Por Salazar Ochoa

A su regreso a Guatemala en 1968 luego de pasar un bienio estudiando música en Argentina, Orellana trajo bajo el brazo una obra electro acústica denominada Meteora, un material revolucionario para la época. Durante la década de los setenta esta mente maestra se dedicó a concebir y desarrollar Útiles sonoros, instrumentos novedosos y originales inspirados en la marimba, la cual juega un rol protagonista en toda su obra.

Hace aproximadamente un año visité el taller de Joaquín Orellana. En esa ocasión pude notar las condiciones en que se encontraba el taller, sus útiles sonoros y en general el legado de su obra. Orellana se quejaba de la falta de apoyo y lanzaba una advertencia para los musicólogos del futuro sobre la falta de visión que se tenía sobre cómo preservar su obra o más bien el desinterés al respecto. No es que la situación haya cambiado mucho desde entonces no obstante, este mes se lleva a cabo una iniciativa en línea para recaudar fondos y así poder rescatar, restaurar, grabar e investigar con mayor profundidad toda la obra del maestro.

La iniciativa surge desde el NuMu (Nuevo Museo de Arte Contemporáneo) y es orquestada por Stefan Benchoam y Alejandro Torún quienes por alguna motivación especial se acercaron al taller de Orellana para plantearle el proyecto. Se trata de una campaña de recaudación de fondos denominada Let´s make art history and preserve Joaquín Orellana´s Work (Hagamos historia del arte y preservemos la obra de Joaquín Orellana).

La campaña se llevará a cabo durante un mes y en esta primera fase la meta es recaudar 30,000 dólares para poder grabar Ramajes de una marimba imaginaria además de restaurar los instrumentos musicales de Orellana. El plazo vence el 30 de diciembre de 2015 y al momento del cierre de esta edición se habían recaudado 13,000 dólares. La idea consiste en subdividir la recaudación para conforme vayan obteniéndose los fondos ir grabando sucesivamente otras obras emblemáticas.

Esta campaña ofrece una especie de recompensas por cada donativo que van desde postales, posters y obras originales de artistas reconocidos que colaboran en el proyecto.


Cuarenta años de resistencia

Un conmovedor acto de resistencia: trascender con su obra artística la embrutecedora realidad de su país. Hay algo excepcional en Orellana que le ha permitido sobrevivir con integridad en una sociedad nefasta, violentamente opresiva y que explota cruelmente a su clase trabajadora, los indígenas. Una sociedad sin ningún tipo de espacio para estimular a su gente y liberar su imaginación. Por cierto, aunque Joaquín Orellana es conocido y respetado en el mundo de la música contemporánea latinoamericana, su música y el sonido de sus útiles sonoros jamás han sido grabados de manera debida. Ningún musicólogo guatemalteco ha trazado planos para preservar los útiles sonoros ni se han compilado las partituras o publicado su sistema notacional. En cambio se construyó una pequeña plaza, o más bien una pequeña cuchilla entre dos calles del centro de la ciudad de Guatemala, pomposamente nombrada “Plaza Joaquín Orellana”; en ella se erige una burda escultura que remeda la forma del sinusoide uno de sus útiles sonoros, una estructura que, por cierto, no produce ningún sonido. De no cuidarse su legado, el día que este hombre ya muy mayor muera, nos quedarán sólo la plaza, la escultura y el silencio de siempre.
Carlos Amorales


Joaquín Orellana (Guatemala, 1930) estudió violín y composición en el Conservatorio Nacional de Música de Guatemala entre 1949 y 1959. Estuvo además entre los compositores becados para estudiar en el Centro Latinoamericano de Estudios Musicales del Instituto Torcuato Di Tella en Buenos Aires, Argentina durante 1967-1968. Destacan sus obras Metéora (1968), Humanofonía (1971), Primitiva (1973), Imposible a la X (1980)


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