Kevin Hart puede hacernos reír y llorar incluso si el medio fue diseñado para activar las glándulas lacrimales. En «Fatherhood» («Paternidad»), que se estrena en Netflix mañana, interpreta a un flamante padre cuya esposa muere poco después del parto y él debe criar solo a su hija.
Para ser justos, ha habido muchos filmes desgarradores de este corte que han fracasado, como «Life Itself» («La vida misma»). Pero algo tiene que salir muy, muy mal para que una película arruine ese tipo de premisa. «Fatherhood» no sólo cumple su cometido en ese nivel emocional; también sobresale del resto gracias a un guion inteligente, divertido y básicamente auténtico (del director Paul Weitz y Dana Stevens) y un elenco creado por Hart.
La historia se basa en el libro de memorias de Matthew Logelin «Two Kisses for Maddy: A Memoir of Loss and Love», sobre la muerte de su esposa luego que ella dio a luz a su hija. Desde su publicación hace 10 años, ha sido llevada a la pantalla de distintas maneras: primero como una cinta de Lifetime y luego como un vehículo para Channing Tatum, hasta que finalmente consiguió a Weitz («About a Boy») como director y Hart como su estrella.
Hart interpreta a Matt, un profesional de Boston con una esposa hermosa. La película lo presenta en su funeral, antes de mostrar lo que sucedió. El guion muestra hábilmente a Matt y Liz (Deborah Ayorinde) y hace de ella algo más que una sosa sustituta de «esposa» mientras nos prepara para lo que se avecina. Y, por supuesto, no se trata de ellos sino de Matt y su pequeña hija, Maddy. Él ni siquiera tiene tiempo para llorar; tiene un pequeño ser humano que mantener con vida.
«Fatherhood» suaviza muchos bordes de la vida real. El dinero no parece ser una preocupación para Matt, tiene padres y suegros (Alfre Woodard es excelente como su suegra) que están más que dispuestos a recibirlos a él y Maddy de vuelta en Minnesota, y sus primeras pruebas como papá son presentadas a modo de pequeños bocadillos. Un día hay que montar la cuna. Un día ella grita mucho. Incluso hay un montaje de «los bebés son duros pero divertidos» al ritmo de «Push It» de Salt-N-Pepa, donde instala rápidamente un asiento de bebés para el automóvil y casi lo deja (con la bebé adentro) en una tienda de comestibles. Esta no es una representación estilo «Tully» del profundo agotamiento que conlleva cuidar a un infante.
Sin embargo, la película logra un buen equilibrio entre el drama y la comedia, y cuenta con la ayuda de un sólido reparto que incluye a Lil Rel Howery y Anthony Carrigan como los mejores amigos de Matt.
Y dentro de la estética de la comedia dramática, hay momentos de verdad y gracia, desde Matt aspirando en pánico hasta simular ruido blanco para que la bebé con cólicos pueda dormir y él diciéndole a su suegra que nunca sabrá si es un buen padre si no tiene la oportunidad de intentarlo. Nunca está del todo claro por qué no quiere su ayuda o necesita regresar a su ciudad natal.
«Fatherhood» salta de pronto al jardín de infancia, lo cual es un poco discordante, pero es agradable ver a Maddy (Melody Hurd) con una personalidad y un punto de vista y darle a Hart a alguien con quien conectarse más allá de una bebé. También permite que la película presente una posible novia (interpretada por DeWanda Wise). Puede que nunca sorprenda el rumbo que toma «Fatherhood», pero es algo que también se puede perdonar.
Está hecha con buen corazón. Incluso los momentos cliché son comprensibles. A veces, el realismo brutal está sobrevalorado cuando se trata de recién nacidos en las películas. Y, para ser honestos, es mucho más probable que vuelvas a ver «Fatherhood» que «Tully».
«Fatherhood», un estreno de Netflix, tiene una clasificación PG-13 (que advierte a los padres que podría ser inapropiada para menores de 13 años) de la Asociación Cinematográfica de Estados Unidos (MPAA, según sus siglas en inglés) por «algo de lenguaje fuerte y material sugerente». Duración: 109 minutos. Dos estrellas y media de cuatro.