Por Federico Bagnato
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Hola. Encontré la carta y bueno, creo que no entendí todo. O algunas cosas. Es que todo es muy extraño. Yo salía del cine, hacia lo de tía Berta. A ella le encanta el cine. Y después leo que quieres que te cuente sobre el cine, y podría empezar por ahí… pero es que no hay mucho que decir realmente. Me gusta el cine, entonces voy al cine y punto. Es así de simple. Como todo. Caminaba y… ¡plaf!, encontré tu carta. ¿Quién diría? Y todo es asombroso, pero no dijiste tu nombre y entonces eres una total desconocida. De aquellas que uno encuentra por internet con nombres impronunciables, como “bathyloops” o “waynha77”. En fin… yo tampoco soy ese “querido Richard”, aunque mi nombre empieza con R. Y vamos a dejarlo en el misterio… Tú sí que sabes cómo incomodar a un desconocido. Tu carta no tiene respuesta. Y fuiste tan descuidada de dejarla en la calle que el papel se mojó y la dirección se perdió. Es algo así como Av… ¿y el número? Espero que me llames. Mi teléfono es 4874923, eso es importante. Si me llamas, me dices donde vives y me invitas un trago y hablamos de tus problemas. Es claro que los tienes. Digo, no lo tomes a mal. Es extraño tu comportamiento. Tus palabras son transparentes. Apuesto a que solo eres una bella mujer con el autoestima baja. Y un poco de calor te haría bien. Conversar, tu sabes… pero ojo, no quiero que pienses que esto es fácil para mí. Es la primera vez que… Siempre tuve un gran coraje para las conversaciones. Era contundente y conciso, pero de frente es difícil. A través de la pantalla uno se escuda y… bueno, el vínculo es invisible. Porque yo no me creo eso de las fotos eh… ahí siempre mienten. O manipulan la imagen. Así es, todos son hermosos por internet… ¡ay pero cuando se encuentran de frente!… diosanto. Solo quieren volver a su casa a eliminar el contacto y comenzar de nuevo con un “hallye_83” o “pepamas”. Yo no soy de esos… como dirías, un cualquiera. Me gusta conocer a las personas. Y no es por romántico. No. Me gusta saber quiénes son y cómo tratarlas. Porque somos todos distintos, ¿no? ¿O te han mentido poco por internet? ¡Ah…! Detesto eso. Si te dicen “me gusta Eros Ramazzotti”, tú le contestas “a mí también”, y la conversa continúa. Bueno, yo no hago eso. Soy contundente. No me gusta. Pero frente a frente… te digo la verdad, entre nosotros… soy un cobarde. Y entonces vienen las mentiras, tú sabes. Primero una, luego otra, y cuando no recuerdas todas las mentiras se cruzan y ¡plaf! Borrón y cuenta nueva, cuando no un cachetazo de esos que te dejan ardiendo la cara. Pero dejemos eso para después. Espero que tengamos un después. Digo, encontré tu carta en la calle. ¿Cómo encontrarás mi respuesta? Supongo que la dejaré en donde encontré la tuya, aunque el viento… y sino quizá la tome alguien más y me tome el pelo y llame reportándose con una invitación de un triple sec que no declinaré, y entonces todo habrá acabado entre nosotros. Te ubico esta carta: hoy es 27 de agosto. Si en unos días no me encuentras, puedes buscarme. Te dejo una foto mía. Ahora tengo menos pelo, pero sigo igual. Y me vestiré de la misma forma durante dos semanas, esperándote. Recuerda, jersey rojo y vaquero gastado.

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