Por: Nhat Esteban Markus

Salta a la vista: la República Mexicana va adelante de Guatemala por lo menos unos 500 años, entre otros motivos porque allá como ministro de Educación José Vasconcelos llevó La Ilíada, la Odisea y miles de libros más a todos los puntos cardinales.

Pero Vasconcelos quería hacer aún más grande a su patria y para ello, sin un peso en la bolsa, lanzó su candidatura a la Presidencia de la República. En la sana compañía de varios sectores ciudadanos, incluidos los universitarios a los que ya había legado la consigna eterna “Por mi raza hablará el espíritu”, Vasconcelos llevó a cada metro del 1 millón 972 mil 547 kilómetros cuadrados de México “uno de los programas sociales más avanzados de la época posrevolucionaria”.

En esa noble cruzada, Vasconcelos tuvo valedores luminosos como el creador Mauricio Magdaleno, cuyas Palabras perdidas son el daguerrotipo de una campaña atípica condenada de antemano a la derrota por exceso de humanismo.

Armadas con una introducción, 28 ilustraciones (entre las que destaca el cartel propagandístico que ofrece TRABAJO / CREACIÓN / LIBERTAD) y 24 capítulos (entre los que son memorables “Los de la escalera de mármol, Los viejos, Las mujeres, Los concursos de oratoria, La derrota y Después del fin), Las palabras perdidas dan cuenta de las peripecias vasconcelistas, su sentido psicológico e inconformidad ante una revolución ya tergiversada por los cainitas que abundan en todas partes.

Ante el “achaparramiento” mundial, y de cara a la interminable pandemia de candidaturas A lo que Sea, Las palabras perdidas es una obra de consulta indispensable para todos los ciudadanos (se candidateen o no A lo que Sea) y para los partidos políticos ya (de)formados o en proceso de (de)formación.

En un lugar como Guatemala, en donde todo está por hacerse, Las palabras perdidas de Mauricio Magdaleno refrescarán el calor africano que se transpira y serán decisivas para “la creación de una atmósfera de dignidad moral y de rehabilitación de las conciencias abolidas por el largo ejercicio de la satrapía”.

Mauricio Magdaleno, Las palabras perdidas, 224 pp.

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Ecología y evolución de las interacciones bióticas, de Ek del Val y Karina Boege

Descripción de algunas de las interacciones bióticas más relevantes que ocurren en la naturaleza (competencia, herbivoría, polinización, dispersión e interacciones entre plantas y sus patógenos) se ofrecen además tres capítulos que tienen una visión más integradora del tema como interacciones multiespecíficas, coevolución y un capítulo dedicado a los efectos del cambio ambiental.

Cómo aprenden los niños, de Dorothy H. Cohen

La autora examina las experiencias escolares del niño desde preescolar hasta el sexto de primaria y establece los propósitos educativos esenciales según la edad del niño. El análisis se sustenta en la propia experiencia de la autora en proyectos de estimulación y desarrollo infantil apoyados en diversas investigaciones.

El cuento del pingüino, de Antonio Ventura

El cuento del pingüino es un cuento dentro de otro cuento, un libro que le da alas a la imaginación del lector. Un pingüino está retrasado para asistir a una reunión con otros animales de un cuento. Él no puede saberlo, pero su retraso lo llevará a descubrir una escalofriante verdad sobre sí mismo que cambiará su manera de ver el mundo en el que vive: alguien más está leyendo lo que le ocurre… El pingüino no está solo.

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