Todos coincidimos en el amor por la comida. Mesoamérica tiene una riqueza gastronómica casi ilimitada y que, desde épocas antiguas, se reconoce como un deleite al paladar. Siglo XXI Editores junto a la Universidad Anáhuac nos dejan este hermoso libro: Cultura gastronómica en la Mesoamérica prehispánica, del académico mexicano Alberto Peralta de Legarreta. Esta publicación ya se puede encontrar en la librería del Fondo de Cultura Económica de Guatemala.
Una de nuestras grandes necesidades es comer y no solo para alimentarse, sino también es una exigencia cultural. Muchos de los ingredientes que usamos en las cocinas tienen un origen prehispánico y se usan por miles de años en las recetas ancestrales. Peralta hace ese recorrido por la historia, no solo para señalar si tal o cual ingrediente vio la luz en las tierras de nuestro continente, sino también para resaltar su conexión histórica, cultural y social con las civilizaciones que se habitan en los que ahora conocemos como Latinoamérica.
El autor señala el vínculo que hay entre los ingredientes locales y el pensamiento mítico, con casos puntuales como el maíz o el cacao y cómo estos se vinculan con la tierra. Además, resalta desde la concepción cultural de los pueblos, cómo la comida se transforma el eje cultural de las comunidades. ¿Qué mejor enlace con la intimidad de los pueblos si se llega a través de la comida? Y es que la gastronomía es esa puerta que nos lleva a explicar de manera práctica como es la convivencia, la vida de los comensales y la mesa de cualquier sitio al que se llegue.
En este caso, la Cultura gastronómica en la Mesoamérica prehispánica nos muestra que la cultura se come en casa y se descubre con el paso de los años. Es parte de nuestras células y que la domesticación de las plantas o de los frutos para nuestro consumo es una historia milenaria que vale la pena contar. Como ese relato de nuestros abuelos frente a los fogones en las casas de los pueblos o las enseñanzas de nuestros los padres y madres mientras se prepara la comida del día o la especial para los días festivos.
El caso es que este libro evoca esos recuerdos y los explica. ¿Por qué somos tan cercanos a recordar a nuestros seres queridos solo con el sabor de una comida o el aroma de una cocina? Pues mucho tiene que ver con la historia, con ese nexo que tenemos con la tierra y que no soltamos ni en la muerte. “Existe hasta en nuestros días una práctica ritual que consiste en depositar ofrendas a los montes, considerados desde tiempos prehispánicos como lugares de resguardo de alimentos y humedad”, nos explica. En otra parte, la comida también es un acto de bienvenida al mundo. “Los primeros banquetes ofrecidos por el nacimiento de un niño, los convidados ‘tomaban un pedacito de comida y lo tiraban al suelo en calidad de ofrenda al dios Tlaltecuhtli’”.
Es así y de manera práctica y entendible, el autor explica los procesos de nixtamalización, el uso ritual y cotidiano del maíz, los frutos y verduras de origen mesoamericano y cómo sobreviven hasta nuestros días en las mesas de los comensales del mundo entero ¿Acaso es posible imaginar una pizza sin tomate? ¿vivir en un mundo sin tortillas o palomitas de maíz? ¿O un chocolatito para endulzar el día?
El libro es un hermoso regalo para los estudiantes de gastronomía, antropólogos o cualquier persona amante del buen comer local. Esta publicación despierta el hambre de la curiosidad en cada página.
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