatura caminaba con una caja sobre un trípode de madera frente a la plaza mayor de La Antigua. Era un día de mercado; colocó su cámara en el segundo nivel del Palacio de los Capitanes y abrió y cerró el obturador rápidamente. Años más tarde esta foto le daría la vuelta al mundo, dando a entender a los europeos y a los estadounidenses que existía en Centroamérica una ciudad entre volcanes llamada Antigua Guatemala, y así, le crearon fama por la calidad de su café.

Era una de las primeras fotos que se tomaban en la ciudad y aquel hombre era Eduardo Santiago Muybridge, que con los años sería apodado “el abuelo del cine” gracias a sus experimentos como el zooscopio y el experimento del caballo de carreras donde utilizó por primera vez el movimiento de 24 fotogramas para recrear el movimiento del caballo en una carrera y, de este modo, descubrir que por fragmentos de segundo las cuatro patas de los caballos están en el aire.

Poco después de 1896, una carta enviada a la municipalidad explica la posibilidad de hacer una proyección en Antigua con el proyector de los hermanos Lumiere, gracias a los esfuerzos de don Carlos Valenti, acompañado de los huéspedes extranjeros que traían la máquina con una serie de cortometrajes realizados por Thomas Alva Edison para proyectar al público. En 1913 el antigüeño Florencio Godoy construyó, apoyado por su amigo japonés, el fotógrafo y documentalista Juan José de Jesús Yas, un proyector utilizando sus conocimientos como relojero, pues era el encargado de darle cuerda a los relojes públicos. Pocos años después de aquel experimento de tecnología, Antigua fue visitada por productores norteamericanos con el afán de convertirla en una de las locaciones de la película Las aventuras de Tarzán y a partir de ese momento, la ciudad ha sido una locación ideal para cineastas nacionales y extranjeros. Por ejemplo, a pesar de los años complicados del conflicto armado, fue en esta ciudad donde se rompió el silencio, con el grito de Neto desde el Volcán de Agua, en la película El Silencio de Neto, que fue como una señal diciendo que en Antigua no se puede detener la polea que empuja a los cineastas a escogerla como locación de sus diversas historias.

ANTIGUA, UNA LOCACIÓN PARA FILMAR

La llegada del cine en blanco y negro

En 1935, La Antigua Guatemala recibe a Edward A. Kull y a Bruce Bennett, el atleta campeón de los Juegos Olímpicos de 1928, quien interpretaría a Tarzán en Las aventuras de Tarzán, cuyas escenas, algunas, se llevaron a cabo en el antiguo monasterio de San Francisco en Antigua.

En 1949, la película mexicana Cuatro vidas, de José Giaccardinos, escenifica a La Antigua y nos presenta una rápida vista de algunas ruinas de conventos y procesiones en las que participaron los intérpretes masculinos de la película.

Treasure of the Golden Cóndor, de Delmer Daves (1953), habla sobre una historia de piratas que nos muestra una escena donde los buscadores llegan a Antigua y descubren su ruina después de los terremotos de 1773. En 1962, en Vida, obra y milagros del Hermano Pedro, el director Herminio Muñoz Robledo se las ingenió para filmar una película de época con pocos recursos en una ciudad turística, recreando, así, el siglo XVII.

Por otro lado, Alma llanera, de Gilberto Martínez Solares (1965), nos cuenta una historia que trata sobre la explotación petrolera en Venezuela, pero que, de igual modo, fue rodada en La Antigua Guatemala.

También fueron filmadas en La Antigua las películas La mujer del diablo, de Raúl Ramírez (1972) y Sangre derramada, de Rafael Portillo (1973), ambas películas nacionales coproducidas con México al igual que el trabajo del cineasta guatemalteco Rafael Lanuza en La Mansión de las 7 Momias (1975).

El conflicto armado se agudizó especialmente entre los años 80 y 82, la baja de turismo fue tremenda en Antigua y por casi una década se deja de filmar producciones cinematográficas.

Y se rompe el Silencio

El silencio de Neto (1994), de Luis Argueta, es una de las películas guatemaltecas más conocidas del siglo XX, pues es el inicio de una era cinematográfica dentro de los Acuerdos de Paz (1997), rompiendo el silencio cinematográfico que reinaba hasta entonces en Guatemala.

Después de El Silencio de Neto tenemos Antigua vida mía (2001), de Héctor Olivera que; tiene la característica de ser la primera película argentina filmada en Guatemala. Entre otras películas filmadas en la ciudad tenemos Donde acaban los caminos (2002), de Carlos García Agraz, adaptación de la novela homónima de Mario Monteforte Toledo; Looking for Palladin (2006) de Andrzej Krakowski; Gerardi (2009), de Moralejas Films; La Vaca (2010), de Mendel Samayoa; Polvo (2011), de Julio Hernández; Ovnis en Zacapa (2012), del Best Picture System; y Hunting Party (2014), de Chris Kummerfeldt.

Del público y las salas de proyecciones.

Durante la dictadura de Manuel Estrada Cabrera, en 1919, don Ernesto Díaz fundó el Teatro Díaz frente a la plaza mayor, a la par de la casa del Conde de Gomera. El nuevo teatro es utilizado para realizar las Loas (pequeñas obras de teatro frente a la plaza). Ese mismo año emprende las primeras proyecciones en 35 mm que le darían al espacio interior una larga vida.

Las Semanas Santas eran la época de la expiación, muy respetadas en Antigua; a pesar de las tradicionales procesiones y alfombras, el público que asistía a las proyecciones era numeroso, sobre todo el viernes santo cuando se programaba la película La Pasión de Cristo, en blanco y negro; se llenaba la sala y la gente interactuaba con el dolor que transmitía la película, sobre todo en el momento de la crucifixión, donde los nervios y las lágrimas se hacían más notorios y muchas veces los desmayos de algunas damas devotas cobraban la atención de la sala.

Don Ernesto pierde el cine en una apuesta y, en los años venideros, el edificio original de piedra y ladrillo es demolido para dar paso a una nueva edificación, con puertas más amplias y estructura de hormigón armado. Sin embargo, la llegada del televisor diezmó las taquillas. Muy cerca en la misma avenida, los cines Contreras comenzaron su labor en 1962 como uno de los edificios modernos que rompían con la estética colonial de la ciudad, ya que hasta 1969 se creó una ley que regulaba la construcción. Este cine sobrevivió hasta el 2012, siendo testigo incluso de atentados durante el conflicto armado como cuando un desconocido soltó una bomba de gas lacrimógeno en plena función obligando a evacuar la sala. Ese es el impacto del cine en Antigua, muy cerca de la vida y el desarrollo de la ciudad, de mi propia vida.

Apenas salía de clase en mi último año de colegio, corría por las calles para llegar en primera fila a la grabación de Donde acaban los caminos; allí, los personajes vestidos de la época de los cuarentas me hacían viajar en el tiempo y pensar que algún día yo formaría parte de ese equipo de producción.

Eso es Antigua, una ciudad hospitalaria con los cineastas y con una cantidad de locaciones históricas esperando a ser descubiertas por los ojos de un productor que les devolverá la vida. Antigua fue y seguirá siendo una ciudad cinematográfica.


Fuente: 50 películas filmadas en Guatemala y una que no (1935-1996). Apuntes para una cartografía de los lugares filmados en Guatemala. Edgar Barillas.


Este artículo fue publicado originalmente en la revista digital GT Cultura. Una página comprometida con el arte y la cultura en Guatemala. Para leer este y otros artículos de interés visite Gtcultura.com

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