Fernando Urquizú
Escuela de Historia, Universidad de San Carlos de Guatemala

El nacimiento de Jesús es uno de los temas más recurrentes en el arte de Guatemala, que debe ser analizado desde su origen para comprender la selección de una serie de obras representativas del tema para tenerlas como referentes, independientemente de nuestra cultura religiosa o de pensamiento crítico y así comprender los modelos ideales de vida que simbolizan como reflejo de su utilidad práctica para la compeler al público la aceptación de un posicionamiento social y considerar un equivalente de comportamiento intelectual que se considera civilizado, representado valores éticos de los personajes convenientes a los grupos que detentan el poder político por medio de símbolos que cuentan una historia denominado lenguaje iconográfico, son reconocidos por encima de la palabra escrita, presentados en escenas de un imaginario intelectual que construyen la versión de una historia cuyo estudio e interpretación formal corresponde a la iconología.

El nacimiento de Jesús

 En la cultura cristiana conocemos como nacimiento una representación que conmemora el día más importante de esta religión: “la venida de Cristo a la tierra” , independientemente de la rama de esta religión a la que pertenezca, que desde el punto de vista de la historia del arte  los identifica como iconoveras a los que aceptan su imágenes como elementos didácticos de sus enseñanzas o las veneran como producto del posicionamiento individual o social que alcanzan en la formación de sus imaginarios e iconoclastas los que prefieren el entendimiento por medio del lenguaje figurativo desprendido de las lecturas bíblicas individuales u orientadas.

El caso es que todos los cristianos de manera abierta o implícita identifican estas obras de arte a favor o en contra de los principios citados que están dirigidos a los cinco sentidos del ser humano para lograr una mejor asimilación del proceso de conceptualización de la enseñanza que implica la rememoración de esta fecha.

 El nacimiento sus referencias de estandarización de su representación

 La composición del nacimiento tiene como principal fuente de conocimiento, la tradición oral, ampliada por las revelaciones a místicos del cristianismo, que fueron recogidos en colecciones graficas realizadas por medio de estampas realizadas a mano alzada y reproducidas posteriormente en impresos donde destacan las colecciones de Alberto Durero, quien por medio del leguaje simbólico figurativo estableció los primeros códigos de estandarización de las imágenes cristianas, que se combinaron al lenguaje escrito en la Biblia Natalis ilustrada con explicaciones del uso simbólico de signos, organizada por San Ignacio de Loyola, completada por su discípulo Jerónimo Nadal e ilustrada con grabados de los hermanos Johan y Hierónymus Wierix. (Ilustración 1)

La Biblia traducida originalmente por San Jerónimo de donde fue adaptada de acuerdo con los requerimientos económicos de los reinos católicos y protestantes evolucionando al capitalismo moderno del siglo XXI que planteó su salida de las iglesias para conquistar un público más amplio desde las salas de cine y posteriormente la informática.

Las representaciones gráficas del nacimiento de Jesús

Las primeras formas de representación del nacimiento de Jesús parten desde las catacumbas del paleocristiano en Roma donde se reunían los primeros cristianos de manera proscrita en un periodo que se conoce como Paleocristiano del año 0 al 313 d. C. cuando se dio el Edicto de Tolerancia a favor del cristianismo.

Sin embargo, la religión después en triunfo debió de afrontar el problema de la diversidad de los pueblos en cultura, idioma y analfabetismo, razones que nos explican el uso de imágenes con fines didácticos religiosos, que fue ampliándose a la veneración luego de haber cumplido su vida útil de donde trascienden de una generación a otra.  Esta razón fue aprovechada por el protestantismo para verlas como símbolo de dominación y proceder a su relevo por la meditación e interpretación de las Sagradas Escrituras, que también puede ser interpretada como una ampliación a visión del cristianismo sobre el dominio del fetichismo que habrían tomado las imágenes.

El cristianismo recibió un gran impulso como medio de unificación de los imaginarios con el desarrollo de la imprenta tanto en la palabra escrita como en las gráficas que fue aprovechado como un equivalente al desarrollo de lo que debía considerarse como civilizado o socialmente aceptado, influyendo de manera determinante en el desarrollo del arte.

En este proceso los impresos influyeron de manera considerable no solo en las artes visuales que ampliaron su papel al mundo del teatro y la música para alcanzar a las masas por medio de la representación de autos sacramentales que incluyeron el nacimiento de Cristo. En el caso de incorporación de los pueblos originarios del Nuevo Mundo al imperio español, se legisló el uso del arte en general por medio de los concilios arzobispales para evitar que reprodujeran nuevas versiones acerca del evangelio católico, hecho que determinó un papel fundamental del arte en el movimiento de ideas entre los distintos grupos sociales por encima de sus diferencias económicas y culturales.

El papel principal del arte en general, en este caso del periodo de adviento en la liturgia, se enfatizó a nivel local con el uso de esculturas, que cumplieron un papel de actores ya que alternaron con los pueblos originarios y europeos, hecho que nos explica la evolución de las posadas, rezados de la Virgen, que se convirtieron en procesiones a manera de desfiles influidas por el avance de la cultura liberal.

En este contexto las primeras iglesias en el medio contaban con pinturas murales que fueron posteriormente enriquecidas con retablos como muebles de iglesia creados con fines didácticos, de donde se fueron derivando altares de temporada denominados: Nacimientos o Belenes que adquirieron características especiales.

Las construcciones y demás obras de arte para albergar el nacimiento y pervivencia del espíritu cristiano

El cristianismo llegó al área que actualmente identificamos como Mesoamérica acompañando la invasión española al área, donde trató de difundir su cultura como parte de un proceso de estandarización del pensamiento acerca del origen del mundo y la sociedad, en el caso especifico de Guatemala fue a finales de 1523. Es probable que la Navidad haya sido celebrada desde aquel año, aunque no se hubiese fundado una ciudad española para seguir el año litúrgico, que era muy importante para no perder su línea cultural europea.

El proceso de ocupación española constó de dos fases: una bélica de enfrentamiento directo y una conquista espiritual destinada a la estandarización del imaginario entre invasores e invadidos. La primera abarcó desde su llegada hasta 1542 cuando se dieron las ordenanzas de Barcelona tendientes a organizar este proceso de unificación de los imaginarios que continuaba en funciones hasta 1821 cuando se dio la independencia política de España.

En este contexto de desarrollo del imaginario cristiano como medio de estandarización de las ideas en la actualidad contamos con cuatro iglesias dedicadas al nacimiento de Cristo provenientes del periodo colonial en Guatemala 1524-1821, construidas para albergar el culto especializado de las ramas masculinas y femeninas de la orden de Belén, tanto en la Antigua como la Nueva Guatemala. Estos templos son denominados Belén y hacen alusión al culto del Nacimiento del Niño Jesús, según podemos desprender de su anagrama e imaginería que ha sobrevivido en sus construcciones.

En antigua Guatemala se encuentra en pie aún, la más grande escultura del Nacimiento de Cristo en el frontispicio de la iglesia de la orden de Belén, fundada por el Santo Hermano Pedro de Betancourt cuya efigie complementa la composición situada en el frontispicio del templo, de esta advocación situada al centro del segundo cuerpo y calle central de dicho monumento, derivado directamente de un grabado destinado a la estandarización del conocimiento general de dicha orden religiosa. (Ilustraciones 2.  2.1, 2.2.)

En ella destaca el Misterio de la Natividad, compuesto por la Santísima Trinidad presidida por el Padre eterno encima de esta hornacina, el Espíritu Santo simbolizado por una paloma y el hijo que preside la composición representada en el Niño Dios; acompañado de la Santísima Virgen y San José, como su padre putativo en la Tierra.  La escena es completada por una escultura del Hermano Pedro de Betancourt que contempla la escena en su calidad de fundador de la orden religiosa.

El conjunto no pierde detalle de representación que incluyó esculturas del buey y la mula para dar la ambientación bíblica en la escena en el aspecto terrenal, debido a que en el celestial que tiene como eje de comunicación al Niño Dios que figura en un pesebre a manera de trono terrenal en cuyo fondo se situaron querubines para enfatizar la enseñanza de la venida de Cristo desde un mundo metafísico en el cielo denominado: “Gloria Eterna” aludido por un letreo especifico que se reproduce en todos los nacimientos portado siempre por un ángel cuyo texto extraído de la Biblia cita: “Gloria a Dios en los cielos” que se completa con la frase y paz a los hombres de buena voluntad. En el análisis de esta obra de arte es evidente la referencia de lectura del grabado de los hermanos Wierix, que nos permite inferir la profunda relación entre imágenes simbólicas, textos de referencia y la reproducción de los mensajes a distintas escalas y públicos con el fin máximo de unificación de critenrios acerca de un tema específico en este caso el Nacimiento de Jesús.

Este es el nacimiento más grande con que cuenta Guatemala en la actualidad y constituye lo que técnicamente se denomina una escultura arquitectónica, realizada en estuco cuya función social es mover la enseñanza del día más importante del cristianismo al pueblo de Dios.

El misterio de vestir en la Guatemala actual

En Guatemala se define el concepto “Misterio” como un conjunto escultórico compuesto por el Niño Jesús, recién nacido, la Virgen María y San José, cuya policromía esta compuesta de dos texturas, la primera denominada encarnado que corresponde a la piel humana visible en toda la imagen del Niño Jesús porque es representado desnudo o con un ligero paño que cubre sus genitales, para cumplir el sentido didáctico de referencia mística lo describe pobre y con poca ropa.

Las esculturas de la Virgen y San José pueden presentar ropa tallada del mismo material que las obras o bien de tela, en el periodo de la dominación española contaban con colores iconográficos para vencer las barreras idiomáticas y de analfabetismo, así la primera presentaba tunicela color rosa y manto azul, mientras el segundo túnica marrón y manto verde.

En el proceso de identificación de este tipo de obras referiremos como el más característico el del templo de Belén de la Nueva Guatemala de la Asunción, que es de tamaño natural, es decir de la altura promedio de una persona del común. Este conjunto escultórico data de la época colonial y según el historiador Haroldo Rodas, basado en la memoria de las fiestas de inauguración del templo de Belén de la ciudad de Santiago, actualmente la Antigua Guatemala, habría sido realizado por el célebre escultor Mateo de Zúñiga a mediados del siglo XVII. (Ilustración 3)

Este mismo tipo de esculturas en temática y técnicas de elaboración podemos apreciarlos en las iglesias de la Candelaria y la Capilla del Señor de las Misericordias de la Nueva Guatemala de la Asunción.

El retablo de la Natividad más grande de Guatemala

En jerarquía a las artes la composición escultórica más grande con la que se cuenta en la actualidad es el retablo del Nacimiento de Jesús, se encuentra en la iglesia de la Merced de la Nueva Guatemala de la Asunción, situado en el traceptum norte de dicho recinto sacro. En donde destaca un conjunto escultórico de bulto redondo situado en la calle central de dicho mueblo de iglesia a manera de camarín.

Este conjunto escultórico es bastante similar al de estuco citado anteriormente con la diferencia de usos de materiales y técnicas propias para el culto al interior de un templo, aunque originalmente no haya sido concebido para esta devoción, según podemos inferir de la interpretación de los demás elementos del retablo como cartelas y esculturas en nichos superiores del conjunto.

escultura del Padre Eterno para enfatizar la escena principal, que lógicamente no cuenta con una escultura del Hermano Pedro por ser de otra orden religiosa, sin embargo en nichos a los lados de la composición principal se pueden apreciar las esculturas de San Joaquín y Santa Ana eventualidad que le da un mayor sentido al mensaje de unidad familiar y festejo de la venida de Cristo a la Tierra porque estos personajes son los padres de la Santísima Virgen es decir abuelos de Jesús, dando más carácter al conjunto escultórico que sirve de referencia para la confección de otras obras de arte y composiciones, aún por encima de las prescripciones escritas.

 

Grabado del Nacimiento de Jesús

Nadal, Jerónimo

  1. Biblia Natalis. (1593). Reproducción, Universidad de Deusto-Ediciones Mensajero. Bilbao, España.

 

Estampa novohispana Firmada en México por Troncoso, fechada en México 1748, publicada en varias historias especializadas. Fotografías del templo Beatas de Belén en la Antigua Guatemala e imagen detallada de la calle central del segundo cuerpo donde se encuentra un nacimiento en estuco..

 

Fotoimpreso con el Misterio del Nacimiento de Cristo, tamaño natural, que preside la iglesia de Belén de la Nueva Guatemala, que según el historiador Haroldo Rodas fue realizado por Mateo de Zúñiga.

 

Retablo del Nacimiento de Jesús de la iglesia de la Merced de la Nueva Guatemala.

 

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