Elder Exvedi Morales Mérida nació en Santa Ana Huista, Huehuetenango, el 4 de noviembre de 1976. Es Maestro de Música por la Escuela Nacional de Música de la ciudad de Guatemala; Maestro de Teatro por la Universidad Popular de Guatemala; Periodista por la Universidad de San Carlos de Guatemala. Escritor, miembro de la Comunidad de Escritores de Guatemala. Miembro de la Red Nacional de Gestores Culturales. Director y fundador del grupo teatral “En Escena”. Realizó otros estudios como folklore, dramaturgia, composición musical. Ha actuado en varios filmes nacionales, entre ellos, El Brindis del Bohemio, con TV USAC. Autor de varios libros de poesía, narrativa, teatro y ensayo.
DÉCIMAS DEL BICENTENARIO
LOS AYCINENA
Por cierto, no me da pena,
desnudarles una verdad,
y digo con sinceridad:
que fueron los Aycinena,
padres de la anatema:
parieron la “independencia”,
y muchos, en su inocencia,
creen en esa mentira,
y civismo les inspira…
¡Faltos de luz y de ciencia!
LOS BATRES Y LOS PIÑOLES
Los Batres y los Piñoles
y los Aycinena también,
solo pensaron en su bien…
¡esencia de españoles,
enemigos de faroles!
planearon esta patraña,
semilla negra, cizaña…
y el pueblo sin libertad,
que vive en la oscuridad,
con facilidad se engaña.
LO APRENDÍ
Lo aprendí en la escuela,
en un viejo jacalito:
era yo un patojito,
era feliz en la aldea…
Le cuento para que vea:
Pobre, en mi inocencia
creí en la independencia,
fraude, noche y engaño,
mentira que hace daño
y lo grito con decencia.
LLEGÓ EL BICENTENARIO
Llegó el bicentenario,
añales ya de patrañas,
tantos siglos de cizañas…
y que valen un denario,
para un negro bancario.
Dos siglos de falsedades,
dos siglos de adversidades;
no hubo independencia,
y la clara evidencia:
todas las inequidades.
LA FARSA
La farsa aún resuena,
y el pueblo baboseado
aún sigue enredado
en la antigua cadena…
de indescriptible pena.
No hubo independencia,
deje ya su inocencia;
porque fue una mentira,
que vergüenza me inspira,
y se colmó mi paciencia.
INSULTO
Insulta la desnutrición,
y nos hablan de libertad;
nos humilla la oscuridad,
marchita está la ilusión.
Y nos hablan de redención
y el pueblo apendejado,
ingenuo, vituperado;
cree en la independencia,
¡me duele tu inocencia!
mi pueblo crucificado.
MI PUEBLO
Y mi pueblo explotado,
pueblo ingenuo y desnudo;
pueblo inocente, mudo,
que sigue crucificado,
que nunca fue liberado
cree en la independencia,
pueblo que en su inocencia
sonríe todos los días
sus sombrías alegrías,
y perdonen mi imprudencia…
¿EMANCIPACIÓN?
¿Emancipación de España?
Y me habla de libertad,
de sagrada felicidad,
¿Qué, no fue una patraña?
Duele ver que se engaña,
que en esa farsa mora,
que no llega la aurora,
a su anémica conciencia,
pues la tal independencia
de los mismos, fue una maña.
Y LAS GRANDES MAYORÍAS
Y las grandes mayorías
siguen en la misma esquina
donde la miseria mina,
y así, pasan sus días,
y sus noches negras, frías.
País libre somos, dicen,
y con sus actos maldicen;
hablan de soberanía,
de paz y de alegría,
cuando más noches predicen.
DOS CENTURIAS YA
Han pasado dos centurias,
ya muchas noches de llanto;
y yo te reclamo tanto
porque duelen tus penurias
e incontables lujurias.
Te tienen crucificada,
oprimida y violada;
¿y no que independiente?
Pobre, inclinas la frente,
silente, avergonzada.
Y PROLONGARON LA NOCHE
Y prolongaron la noche,
en realidad, seguiste peor,
no te hicieron ningún favor,
y disculpa mi reproche,
tu cinismo en derroche.
La criolla independencia,
no conoció la decencia;
se engordaron sus bolsillos,
falsos próceres y pillos,
ejemplo de delincuencia.
PIENSO EN LUCAS AGUILAR
Pienso en Lucas Aguilar,
en sus dulces sueños rotos;
dulces anhelos remotos,
en las lágrimas por gritar,
en las tristezas de la mar.
Y en esta Guatemala,
de los llantos, la antesala.
En Lucas Aguilar pienso,
en su patriotismo intenso,
por esta triste mengala.
ATANACIO TZUL, TE CANTO
Atanacio Tzul, te canto,
yo te honro, te encumbro;
y el alma me alumbro
aunque haya desencanto
e interminable llanto,
porque fuiste un adalid,
una lumbrera en la lid,
pero en nuestra historia
te escondieron la gloria;
te honro eterno adalid.