Por Gustavo Morales

El problema de tener almorranas es sumamente molesto, esta fastidiosa y dolorosa enfermedad, puede presentarse en hombres y mujeres desde la juventud en adelante e incluso puede observarse en contadas oportunidades en niños(as). Se estima que después de los cincuenta años más de la mitad de la población las padece.

Las hemorroides son pequeños espacios de venas dilatadas de la red de venas (plexo hemorroidal) que se ubican en la parte inferior del recto al final del colon descendente.

Se presentan de forma externa (en el ano) o interna (en el recto) o ambas a la vez; las primeras se pueden palpar al hacer la limpieza higiénica pos-defecación y las internas se constatan con la exploración y la palpación manual o por medio de procedimientos en el ano.

En esta enfermedad, las venas del recto y del ano se dilatan y eso suele aparecer de manera espontánea es decir sin previa sintomatología directa que haga pensar en que su presencia es decir no se anuncian con síntomas, simplemente empiezan hasta que aparece el dolor o la hemorragia cuando uno va al baño o ambas cosas.

Con frecuencia estas venas se observan por problemas de estreñimiento (cuesta mucho defecar) consumo continuo de alimentos y bebidas irritantes (alcohol, chile, especias etc.) y dietas pobres en fibra. Se ha observado que la obesidad también es una de sus causas así como el sexo anal, embarazo, tabaquismo. Se cree que las hemorroides se forman cuando hay un aumento de la presión de las venas hemorroidales o debilidad de los tejidos de la pared del ano.

Las hemorroides externas se pueden tolerar siempre que no sufran una “trombosis” (formación en la vena de coágulos sanguíneos) en donde se inflaman formando una tumefacción color morado sumamente dolorosa que obliga a buscar ayuda y consejo médico. Esta situación hace insoportable ir al baño a defecar y a veces el solo hecho de sentarse en una silla o en un sillón es sumamente doloroso.

El aparecimiento de las hemorroides internas puede causar un gran susto al que las tiene ya que uno empieza a observa sangre en las heces ya sea que salga por encima de las heces o simplemente se gotea sobre el agua del inodoro. No son tan dolorosas y se produce menos trombosis que en las externas. Se debe pensar en ellas cuando se haya descartado otras enfermedades que también producen hemorragias anales. Obviamente la presentación de sangrado asociado a las defecaciones (papel higiénico manchado con sangre) hace pensar en hemorroides desde un principio.

No es raro que a veces se presente secreción mucosa que al ser expulsada promueva una sensación de defecación sin que haya heces fecales.

Para entender mejor el concepto de trombosis e inflación venosa, se puede decir que se trata de un “estrangulamiento” del saco (hemorroide) lleno de sangre que luego coagula y cierra u ocluye el paso de la irrigación sanguínea normal al tejido propio del “saco”, creando esta oclusión la falta de oxigenación al tejido, con la consecuencia de iniciar una inflamación y dolor en dicha área hemorroidal. Este hecho puede producir la caída y pérdida del saco hemorrágico trombosado aliviando y curando el problema o en su lugar aparecer una úlcera pequeña menos dolorosa que sana por sí sola o que de mala suerte, se infecta y amerita cuidados de asepsia y eventualmente uso de antibiótico local.

La certeza para un diagnóstico final veraz, debe hacerse a través de una anoscopía para evaluar la presencia, evolución y estado en ese momento de las hemorroides tanto internas como externas para tomar la mejor decisión de su tratamiento

El tratamiento por lo regular es sintomático, es decir ir tratando los signos y síntomas que van apareciendo. Se acostumbra recomendar cambios en la dieta para evitar comidas que producen inflamación y tomar algún tipo de medicamento (laxante) que ponga las heces más suaves y agudas para evitar hacer fuerzas en cada evacuación.

Para aliviar el dolor e inflamación se conseja realizar los conocidos “baños de asiento” por diez minutos con agua tibia en un recipiente adecuado para el caso después de cada evacuación. También se puede usar un medicamento tipo pomada con anestésico local como lidocaína. Cuando el cuadro clínico se ve acompañado de una hemorroide trombosada, se puede tomar antiinflamatorios y consultar al médico para evacuar el coágulo que produce el fuerte dolor. Lo anterior los médicos lo hacen con una pequeña incisión, previa anestesia local en el saco hemorroidal y luego se exprime este para que salga el coágulo. Puede también extraerse con una pinza según opinión y decisión del profesional, afortunadamente este procedimiento alivia de manera pronta el dolor.

En el caso donde las hemorroides son hemorrágicas y sangran con cualquier esfuerzo o acción de limpieza anal, se pueden tratar con el sistema químico de “escleroterapia” que reseca la vena y la colapsa de tal manera que deja de fluir sangre por ella y el problema hemorrágico cesa por sí sólo la mayoría de veces.

A veces estos procedimientos no consiguen el objetivo de aliviar el dolor o contener las hemorragias por lo que se procede a poner ligaduras elásticas principalmente en las hemorroides internas que no respondieron de manera satisfactoria a los tratamientos mencionados

La colocación de la “ligadura” estrangula las hemorroides, esta se necrosa (destrucción propia de un tejido) y luego se cae, dejando un corto tiempo cicatrizada el área donde estuvo. Este procedimiento puede hacerse con varias hemorroides a la vez. Si estas últimas son reacias a los tratamientos anteriores es muy probable que el médico recomiende la cirugía (hemorroidectomía) para resolver y curar toda la problemática hemorroidal.

Hay otros tratamientos como la fotocoagulación, cauterización, rayos laser y otros, que no han demostrado ser mejores que los procedimientos antes descritos.

En resumen: se puede observar y entender que esta molesta dolencia, tiene alternativas variadas y sencillas de tratamiento, como alternativas quirúrgicas definitivas. Es responsabilidad y criterio médico el elegir y aconsejar cuál es el mejor tratamiento según el cuadro clínico del paciente para su mejoría y curación.

Se ha observado que la obesidad también es una de sus causas así como el sexo anal, embarazo, tabaquismo.

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