Por Ana Lucía González
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Este Miércoles Santo, a las 17:00 horas, en la Basílica de Santo Domingo, zona 1 capitalina, los frailes dominicos inaugurarán el conjunto escultórico: “Monumento al cucurucho y la devota cargadora”, una obra dirigida por el ingeniero Alberto Hernández Herrera, que busca enaltecer la devoción de esta figura que ha contribuido a que las procesiones en Guatemala se mantengan como una preciada tradición.
Se trata de una obra realizada en resina de tamaño natural con tres personajes: el padre y sus dos hijos. Está ubicada en el jardín exterior, con las figuras dirigiéndose hacia la puerta del templo. La niña tomada de la mano del papá y viendo hacia su rostro; y el niño, tratando de llegar antes a su destino. “Representan a cada uno que ha pasado por este atrio y recorre las calles de la ciudad al lado del Señor Sepultado cada Viernes Santo”, según la página dedicada a este suceso.
Es la primera vez que, en Guatemala, a través de una obra escultórica, se representa esta noble y ancestral práctica que se ha transmitido a lo largo de varias generaciones. Su autor, Hernández Herrera comenta que se hizo con el entusiasmo de los frailes dominicos, y contó con las donaciones de varios colaboradores fieles a este fervor religioso.
El monumento aún se encuentra cubierto. Podrá ser apreciado hasta el momento de su develación y bendición el próximo miércoles, aunque, ya circulan imágenes de la obra debido a su difusión en el momento en que era colocada en el atrio de la iglesia.
“Ante la falta de procesiones este año, el cucurucho necesita figuras con las cuales identificarse”, expresó Fray Luis Roberto Aguilar, del templo Santo Domingo.
CUATRO HERMANDADES
Hernández Herrera tiene alrededor de 10 años colaborando en los proyectos de la iglesia de Santo Domingo, actualmente como encargado de enseres. Hace poco, participó en el proyecto para realizar la imagen de la Virgen del Rosario de Morenos, que se ubica en un nuevo arco ubicado en el parque central de Mixco. Al notar la receptividad del público, tomó la idea para hacer algo similar, con la figura del cucurucho.
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Explica que parte de una estructura de metal, la cual forra con resina y se talla con polvo de mármol. Los trajes fueron donados por su persona y otros colaboradores fieles a esta causa. Queda pendiente la baranda para proteger el monumento, para lo cual ha conseguido los fondos necesarios.
Algunos detalles de su elaboración, por ejemplo, se recogieron los símbolos de las cuatro hermandades que participan en la devoción de este templo: el Señor Sepultado, Jesús de la Buena Muerte, la Cofradía del Santo Rosario y la Cofradía de los Siete Dolores de la Santísima Virgen.
ENCUENTRO MÍSTICO
“El proyecto se logró gracias a la providencia divina”, asegura Hernández Herrera. Confiesa que el proceso ha sido de una emoción profunda y “ha llorado mucho”.
El antropólogo Mauricio Chaulón explica que en el proceso de elaboración escultórica se sabe que el autor entra en una relación directa con el material “amorfo” y en donde el reto es convertirlo en una obra estética. “Un principio de la escultura es que debajo de una pieza de madera o de piedra, está escondida la belleza. La tarea del artista es liberarla o descubrirla”.
Así, las historias de tradición oral en el arte sacro decían que el maestro escultor entraba en una relación compleja con la pieza de madera para que «se dejara tallar», especialmente al tratarse de la figura de un Cristo, una Virgen, un santo o una santa.
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