Covid y sus reformas. Foto la hora; Ap

Alfonso Mata

HS: reformas y coronavirus ¿qué ligan?

AM: Existe un principio que por su simplicidad casi siempre se olvida en un plan, programa, proyecto: los primero es saber con claridad la finalidad que persiguen.

En las condiciones en que se destapó lo malo de planes, proyectos de salud por lo general se esta diciendo hasta la saciedad que  hay que reformular. Se reformulan planes de educación, de salud, de trabajo, y eso parte de un postulado: los actuales, los que están en vigor, no son adecuados, crean dudas, no están cumpliendo sus cometidos ante situaciones dadas. Las situaciones y necesidades cambiaron y entonces -y es lo que constantemente no se hace- lo primero que hay que hacer es aclarar todo ello, porque fracasos totales o parciales (por concepción, por aplicación) son producto de aciertos y desaciertos y nos debilitan ser precisos.

HS: Y la gobernabilidad

AM: La gobernabilidad es otro aspecto a considerar. En el medio político en que se desenvuelve la educación, la salud, el trabajo, los planes y programas, muchas veces fracasan, porque no se siguió la línea de pensamiento de los que los conciben y otras se desnaturalizaron. Pero muchas veces también parte de esos planes no fueron concebidos con claridad y visión de futuro.

En nuestro medio, hasta antes de la década de los sesenta del siglo XX, esta consideración no pesaba y fue durante esa época, en que salubristas y políticos de la salud como Estrada Sandoval, Francisco Aguilar Otto Zeissig y Otto Retana, Herrera y otros, ante lo que sucedía y principiando por su marco teórico, se planteaban la pregunta del fracaso, principiando por un análisis del recurso humano y se cuestionaban: ¿los planes de estudio permiten a los centros formadores entregar técnicos y profesionales que la sociedad necesita? a la que se seguía ¿Cuál es el tipo de profesional que el país necesita? y finalmente ¿es posible que a través de un tipo de enseñanza asentada en bases más reales, que el sistema educativo pueda dar un médico una enfermera técnicos odontólogos químicos, ingenieros que le sean útiles?  Pero eso les obligaba a plantear antes que nada una realidad y una interpretación de la misma, para luego en bases más firmes, poder aventurar una opinión sobre cómo abordar el recurso humano.

HS: puede enseñarnos la historia en eso

AM: claro siguiendo mi narración, es de esa manera que la USAC y centros como INCAP, lanzan a darle al calificativo subdesarrollado, que era cómo nos tenía clasificado el concierto de Naciones a darle a esa expresión definiciones y contenidos.

El consenso de aquel grupo en aquella época, lo fundamentaron en el Censo Nacional de 1964 que mostraba a Guatemala como un país con alrededor de 4.5 millones de habitantes, los cuales el 34% ocupaba lo tenido como áreas urbanas y el 66% las áreas Rurales, con un aumento claro en las siguientes décadas de crecimiento urbano. De la población económicamente activa, el 68% se dedica a la agricultura, a la industria el 11.5%, al comercio del 5.4% y a servicios cerca del 10% y la participación de esos sectores en el producto nacional bruto era el siguiente: agricultura 32% industria 13% comercio 275 y todo ello con poca fluctuación desde finales del siglo anterior. Pero preocupaba que en la agricultura su crecimiento fuera tan pobre.

Más o menos por esa época, los resultados de morbi-mortalidad nacional señalados por la OMS e INCAP, señalaban un estado nutricional pobre y muy deteriorado en grandes grupos de población y añadían que como factores causales de esa epidemia, la falta de acceso a una buena salud, educación, a bienes y servicios, recursos financieros y tecnología como factores precipitantes de pobreza y su consecuencia sobre el problema de salud y enfermedad, enfocando el problema de salud en nutrición e infección. Por otro lado, los economistas resumían ante las evidencias de OMS-INCAP, como un hecho central, el número de individuos aumentando a un ritmo mucho más rápido que la disponibilidad de riqueza en sus manos, generando una brecha entre el progreso demográfico y el económico a lo que se añadía, una distribución económica inequitativa, no despreciable por cierto.

Por lo que era un hecho esperar zonas y grupos geográficos de economía e ingresos atrasados que coincidía con hambre y pobreza en donde el consumo proteico y calórico estaba por debajo de sus necesidades (ampliamente demostrado en la encuesta nutricional de INCAP) a lo que se aunaban malas condiciones sanitarias, que añadía una recarga de necesidad nutricional para hacer frente a la infección y su recuperación, generando como problema central un sinergismo entre nutrición e infección.

De tal manera que el grupo afirmaba, sin entrar en mayores por menores, que el estado de salud de vastos sectores de población urbana y rural, no dependía de sí mismo, sino que se encontraba relacionado obligadamente con el medio ambiente físico y la sociedad que lo rodeaba, así como de las condiciones y determinaciones políticas que hacían frente a esas situaciones y que propiciaban una pobreza no sólo económica sino educativa y de salud.

HS: Y que se hizo:

AM: ¡Interesante! elaboraron ante lo encontrado, un modelo explicativo sobre el cual trabajar y señalaron la importancia de atender el problema de manera multidisciplinaria.

Una de las causas señaladas por los salubristas de todo este desorden socioeconómico, fueron las migraciones por la extrema pobreza del área rural. Pobreza de condiciones de vida causada por muchos factores en los que señalaban: falta de justicia, de tenencia de la tierra, pésimas jornales, mala e ilimitada tecnologías agrícola, inexistencia prácticamente de acceso financiero.

La migración rural-urbana fue considerada una migración tras el espejismo de una vida mejor en la ciudad que los conduce especialmente a los jóvenes a desajustes en patrones de vida no integrados a la vida urbana, dejándolo de todos modos dentro de un esquema de pobreza ignorancia enfermedad que se señalaba en el modelo y que aplica tanto en las áreas rurales como urbanas marginales. Se era claro en que el problema se agudizaba, cuando el trabajo como oferta abunda y el trabajo como demanda escasea y  en consecuencia, los salarios son bajos y la economía familiar pobre y su consecuencias inmediatas, la salud, pobre pues son malas las condiciones para satisfacer los requerimientos mínimos necesarios de buen estado de salud y estados adecuado de higiene, compatibles con una vida digna y sana.

HS: Y en que se concluía ante las epidemias que se sufrían

AM: Al final de sus sesiones y reflexiones, los salubristas de aquella época llegaban a la conclusión de que prácticamente la sociedad guatemalteca bajo el marco político y social que la regía, facilitaba, al no existir un mecanismo adecuado de planificación-acción, el mecanismo de transmisión de enfermedades y provocaba un desgaste en ello al obligar al sistema de salud a atender una cadena epidemiológica formidable y sólida que justificaba acciones de emergencia para sostener la vida principalmente en la población preescolar (campañas de alimentación un ejemplo) superpuesta al riesgo de causales de morbimortalidad no atendido.

A ello el grupo de reflexión añadía una situación trágica, producto de todas las pobrezas (económica, salud, laboral, educación) un espacio para la enfermedad psicosomática (actualmente salud mental) por incapacidad de responsabilidad difícil de sobrellevar en medios adversos del barrio o de la milpa. La desocupación, falta de incentivos locales, competencia, falta de recreación, bajo nivel educativo, violencia, vagancia alcoholismo y drogadicción disipación y desintegración familiar son sólo secuelas de ello no causas afirmaban.

Fuente:

Carlos Estrada Sandoval “problemas de salud pública en el desarrollo urbano” conferencia sobre problemas de Urbanización en Guatemala seminario de integración social guatemalteca mimeografiado Guatemala 1965.

 

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