Hay un diálogo que Arthur Howitzer Jr, el personaje de Bill Murray inspirado en el célebre periodista y editor fundador de The New Yorker Harold Ross, dice varias veces en la nueva película de Wes Anderson «The French Dispatch» («La crónica francesa») en el que no puedo dejar de pensar: «Sólo intenten que parezca que lo escribieron así a propósito», le aconseja amablemente a su personal.
Es una sugerencia inteligente, seguro, y lo suficientemente familiar como para preguntarse si se trata de un consejo de escritura bien conocido. Lo que resulta especialmente sorprendente es que es un consejo de alguna manera seguro y a la vez autocrítico; una hermosa broma llena de perspicacia y contradicciones, no muy diferente de las propias películas de Anderson. Y es fácil preguntarse si es una especie de ventana a la mente de Anderson, algo que el cineasta se dice a sí mismo o que le dijeron alguna vez para que su estética idiosincrática tuviese sentido, lo que parece haberse convertido últimamente más en una especie de responsabilidad. Para bien o para mal, las películas de Wes Anderson siempre se ven, suenan y se sienten como películas de Wes Anderson.
«The French Dispatch» no es la excepción, pero como hemos vivido con sus películas 25 años y la más superflua interpretación de su estilo ha sido incorrectamente apropiada por aficionados en Instagram, es fácil descartarlo. Y quizá hay algo en el hecho de que justamente, o no, parte del brillo ha sido opacado por la familiaridad. Sin embargo, «The French Dispatch» sigue siendo una oda muy agradable, sofisticada y experimental a la idea romántica y ficticia del apogeo de mediados de siglo de revistas como The New Yorker y The Paris Review.
El alcance de esta revista en particular es significativamente más limitado que el de sus inspiraciones. The French Dispatch es un encarte semanal del diario Liberty Kansas Evening Sun. El verdadero Liberty, Kansas, es un pueblo con una población que apenas ha superado los 250 habitantes en el último siglo y que recientemente se ha reducido a cerca de 100. Esto hace que sea aún más gracioso que el personaje de Murray financiara una revista fuera de Francia (en una ciudad ficticia llamada Ennui-sur-Blasé) con un equipo de escritores famosos. Pero es una búsqueda que terminará con su muerte, y el último número del semanario proporciona la estructura para esta película de antología.
Hay una viñeta estilo «Lo más sonado» escrita por el personaje de Owen Wilson, Herbsaint Sazerac, quien describe un día en la vida de un pequeño pueblo francés, una historia sobre un asesino encarcelado (interpretado por Benicio del Toro) cuyas pinturas modernas se vuelven una sensación, una sobre un reticente estudiante revolucionario llamado Zeffirelli (Timothée Chalamet), y otra sobre un periodista culinario (Jeffrey Wright) enviado para escribir el perfil de un celebrado chef (Stephen Park) y que se ve atrapado en un ardid de secuestros y rescates. Es extravagante, deliciosamente absurda y por momentos oscura, como todas las películas de Anderson, incluso si esto se olvida en las malas imitaciones.
Anderson escribió el guion junto a sus viejos colaboradores Roman Coppola, Hugo Guinness y Jason Schwartzman (quien también tiene un papel pequeño). Y es una experiencia conmovedora única que salta de una historia a otra (con imágenes apropiadamente en blanco y negro y toques ocasionales de color presumiblemente para imitar los medios impresos y las fotos) con el único hilo conductor de que todas resultan estar en la misma publicación. Que uno se interese tanto es un testimonio de la narrativa y del ejército de actores experimentados que parecen estar más que felices de aparecer unos pocos minutos en pantalla, incluidos Adrien Brody, Tilda Swinton, Léa Seydoux, Frances McDormand, Mathieu Amalric, Elisabeth Moss, Henry Winkler y Saoirse Ronan.
En todo caso, «The French Dispatch» quizá sufre por su abundancia, que a primera vista puede parecer como un exceso, pero creo que se sostiene bastante bien. Esos son los detalles que harán placertero y gratificante volver a verla. O quizá simplemente era una labor titánica disparatada, pero funciona.
De cualquier modo, Anderson hace que se sienta que la hizo así a propósito.
«The French Dispatch», un estreno de Searchlight Pictures, se estrena en cines selectos el viernes y llegará a más salas el 29 de octubre. Tiene una clasificación R (que requiere que los menores de 17 años la vean acompañados de un padre o tutor) de la Asociación Cinematográfica de Estados Unidos (MPAA, según sus siglas en inglés) por diálogos, desnudos gráficos y algunas referencias sexuales. Duración: 103 minutos. Tres estrellas de cuatro.