Por Alfonso Mata

Un nuevo estudio publicado en la revista «Environment International» cuantifica por primera vez el impacto global combinando datos sobre la contaminación del aire en diferentes países con conocimientos sobre cómo la exposición a diferentes niveles de contaminación atmosférica está asociada con las tasas de nacimientos prematuros.

«Este estudio destaca que la contaminación del aire no sólo puede dañar a las personas que están respirando el aire directamente – también puede afectar seriamente a un bebé en el vientre de su madre», dijo Chris Malley, un investigador en el SEI York Center, en la Universidad de York, y autor principal del estudio.

El aire libre está relacionado con nacimientos prematuros, concluyen los autores. Cuando un bebé nace prematuro (con menos de 37 semanas de gestación), existe un mayor riesgo de muerte o discapacidades físicas y neurológicas a largo plazo.

El estudio, dirigido por un equipo del Instituto de Medio Ambiente de Estocolmo (SEI) de la Universidad de York, encontró que en 2010, alrededor de 2.7 millones de nacimientos prematuros a nivel mundial o 18% de todos los nacimientos prematuros, fueron producto de la exposición a partículas finas (PM2,5). Las PM2.5 son especialmente perjudiciales para la salud humana, ya que pueden penetrar profundamente en los pulmones. Los resultados sugieren que abordar el problema de las principales fuentes de PM2.5 – desde las emanaciones de los vehículos diesel hasta la quema de residuos agrícolas- podría salvar vidas de bebés y mejorar los resultados en su salud. Hay que tener en cuenta que «Los nacimientos prematuros asociados con exposiciones no sólo contribuyen a la mortalidad infantil, sino que pueden tener efectos a largo plazo en la salud de los sobrevivientes».

La región del mundo con mayor contribución a los nacimientos prematuros relacionados con PM2.5 fue Asia meridional y oriental, que en conjunto contribuyen con alrededor del 75% del total mundial. El África subsahariana occidental y la región del Norte de África / Oriente Medio también tuvieron un número particularmente elevado y en las exposiciones en estas regiones, tuvo una gran contribución, el polvo del desierto.

Como todo estudio sus limitaciones no se dejaron de manifestar. Hay incertidumbre en estas estimaciones porque la función concentración-respuesta que usaron se basa principalmente en normas Americanas y Europeas y los autores entonces afirman «No solo no sabemos si la relación es la misma en concentraciones mucho más altas, como las que se encuentran en algunas ciudades indias o chinas, pero la prevalencia de otros factores de riesgo también varía considerablemente. En Guatemala muchas madres embarazadas en muchos lugares, están expuestas a altos niveles de contaminación en el interior de su vivienda por el humo de cocinar, y considerar este tipo de situaciones demanda de más estudios en estos países y regiones.

Es por lo tanto evidente que «Para reducir el problema de PM2.5, es necesario controlar muchas fuentes diferentes de partículas, pero en muchos países en desarrollo, ciertas fuentes de emisión dominan», dijo Johan C.I. Kuylenstierna, co-autor del estudio, director de políticas de SEI. «En una ciudad, quizás solo la mitad de la contaminación proviene de fuentes dentro de la ciudad misma – el resto será transportado allí por el viento de otras regiones o incluso de otros países. Eso significa que a menudo la cooperación regional es necesaria para resolver el problema», Agregó Kuylenstierna.

Las infecciones del oído en los niños y sus factores de riesgo

La otitis afecta a la mitad de todos los niños en el primer año de vida y eso lo facilita como condición contribuyente los factores de riesgo tales como virus, bacterias, y la ausencia de la lactancia materna o alimentación artificial.

Desde hace mucho se dice que las interacciones entre las bacterias y los virus pueden desempeñar un papel importante en la patogénesis de la otitis media aguda y merecen una investigación adicional. En ese sentido David McCormick, profesor de Pediatría de la Universidad de Texas Medical Branch y sus colaboradores evaluaron la prevalencia de las infecciones virales del tracto respiratorio superior y sus complicaciones, incluyendo otitis media aguda y las infecciones virales del tracto respiratorio inferior, examinando el efecto de las interacciones bacterianas, virales y los riesgos genéticos o ambientales en desarrollo de la otitis media aguda.

Una cohorte de niños sanos fueron inscritos al nacer, y se les estudió la primera de la otitis media aguda dentro de los siguientes 12 meses de edad. Las muestras nasofaríngeas se recogieron sobre una base mensual, así como durante los episodios de bronquitis virales. Los científicos llevaron a cabo a continuación, las pruebas moleculares y cultivos bacterianos para la tipificación viral basado en la reacción en cadena de la polimerasa (PCR). El estudio siguió a un total de 367 niños, registrando un total de 887 episodios de infecciones de las vías respiratorias superiores en 305 pacientes y 180 episodios de otitis media aguda en 143 sujetos.

«La incidencia acumulada de la otitis media aguda a los 3, 6 y 12 meses fue del 6%, 23% y 46%» respectivamente. Niños con y sin otitis media aguda mostraron respectivamente una media de 4.7 y 2.3 episodios de infecciones del tracto respiratorio superior por año. En los niños con otitis media aguda, además, las tasas de colonización por bacterias patógenas fueron significativamente mayores.

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