Alfonso Mata

La diástasis del recto, a veces llamada separación/debilitamiento de los músculos abdominales, implica un aumento de la distancia entre los dos músculos abdominales del abdomen: los músculos rectos del abdomen. Ocurre cuando el tejido conectivo (línea alba) que separa los músculos abdominales se expande. La afección es común en las mujeres durante el embarazo y después del parto, pero también puede ser causada, por ejemplo, por la obesidad. En algunas mujeres, la diástasis se vuelve permanente y, a veces, tiene síntomas y efectos sobre la función, la capacidad de actividad y la calidad de vida relacionada con la salud. La diástasis rectal suele tratarse mediante tratamiento fisioterapéutico, especialmente mediante ejercicio para fortalecer los músculos abdominales, del tronco y reducir la diastasa. Si el ejercicio no da el efecto deseado, puede ser necesario un tratamiento quirúrgico, lo que significa que la cirugía restaura la posición original del músculo abdominal recto.

 

De qué hablamos

Primero que nada, la función de estos músculos, como de todos los del cuerpo, es mantener tono. Su tono contribuye a mantener la posición erecta y a mantener las vísceras en su posición. Su contracción aumenta la presión intraabdominal y contribuye a expulsar los contenidos abdominales en la defecación o micción. Produce flexión de la columna vertebral a través de las costillas.

Diástasis significa separación. Por diástasis del recto abdominal se entiende el ensanchamiento que surge como resultado de un alargamiento de la estructura del tejido conjuntivo línea alba.

La ilustración esquemática nos muestra la diástasis del recto abdominal. La clave es la línea alba, es la estructura de tejido conectivo que mantiene unidos los dos músculos abdominales en el recto abdominal.  En la diástasis rectal, la línea alba tiene un mayor ancho, lo que da lugar a un mayor espacio entre las dos zonas de los músculos abdominales.

La diástasis del recto puede ocurrir por encima o por debajo del ombligo y, a veces, a lo largo de toda la línea media del abdomen como lo está mostrando la figura. Al estirar la línea media en la parte superior del abdomen, puede producirse un abultamiento de la pared abdominal en la línea media cuando los músculos abdominales están tensos. En una posición relajada, se experimenta un debilitamiento o depresión en la línea media.

La línea alba es una estructura de tejido conectivo que se extiende por toda la longitud del músculo abdominal recto y va desde el hueso púbico en la pelvis hasta el esternón y las costillas inferiores. Une los músculos abdominales derecho e izquierdo del músculo abdominal recto (m. Rectus abdominis) y los mantiene en su lugar. Dentro del músculo abdominal recto se encuentran los músculos abdominales transversos (transversus abdominis) y los músculos abdominales oblicuos internos y externos (obliquus internus y externus abdominis). Como el resto del tejido conectivo del cuerpo, la línea alba se compone de fibras de colágeno y elastina. Aunque la elastina le da al tejido conectivo una cierta cantidad de elasticidad, es un tejido relativamente inflexible, a diferencia de las fibras musculares que pueden contraerse y, por lo tanto, crear movimiento corporal, lo que ayuda a la línea alba a crear estabilidad en el abdomen y el torso.

 

Lo malo que se produce

En la mayoría de los contextos, se considera que una diastasa rectal con un ancho de 2 cm o menos es normal, pero que una diastasa de más de 2 cm puede ser patológica. Es importante recalcar que una diastasa mayor de 2 cm no es un estado patológico en sí mismo, y que una diastasa rectal mayor de 2 cm no tiene por qué causar ningún problema. No está claro qué proporción de personas con diástasis rectal tienen síntomas. Tampoco está claro hasta qué punto existe un vínculo entre el grado de diástasis y síntomas corporales específicos. La conexión poco clara entre el ancho de la diástasis del recto y los síntomas que experimenta la persona, puede deberse a otros factores que también afectan, como la forma de la pared abdominal que sobresale (protrusión), la extensibilidad de la pared abdominal (laxitud) y la fuerza muscular en el abdomen y el torso. Las lesiones o comorbilidades del parto, podrían afectar la forma en que se experimentan los síntomas de la diástasis rectal. La medida en que se producen los diferentes tipos de comorbilidad y cómo afecta a los síntomas de la diástasis rectal no se ha investigado por completo.

Los síntomas que este mal puede producir en el abdomen, la espalda y la pelvis, constituyen una imagen multifacética que puede vincularse con la diástasis rectal. De acuerdo con compilaciones sistemáticas realizadas entre la diástasis del recto y síntomas autoinformados, las personas que la padecen se quejan de una calidad de vida y función física deterioradas, así como con la aparición de dolor abdominal y una imagen corporal deteriorada. Sin embargo, los estudios en general muestran resultados poco claros o contradictorios para asociaciones como dolor lumbar y pélvico, disminución de la actividad debido al dolor lumbar, problemas urogenitales y problemas del piso pélvico como incontinencia y prolapso. Al mismo tiempo, es importante enfatizar que el conocimiento disponible sobre el cuadro sintomático es muy limitado y muchas veces se basa en estudios individuales o experiencias médicas aisladas. Varios de los síntomas son inespecíficos y pueden tener otra causa, y la condición también puede tener un efecto estético, lo que complica aún más el cuadro.

Suele el público confundir este problema con hernias. En la diástasis rectal, la línea alba está agrandada, pero a diferencia de la hernia de la pared abdominal, no hay ningún defecto en la fascia de la pared abdominal donde los órganos o partes de los órganos pueden sobresalir y, por lo tanto, estar cubiertos solo por el peritoneo y la piel. Tampoco hay riesgo, a diferencia de la situación de la hernia, de que los órganos se compriman o tengan mala circulación en la diástasis rectal. Por lo tanto, la diástasis rectal no conduce a ninguna condición que ponga en peligro la vida ni a la necesidad de un tratamiento de emergencia.

Causa y ocurrencia

Tanto los factores adquiridos como los genéticos son importantes para la aparición de la diástasis rectal. La diástasis rectal es común durante el embarazo, ya que la línea alba se ablanda y se estira, para permitir que el útero crezca y tenga más espacio. Además del embarazo, la diástasis rectal puede ocurrir en la obesidad, los síntomas aparecen entonces principalmente en relación con la pérdida de peso severa después de la cirugía de la obesidad o en la pérdida de peso espontánea. La cirugía debido a la obesidad que se realiza no deja claro en qué medida ocurre la diástasis rectal en estas personas. La cirugía abdominal, los defectos del colágeno y otros factores genéticos también son factores de riesgo para la diástasis rectal.

Aunque la diástasis rectal también ocurre en los hombres, en estos se ha investigado de forma muy limitada; en dos revisiones sistemáticas de estudios de tratamiento, los hombres representaron aproximadamente el 5 y el 10 por ciento del número total de participantes, respectivamente. Una observación clínica es que la diástasis rectal en hombres de mediana edad con obesidad abdominal, a menudo no causa ningún síntoma y se detecta en relación con el examen abdominal por otras causas. Hay mucho que no está claro en cuanto a qué parte de la etiología detrás del inicio de la diástasis rectal y la carga de síntomas asociados con la condición es común a hombres y mujeres.

La diástasis rectal ocurre como parte de un embarazo normal, con una incidencia reportada de 67 a 100 por ciento al final del embarazo. Es una combinación de factores como los cambios hormonales en el metabolismo del colágeno, el aumento de peso y el aumento de la presión intraabdominal que junto con factores hereditarios dan lugar a la diástasis. El riesgo de diástasis rectal también aumenta con la cesárea, los nacimientos de gemelos y el número de embarazos completados. Para la mayoría de las madres, la diástasis no dura sino que regresa total o parcialmente después del nacimiento. Entre el 30 y el 60 por ciento de las mujeres que han dado a luz tienen una diastasa rectal en los seguimientos de cuatro días a un año después del parto. No se sabe si la diástasis puede regresar incluso cuando haya pasado más de un año desde el embarazo y los cambios hormonales hayan regresado pues como ya dijimos, la diástasis del recto ha sido una condición controvertida en la que no ha habido consenso sobre si puede causar molestias físicas. Esto ha contribuido a la falta de una imagen clara de la proporción de mujeres con diástasis permanente que experimentan molestias.  En general, es razonable suponer que el gran grupo de personas con diástasis rectal consiste en mujeres que han tenido diástasis rectal en relación con el embarazo y el parto.

Alfonso Mata
Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.
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