Por Salazar Ochoa

Arturo Martínez Gálvez es un conocedor del derecho constitucional que en esta ocasión trae bajo el brazo su última producción literaria la cual lleva por título “Democracia”, material que luego de muchos años de ir acumulando experiencias ligadas al ámbito académico del derecho decidió compilar en este libro tan oportuno para quienes deseen acercarse no solo a los conceptos sino más bien apropiarse de ellos de manera que puedan ser aplicados en la realidad concreta.

El término democracia normalmente se toma como el derecho a voto y la voluntad de la mayoría. Pero esto es solo una parte, importante de lo que es democracia. Porque aun en este proceso se debe tomar en cuenta el antes, durante y después de ejercer el voto ya que en ocasiones el ciudadano no elige sino más bien le imponen los candidatos. La redacción de La Hora conversó con el autor para conocer su opinión con respecto a ciertos temas contenidos en el libro además de otros que tienen que ver con el acontecer político actual.

¿Existe democracia en Guatemala?

Formalmente hay un diseño de democracia en nuestra Constitución. Sin embargo, democracia real no ha existido, al menos a raíz de 1954, cuando se derrocó al gobierno de Árbenz. En la década del 44-54 del siglo pasado se diseñaron las libertades públicas y se luchó por la desigualdad; se garantizaron por primera vez los derechos individuales fundamentales y los derechos sociales, después de 14 años de dictadura.

¿Qué significa democracia?

Democracia es básicamente el respeto a la dignidad humana y a un sistema de valores que deben realizar los que detentan el poder público. No se refiere solo a los derechos individuales, sino también a los derechos sociales. Respeto a los primeros y cumplimiento de los segundos. Esta parte de los derechos sociales es fundamental para un desarrollo y progreso de la sociedad. Pero ambos derechos: los individuales y programáticos, son parte esencial de la democracia. Es decir, es una unidad indisoluble y necesaria.

¿Por qué dice usted que no hemos vivido en democracia?

Desde 1954 –segundo semestre- se anularon muchas libertades, so pretexto de combatir al comunismo. De esa fecha en adelante no hubo elecciones libres, todas fueron amañadas. Aunado a ello nos sobrevino un conflicto armado que duró 36 años en donde se violaron los derechos fundamentales por ambas partes contendientes, particularmente el de la vida. Fue una época tremenda porque el Estado abandonó el rol constitucional de proteger los derechos fundamentales y la prestación de los derechos mínimos a favor de las capas sociales: educación, salud, vivienda, trabajo, transporte, vías de comunicación, agua potable, alimentación, asistencia, prevención y seguridad social y otros. Pero también porque no hubo partidos políticos verdaderamente representativos, pues por muchos años la izquierda fue anulada.

¿Las fuerzas antidemocráticas todavía subsisten?

La verdad es que siempre han existido. Los poderes fácticos nunca han desaparecido, viven desde tiempos inmemoriales. Es la suma de estos factores reales de poder los que hacen inviable la democracia: el poder económico, los poderes ocultos, los cuerpos clandestinos y, ahora, para mayor desgracia el poder del narcotráfico.

¿Cómo ve usted la crisis actual?

La crisis actual no es más que un reflejo de lo sucedido en los gobiernos anteriores, es decir, de no haber vivido en democracia. Si esos gobiernos se hubieran regido por patrones democráticos no estaríamos pasando por este calvario. El Estado estaría al servicio de los ciudadanos y no la inversa, enriqueciéndose desmedidamente, hasta que el pueblo reaccionó frente a tantos desmanes. Gran parte de culpa la tiene el Congreso porque nunca fiscalizó al Ejecutivo, nunca aprobó o improbó los informes anuales del presidente de la República, como tampoco fiscalizó la administración anual de los Presupuestos de Ingresos y Gastos de la Nación, por lo que también nunca se supo sobre la administración de los recursos del Estado, más bien se apañó su ejecución, porque va en interés de los diputados que siempre han estado en contubernio con el gobierno central.

Aparte de que en todo proyecto de ley donde hay grandes intereses económicos los diputados hacen sus transas. Todo es en interés personal de los legisladores, poco o nada en favor del pueblo. Lo acaecido en la SAT es lo mismo que sucede en prácticamente todas las instituciones, solo que ahora el asunto fue más grueso en todo sentido. Por eso, repito, nunca hemos vivido en democracia y esto ha sido la causa de todos nuestros males.

¿Considera que las elecciones deberían postergarse?

Creo que sí, pero hay que postergarlas. Hay que postergarlas yo diría que a noviembre sin que eso signifique violentar la constitución. En este momento, con este panorama político los votantes no saben a dónde ir porque no hay opciones y el gran temor es que vuelvan los mismos a desempeñar cargos cuando lo han hecho de manera muy pobre o incluso han sido corruptos. ¿Cómo puede ser eso? El hecho de que se reelijan personas que han sido colocadas en el ojo del huracán y que su podredumbre ha quedado en evidencia, eso es inadmisible y contradice cualquier tipo de evento electoral.

Al postergarlas se espera quizá que se depure en alguna medida a los candidatos no idóneos, pero de no ser así caeríamos de nuevo en el mismo bache o en uno más profundo porque las cosas se van degenerando de tal manera que regresar a un estado normal podría ser imposible.

¿Cuál es su opinión con respecto al voto nulo y las reformas que se buscan hacer?

Las reformas a la ley de partidos políticos van bien encaminadas, sin embrago, se enfrenta a un gran problema y es que todas estas reformas deben cobrar vigencia antes de las elecciones porque de no ser así y esperamos cuatro años las cosas seguirían igual. El voto nulo es importantísimo y tiene que ser vinculante para que tenga los efectos deseados.

“…nunca hemos vivido en democracia y esto ha sido la causa de todos nuestros males.”

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