Por JOCELYN NOVECK,
NUEVA YORK
Agencia AP
Tomó un curso intensivo mientras se preparaba para su nuevo filme, «1,000 Times Good Night», en el que interpreta a una madre y reportera gráfica cuyos riesgos personales causan estragos a su familia.
Conocida por prepararse intensamente para sus películas (para «The Lovers on the Bridge», por ejemplo, durmió en las calles de París para experimentar la vida como una persona sin hogar, enfureciendo a su propia madre), Binoche entrevistó a fotoperiodistas de guerra para hacerse una idea de sus motivaciones. «La pasión que tienen por su trabajo puede convertirse en una obsesión», dice. «Uno quiere tener una familia, pero no puede vivir sin su pasión. ¿Cómo es posible vivir con ambas cosas?».
El director noruego Erik Poppe dice que basó la cinta en su propia experiencia como fotoperiodista. Pero decidió que el personaje principal fuera mujer porque sintió que eso intensificaría el sentido de conflicto entre la profesión y la familia. El personaje de Binoche, Rebecca, tiene un marido y dos hijas que sufren de varias maneras a causa de su oficio.
No pasa desapercibido ni para el director ni para la actriz que este es un momento particularmente oportuno para enfocarse en los peligros del periodismo de guerra, con las recientes decapitaciones de reporteros en Siria en manos de militantes del Estado Islámico y otras muertes en años recientes. «Cada vez va a ser más difícil hacer este trabajo», apunta Poppe.
La película comienza en Afganistán, donde Rebecca está documentando las últimas horas de una atacante suicida talibán, una mujer. A ningún fotógrafo hombre se le permitiría ver a la terrorista preparándose, poniéndose la ropa, terminando con un chaleco bomba.
Pero Rebecca quiere aún mejores fotos, así que pide viajar en el auto con la atacante hasta Kabul. Al bajar del vehículo, toma algunas fotos más y, al hacerlo, inadvertidamente llama la atención de la policía. La lucha subsiguiente resulta en una detonación prematura. Rebecca resulta gravemente herida, pero tiene más suerte que los civiles alrededor.
«Hablamos mucho de esa escena», dijo Binoche. «Rebecca trata de advertirle a la gente, pero aun así lo impulsa. Siempre está la interrogante de cuán lejos uno va a llegar como ser humano. Por qué no le dijo a la policía, ‘Es una atacante suicida’. Es difícil. Uno está trabajando por instinto, tratando de ocasionar el menor daño posible al tiempo que le lleva al mundo la información».
Poppe señala que el filme no intenta juzgar a Rebecca. «No es blanco y negro», dijo. «Ella está tratando de contar una historia. El hecho es que ellos estaban saliendo a matar gente, quizás mucha más. Pero una situación como ésta puede destrozarte».
De hecho, cuando Rebecca llega a casa para recuperarse, está hecha trizas por el sentimiento de culpa. Promete que parará. Pero cuando surge una nueva oportunidad, esta vez en Africa, su instinto fotográfico vuelve a atacar con resultados aún más desgarradores para su familia.
El final, que la lleva de nuevo a Afganistán donde comenzó, no es del todo claro. «No es realmente sobre la respuesta, sino sobre la pregunta», dijo Binoche. «Definitivamente ella no puede seguir del mismo modo, porque fue demasiado lejos. Pero lo que me encanta del arte es que no es para responder, es para preguntar».
Es una época ajetreada para Binoche, ganadora de un Oscar en 1996 por «El paciente inglés» que a los 50 años sigue siendo una de las actrices más glamorosas de Francia. También está recibiendo atención por «Clouds of Sils Maria», con Kristen Stewart, en la que interpreta a una actriz mayor en la reposición de una obra teatral que la hizo famosa 20 años antes.
Binoche es conocida por trabajar fuera del sistema de los estudios; tanto el de Hollywood como el de su país, acota. «Muy rápidamente sentí la necesidad de ser ajena a CUALQUIER sistema», explicó. «Sabía que hablar inglés era el medio con el que debía viajar, eso lo entendí desde el principio».
«Hacer unas cuantas películas comerciales para entonces poder hacer otras independientes, para mí no funciona de este modo», añadió. «Sólo hago lo que de verdad me encanta. No estoy en contra de algo comercial si me interesa. Pero la decisión no debe salir del miedo. Esa es la clave. Cuando se elige con miedo uno no está conectado con sus raíces. ¿Quién no quiere tener éxito? Pero el verdadero éxito al final del día es hacer algo en lo que uno cree, y aprender algo mientras lo hace».