Londres
Agencia dpa
Compuesta por unos 40 lienzos, 20 dibujos y 30 grabados, «Rembrandt: The Late Works» (Rembrandt: Últimas obras) pone de manifiesto que el pintor barroco (1606-1669) de ningún modo perdió facultades en su última fase creativa, sino más bien lo contrario: su creatividad aumentó.
Tres siglos y medio después de su muerte, Rembrandt sigue fascinando, señaló Betsy Wieseman, comisaria de la muestra que posteriormente viajará al Rijksmuseum de Ámsterdam. Sus innovaciones técnicas y su profundo conocimiento de los sentimientos humanos siguen siendo hoy tan revelantes y vigentes como en el siglo XVII.
«Queremos trasladar al observador al universo de Rembrandt», dijo Wieseman. «Así, el visitante podrá reflexionar sobre el arte tal y como Rembrandt lo creó».
Según la National Gallery, desde la década de 1650 hasta su muerte Rembrandt estuvo buscando decididamente un nuevo estilo que dotara a sus obras de más expresividad y profundidad.
La observación de sí mismo, la manipulación de la luz y la intimidad, la contemplación, el conflicto o la reconciliación son claramente reconocibles. La inclusión de varios autorretratos, con la marcada huella de la edad, pretende demostrar que el propio Rembrandt era «extraordinariamente sincero».
Gracias a importantes préstamos, entre otros el lienzo «Novia judía» procedente del Rijksmuseum, la muestra ilustra la emotividad y la innovación en la obra de Rembrandt.
Cuando Vincent van Gogh vio el cuadro por primera vez, en 1885, le dijo a un amigo que sacrificaría con gusto diez años de su vida si pudiera pasar dos semanas contemplando el cuadro con un trozo de pan seco que comer.