Por Barbara Munker
Los Ángeles /Agencia dpa

Según contó en enero a dpa, las duras escenas de acción no le resultan más difíciles pese al paso del tiempo. ¿La clave? «Lo que uno pierde en energía, lo gana en destreza y eficacia», explicaba con motivo de la promoción de la leyenda samurái «47 Ronin». Y es que la cultura y las artes marciales asiáticas siempre lo fascinaron ya desde niño. «Veía películas de Kung-fu y de samuráis, me encanta la cocina (oriental) y me interesan el confuncianismo, el zen, etc», contó.

También su debut en la dirección, «Man of Tai Chi», gira en torno a estas artes marciales de Oriente. Reeves ya había trabajado antes en «Matrix» con su coprotagonista, el chino Tiger Hu chen, que entonces ejercía de especialista («stuntman») y entrenador de lucha. En este filme sobre batallas ilegales, Reeves da vida a un empresario sin escrúpulos que quiere hacerse rico mediante apuestas.

En octubre, el actor aterrizará en la cartelera estadounidense como asesino a sueldo en «John Wick», a la que luego seguirá el thriller psicológico «Knock Knock». Con todo, probablemente ninguno de estos papeles le dé tanta fama como en su día el de Neo en la trilogía «The Matrix» (1999-2003). En la saga, interpretaba a un pirata informático atrapado sin saberlo en el mundo ficticio de Matrix.

No obstante, a lo largo de su carrera en Hollywood Reeves ha demostrado una y otra vez que puede interpretar papeles muy alejados del de héroe de acción. Nacido en Líbano como hijo de una diseñadora de moda inglesa y un geólogo de origen chino-hawaiano (Keanu significa en hawaiano «brisa fresca»), el actor se crió en Canadá, donde pronto comenzó a actuar sobre las tablas. En los años 80 se mudó a Los Ángeles y dio sus primeros pasos en la gran pantalla con el filme sobre hockey sobre hielo «Youngblood».

A finales de la década tuvo un pequeño papel en el drama de época «Dangerous Liaisons», de Stephen Frears, mientras que ya en los 90 Gus van Sant lo fichó para la cinta indie «My Private Idaho», en la que interpretaba a un joven estafador y Kenneth Branagh para «Much Ado About Nothing». Fue a comienzos de esa década, en 1991, cuando la cineasta Kathryn Bigelow le dio su primer papel de acción en «Point Break», en la que interpretaba a un agente encubierto que se introducía en el mundo del surf.

Reeves ha encarnado a menudo a personajes que van a su aire, y tiene fama de ser uno de esos tipos en la vida real. Apenas habla sobre su vida privada, aunque en la gran pantalla haya mostrado en numerosas ocasiones sus dotes de seductor. Por ejemplo, en la romántica «The Lake House» (2006), junto a Sandra Bullock, o tres años antes en «Something’s Gotta Give», en la que cae presa de los encantos de Diane Keaton.

En 2012 realizó una inusual declaración de amor al cine con el documental «Side by Side». Como productor y entrevistador, Reeves aborda las consecuencias de la revolución digital en el cine tradicional. Junto al cineasta Chris Kenneally, preguntó por ello a leyendas del séptimo arte como Martin Scorsese, David Lynch, George Lucas, James Cameron, Steven Soderbergh o Lars von Trier.

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