Brenda Janeth Porras Godoy
Universidad de Sevilla, España

Muchos tenemos en nuestras casas una escultura de San José porque forma parte de las figuritas del Nacimiento y allí está presente el Santo Patriarca.  En los “Misterios” de la Navidad -como les llamamos aquí en Guatemala-, que proceden de un período barroco, San José siempre es representado como un hombre joven y apuesto, de encarnado sonrosado, tez blanca, ojos grandes, barbado y pelo rizado. Su barba es la típica de la escuela de escultura barroca guatemalteca: ajustada a las mejillas y se vuelve larga en el mentón.

En los Nacimientos barrocos guatemaltecos de pequeño formato, destinado a la devoción doméstica, la postura  más común de María y José es la de adoración: de rodillas.  De ellos existen muchísimos ejemplos en los hogares chapines y también en las iglesias de toda Guatemala.

Un gran devoto josefino fue el Santo Hermano Pedro de San José de Betancur (1626-1667). Precisamente como fruto de ese cariño quiso llevar el nombre del Santo Patriarca desde el momento en que descubrió su vocación a cuidar a los más olvidados y enfermos[1]. Se emocionaba cuando llegaba la Navidad. Promovió las posadas llevando una imagen de San José y de la Virgen María por las calles de la ciudad (lo que actualmente le llamamos posadas). Las personas iban en dos filas, rezando el Rosario a dos voces, con sumo silencio y devoción, llevando faroles y candelas[2].

Pocos años después de la muerte del Hermano Pedro, el obispo Juan de Ortega y Montañés, nombró en 1680, patrono de Guatemala a San José: “y luego se dispuso la execucion y en esta ciudad el cumplimiento con suntuosa y religiosa piedad y en todo este mi obispado hicieron los curas lo mismo”[3]. Por lo que no sería extraño que a raíz de estas indicaciones, se esculpieran numerosas imágenes de ésta advocación.

Por consiguiente nos podemos preguntar ¿existe una forma única, particular de representar a San José en Guatemala? La respuesta es afirmativa. Durante el siglo XVIII en Guatemala se consolidó una escuela barroca de escultura (incluso los estofados son únicos en Guatemala). Eso significa que los artistas fueron creando unas formas particulares de representar al Santo Patriarca. Para ello se puede tomar como referencia el magnífico San José de la iglesia de Santo Domingo (Basílica de la Virgen del Rosario) del Centro Histórico de Guatemala.

También podemos agregar que hay esculturas de San José de todos los tamaños. Se tallaron minúsculas esculturas destinadas a la devoción privada e íntima de las casas o de los conventos. Por ejemplo, se conserva una muy pequeña (mide aproximadamente 10 centímetros) que forma  parte de la colección del Museo Colonial del Hotel Casa Santo Domingo. San José tiene al Niño Jesús, total y plenamente confiado en sus brazos de padre. Duerme profundamente, tanto es así que está hasta «doblado», como decimos coloquialmente en Guatemala. San José a su vez tiene agarrado al Niño Jesús de su pie derecho (lo que nos hace recordar las posturas de la Virgen del Rosario y el Niño de la Basílica de Santo Domingo).

San José del Museo Colonial del Hotel Casa Santo Domingo. Fotografía Brenda Porras

En los retablos de Guatemala, San José también está presente desde una etapa muy temprana: el documento más antiguo donde menciona su presencia data de 1615 y se trata del retablo de San José de la iglesia de Santo Domingo[4]. Existen numerosos retablos en Guatemala con pinturas de las escenas de la vida de la Virgen María: Nacimiento de Jesús, Adoración  de los pastores, de los Reyes Magos, la Huida a Egipto, la circuncisión (que es un tema raramente representado en el arte). En estas pinturas, por supuesto que está la figura del Santo Patriarca. Especial mención merece el retablo salomónico de la iglesia de Chacayá, Sololá, cuyas pinturas representan los siguientes sucesos de la vida de su santo patrono: las bodas de San José y la Virgen María, el sueño de San José, el descanso de la huida a Egipto y la muerte de San José.

Sueño de San José, retablo de San José Chacayá, Sololá.

 

En la serie de la vida de la Virgen María del pintor novohispano Pedro Ramírez de la catedral Metropolitana, se observa a San José en las siguientes escenas: boda de la Virgen con San José, la Visitación de Nuestra Señora a su prima Santa Isabel, el Nacimiento del Niño Jesús, la huida a Egipto, la adoración de los Reyes Magos.

Por otro lado, en Guatemala las representaciones de pintura y escultura de San José, está con Jesús bebé. Podemos fijar nuestra atención en un detalle y observar en qué actitud está el Niño Jesús en brazos de San José: algunas veces ve con ternura a su padre, otras está dormido, juega con su barba, está acostado o sentado. Lo admirable es que la mirada de San José siempre está enfocada en dos puntos: está en el Niño Jesús o está al frente, es decir hacia nosotros.

Si desea conocer más acerca de la representación de San José en el arte guatemalteco puede acceder gratuitamente a este libro:

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[1] Lobo, Manuel. Relación de la vida y virtudes del Hermano Pedro de San José de Betancur. P.14. Sobre el autor: sacerdote jesuita, confesor y biógrafo del Hermano Pedro.

[2] Ídem. P. 29.

[3] Archivo General de Indias, apartado “Guatemala”, legajo 158, 10.09.1680

[4] AGCA, A1.20, legajo 1236, f. 89.

 Presentación del Suplemento Especial de Fiestas de Fin de Año, Diario La Hora, 2021

Mauricio José Chaulón Vélez

Escuela de Historia, Universidad de San Carlos de Guatemala

 El ciclo de las Fiestas de Fin de Año en Guatemala es uno de los más importantes en la cultura popular, por lo que no puede dejar de ser estudiado por las ciencias sociales y las humanidades. Es así como nuevamente presentamos a ustedes, amables lectores y lectoras, este Suplemento Cultural Especial que en el 2021 contiene trece artículos desde las perspectivas de la historia, la antropología, la sociología, el arte y la semiótica. Cada una de las personas que participamos en el Suplemento pertenecemos a distintos ámbitos académicos en los cuales se abordan las fiestas populares, la religiosidad, la estética y la cultura en sí, siendo un gran gusto el poner a disposición de ustedes las diferentes temáticas que permiten comprender de mejor manera la profundidad de este tiempo en el calendario sociocultural de nuestro país. Este Suplemento Especial tiene sus orígenes en la Primera Época que coordinó el recordado maestro antropólogo e historiador, Lic. Celso Lara Figueroa, abriéndose el año 2020 su Segunda Época la cual tengo el agrado de coordinar académicamente. Agradecemos el apoyo del Diario La Hora, institución histórica en la prensa guatemalteca, que siempre se preocupa por aportar múltiples conocimientos a la sociedad a través de respaldar proyectos editoriales como este. A nombre de las y los académicos que hoy escribimos, doy las gracias al Lic. Óscar Clemente Marroquín Godoy, al Lic. Pedro Pablo Marroquín, al Mtro. Eduardo Blandón y a todo el equipo de edición y producción que hace posible esta entrega. Deseamos a ustedes unas fiestas de fin de año en paz, armonía y salud, invitándoles al disfrute y reflexión de todas las profundas manifestaciones culturales que ellas significan para el pueblo de Guatemala, que es el verdadero creador y salvaguarda de ellas. En todas y cada una, se representan y se significan nuestras esperanzas, nuestras luchas diarias, nuestros anhelos, nuestras historias colectivas e individuales, y sobre todo el sentido de utopía por un país que logre, algún día, la tan ansiada justicia social. Un abrazo fuerte y muchas gracias por permitirnos llegar a sus hogares.

 

Ciudad de la Nueva Guatemala de la Asunción

Diciembre de 2021

 

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