Alfonso mata

El acoso sexual, se ha estudiado en una variedad de lugares, clases sociales, ocupacionales, y grupos raciales/étnicos. Los efectos negativos se han documentado en todos los contextos y todos los grupos. Es decir, el impacto del acoso sexual se extiende a través de los hogares, centros educativos, lugares de trabajo sin respetar, ocupación, raza y clase social.

Sabiendo que más del 50% de las docentes y administrativas y el 20-50% de las estudiantes se topan con una conducta de acoso sexual en la universidad, la pregunta ahora es ¿cuán significativo es para su salud y bienestar?

EL BIENESTAR

Numerosos estudios, han documentado los vínculos entre el acoso sexual y la disminución del bienestar psicológico y profesional. Como resultado, los investigadores han establecido un modelo conceptual de los factores que predicen las experiencias de acoso sexual y los resultados asociados con las experiencias y de ellos se puede concluir que: las experiencias de acoso en las mujeres, están asociadas con reducciones en su salud profesional, psicológica y física. Las relaciones entre el acoso sexual y esos resultados, siguen siendo significativas, incluso cuando se controlan otros factores estresantes (por ejemplo, estrés laboral general, trauma, etc.); otras características del trabajo (nivel ocupacional, tenencia organizacional, carga de trabajo); personalidad (afectividad negativa, neuroticismo, narcisismo) y otros factores demográficos (edad, nivel educativo, raza).

Algunos sondeos también muestran que el acoso sexual tiene relaciones más fuertes con el bienestar de las mujeres que otros estresantes que suelen encontrarse en los entornos educativos y laborales. Otros señalan que los efectos negativos en la persona acosada, se extienden a los que las rodean: familia, grupos de trabajo y organizaciones enteras. Cuanto más a menudo las mujeres son acosadas sexualmente, más piensan en irse (y algunas finalmente se van ya dañadas) otras se quedan magnificando daños. El resultado neto por lo tanto, es una pérdida de talento y condición física y mental, costoso para las organizaciones y la sociedad.

La investigación también ha indicado que, incluso episodios de acoso sexual de baja frecuencia, pueden tener consecuencias negativas y que las experiencias psicológicas y sociales de estas mujeres, son estadísticamente diferentes de las que no experimentan acoso sexual. Tampoco sorprende que a medida que aumenta la frecuencia de las experiencias de acoso sexual, las mujeres experimentan resultados psicológicos de bienestar y laborales, significativamente peores. La investigación encuentra que también el acoso de género (un tipo de acoso sexual, de alta frecuencia) puede tener efectos similares a la atención sexual no deseada y la coacción sexual (tipos de acoso sexual menos frecuentes). En otras palabras, esto muestra la importancia de no sopesar el acoso de género, como una «Menor», forma de acoso sexual. También es significativo observar en los estudios, que los impactos que las mujeres experimentan, no depende de que ellas etiqueten la experiencia como acoso sexual.

EFECTO EN RESULTADOS PROFESIONALES

Un elemento fundamental para la salud es la satisfacción de donde se está y lo que se hace. Amplias han sido las investigaciones que revelan que el acoso sexual afecta el bienestar profesional de las mujeres provocándoles: estrés laboral, insatisfacción y frustración; factores que las vuelve propensas a falta de bienestar y de salud. Este hallazgo no reconoce ni estado social, ni económico, ni país. Vista con más detalle la relación entre acoso sexual y la satisfacción laboral, los datos muestran que el daño sufrido es notablemente peor, cuando el acoso proviene de relaciones interpersonales con supervisores que de compañeros de trabajo.

Los estudios que examinan el retiro organizacional por esta causa, encuentran en las afectadas un empeoramiento de condiciones de bienestar y mayor cantidad de días con enfermedad o malestar, que en las no afectadas por esto. En los casos en que no hay retiro voluntario, se puede encontrar un aumento de ausentismo por molestias, tardanza, más uso de licencia por enfermedad y conductas de trabajo desfavorables (por ejemplo, excusas para salir del trabajo, descuido de tareas, menores puntajes de desempeño).

En encuestadas sobre probabilidad de dimisión de su trabajo en los próximos meses, es frecuente escuchar en las profesionales acosadas sexualmente que: “no dimito por razones financieras y familiares y sé que me costará encontrar otro empleo» aun a costa de salud y bienestar. En las estudiantes puede escucharse “no puedo quedar mal con la familia, me frustraría y no me creerían”.

El acoso sexual también se asocia con rendimiento reducido “no entiendo, cada vez me agoto más” es una frase altamente asociada con el acoso, incluso se ha encontrado que el rendimiento verbal de las mujeres, sufre como resultado de un sutil acoso sexual.

Otra medida clave de bienestar, producto del acoso sexual en el lugar de trabajo, es el compromiso de las personas con su organización. Esta medida revela sentimientos de desilusión y enojo con la organización y creencias de que la organización tiene la culpa de las experiencias que tuvieron. Las investigaciones muestran que: a medida que las mujeres experimentan más casos de acoso sexual, menos comprometidas se sienten con su lugar de trabajo y lo que hacen por el. Los resultados encontrados en mujeres que trabajan se replican en estudiantes universitarias: disminución de interés, aumenta de ansiedad y frustración, abandono de preparación y las que permanecen, tienden a sufrir académicamente y a mostrar rechazo y baja participación en diferentes aspectos de la vida académica y no académica. Las pruebas universitarias estudiantiles de bienestar, demuestran que las universitarias que sufren o han sufrido de acoso, tienden a tener resultados en salud mental y física, menores que las que no lo han padecido.

SALUD

Tanto los test psicológicos como físicos que incluyen múltiples preguntas y exámenes, muestran que entre más frecuentemente reportan las mujeres experiencias de acoso sexual, más síntomas de depresión, estrés, ansiedad y menos bienestar físico y psicológico reportan: humor y actitudes negativas, miedo, desórdenes de alimentación, disminución de autoestima, cólera, disgustos, y disminución en general de satisfacción con la vida. De igual forma, los estudios en universitarias, señalan asociación entre acoso sexual estudiantil y uso y abuso de alcohol y drogas. Los estudios también han encontrado asociación entre severidad del acoso, calificado así por la intensidad (violación) o frecuencia y duración del mismo, con aparecimiento y establecimiento de desórdenes psiquiátricos de ansiedad, humor y estrés post traumático.

El estrés que produce el acoso sexual, se ve potenciado o aumentado con el estrés que produce el abandono de estudios, disminución de rendimientos, pérdida de trabajo y disminución económica, lo que se acompaña también de disminución de motivación y pasión por lo que se hace y de disminución de beneficios sociales y de confianza en sí misma, que puede privarla de apoyo social y empeorar la situación.

La literatura de asociación entre salud física y acoso sexual es muy escasa y más que nada emerge de su relación con salud mental. En general, las mujeres que han sufrido o sufren de acoso, la información que dan sobre su bienestar general es negativo. Son varias las investigaciones que asocian el acoso con síntomas como: dolor de cabeza, agotamiento, problemas de sueño y gástricos, dificultad respiratoria, dolores osteomusculares, pérdida o ganancia de peso, conductas sociales de riesgo como adicción a drogas. Estudios con voluntarias, han mostrado que cuando son expuestas a comentarios sexistas de compañeros de trabajo, reaccionan con cambios cardiovasculares similares a los que tiene lugar en situaciones severas de amenaza y peligro. Este tipo de respuesta, ha sido asociado con enfermedad cardiovascular y con función inmunológica deprimida. Por consiguiente, exposiciones prolongadas que generan estrés físico, a la larga pueden provocar problemas de salud. Este es un campo que necesita de más investigación.

Resulta pues evidente, que las perturbaciones biológicas y psíquicas provocadas por el acoso sexual, son una fuente perturbadora de la salud y el bienestar de la mujer agredida, que va mas allá, en muchos casos, de la capacidad de adaptación, volviéndola vulnerable a malestares y enfermedades, tema sobre el que se ha realizado poca investigación.

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