En las últimas semanas el país ha enfrentado un incremento en los casos de Covid-19, como consecuencia de la presencia de otras variantes del coronavirus en el país. En este contexto, el epidemiólogo Joaquín Barnoya, destacó la importancia de acelerar la inmunización general, facilitar el acceso a pruebas de hisopado accesibles y de buena calidad y reforzar los cuidados individuales, ante la falta de restricciones claras por las autoridades y un Sistema de Salud colapsado.
Actualmente, Barnoya forma parte del comité Covid-19 en el Hospital Herrera Llerandi. También ha enfocado sus esfuerzos en investigaciones sobre el uso de tabaco y la falta de legislación sobre el mismo; así también sobre la calidad de la nutrición en adolescentes del área rural y urbana, entre otros.
Sin embargo, en entrevista para La Hora, el profesional aborda el “mal manejo de la pandemia” y la urgente necesidad de restringir medidas, dentro de un contexto de “agotamiento” social donde muchas personas le perdieron el miedo al virus y dejaron atrás el uso de la mascarilla. Además, enfatizó que lo importante es que con o sin variante Delta, las vacunas son efectivas para prevenir mortalidad y enfermedad severa.
LH: ¿Qué sabemos de la nueva variante Lambda y de la rapidez de transmisión del Covid-19?
Joaquín Barnoya: Existen las variantes de preocupación y las variantes de interés. La cepa Lambda es una variante de interés; es decir su transmisibilidad y mortalidad todavía se está evaluando. Apareció en Perú a fines del año pasado y se ha encontrado en varios países, incluyendo Estados Unidos y Guatemala. En cambio, la variante Delta sí es de preocupación, pues se considera es hasta dos veces más contagiosa que la cepa original del SarsCov2.
Lo importante es que el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS) tuviera el interés y los recursos económicos para mapear estas variantes. El doctor Eduardo Arathoon detectó estos casos en laboratorio con pacientes de hospitales privados.
Es parte de la incapacidad del MSPAS en el manejo de la pandemia. Pero Lambda no es nueva, como tampoco la variante Delta que desde hace varios meses está presente en Guatemala.
LH: Por el incremento de casos actuales, ¿qué nos puede contar de la situación en el ámbito privado?
JB: Esta es una pandemia de variante Delta, con poca capacidad para identificarla. El doctor Arathoon publicó datos, pero si observa, desde mediados de julio cuando se dispararon los casos, por la transmisibilidad, esto ya era variante Delta. Es muy obvio, porque es el doble de transmisible que la original. En principio, por cada infectado, teníamos 2 contagiados. Ahora, se eleva de 5 a 9 contagiados.
Esto se refleja tanto en hospitales públicos como en los privados, con recarga en la ocupación hospitalaria. En general, vemos que al paciente vacunado le va mucho mejor.
LH: ¿Cómo responde el paciente con variante Delta, vacunado, en el hospital?
Hasta ahora, los datos indican que la vacuna es muy buena para prevenir enfermedad severa y mortalidad. Siempre habrá algunos casos, los menos, de vacunados que terminan en el hospital. Lo importante es: con o sin variante Delta, las vacunas son efectivas para prevenir mortalidad y enfermedad severa.
LH: Los antivacunas han penetrado entre la población rural y urbana. ¿Cómo convencer a estos grupos?
JB: El problema comienza con la mala estrategia de comunicación acerca de; cómo funcionan, su efectividad, y el beneficio social de la vacunación. Es decir: me protejo porque no me quiero enfermar, pero tampoco quiero enfermar a los demás. De allí que la vacunación no debe verse como un acto individual, sino de protección social.
LH: ¿Qué tanto nos protegen las vacunas (según marcas) contra estas variantes?
JB: La evidencia es que todas funcionan contra estas variantes para prevenir la mortalidad y la enfermedad severa. Poco a poco aparece la evidencia y se aprende cómo funciona mezclar los tipos de vacunas. Lo importante es que todos comiencen con un esquema de vacunación, no importa de cuál tipo.
LH: Mientras las vacunas llegan y otros países sugieren una tercera dosis, ¿qué medidas sugiere o qué cambiaría para prevenir la alta ola de contagios?
JB: Identifico cuatro problemas: Primero una población con escasa cobertura a esquemas de vacunación completos (debajo del 10%). Segundo, carecemos de restricciones claras y precisas de movilidad y distanciamiento social. Tercero, tenemos un agotamiento social. La gente le perdió miedo al virus, dejaron de usar mascarilla, estén vacunados o no. Por tanto, tiene que reforzarse el mensaje de la importancia del uso de la mascarilla.
Cuarto: debe asegurarse la disponibilidad, calidad y precio accesible de las pruebas de hisopado. Aquí incluyo a los laboratorios privados, con reglas claras. Se supone que no se pueden hacer pruebas a domicilio. Hay muchos casos de falsos positivos y falsos negativos. Esto lo debería monitorear el MSPAS.
LH: Con los niños, ¿cuál sería la recomendación ante los contagios y un regreso a clases?
JB: Deberíamos asegurar que la mayor cantidad de la población en riesgo esté completamente vacunada. Incluye todo el personal con estrategias de distanciamiento, límites de aforos, mascarillas y uso de gel. Cierto, esto suena muy bonito en los colegios privados, pero en los establecimientos públicos es más complicado. La falta de agua es un limitante terrible.
Con los niños se enfatiza la escuela, pero se nos olvida que se siguen organizando primeras comuniones y cumpleaños que son fuente de contagio. Está claro que no es solo colegio, es el gimnasio, etc. Debe abordarse como una estrategia integral.
LH: En el mapa de positivos por grupos de edad, el aumento de contagios en los jóvenes se ha disparado. ¿Cuáles son sus proyecciones?
JB: Es por la variante Delta, las reuniones y también el grupo de edad que todavía no está vacunado. De manera que la pandemia y sus comorbilidades se están moviendo para abajo en los rangos de edad más jóvenes. Los de mayor riesgo están cubiertos, pero no hemos llegado siquiera a los límites necesarios para lograr inmunidad y que la curva comience a bajar.
Pero no se trata solo de vacunar. El esquema de cada persona tarda de 1 a 3 meses en completarse. Incluso, hay un período de 5 a 12 semanas para estar totalmente protegido.
Esto solo refuerza la necesidad de medidas de distanciamiento social, límites aforo, y si hay necesidad de ampliar Toque de Queda. Por la cantidad de casos, debería evaluarse. Estoy de acuerdo en que afecta las condiciones económicas de muchas personas, pero deben tomarse medidas. El sistema de salud ya colapsó.
LH: La FDA lanzó una alerta sobre el uso desmedido de la Ivermectina, fármaco aplicado en caballos y ganado, en casos de pacientes que se automedican. Sin embargo, el MSPAS la incluye en el botiquín de primeros auxilios, al igual que otros médicos particulares. ¿Qué opina al respecto?
JB: Primero, enfatizo que el comunicado de la FDA tiene que ver que la alta concentración de Ivermectina con efectos adversos, usada para tratar caballos con infecciones.
Lo importante es que la Ivermectina está aprobada para seres humanos en el tratamiento de parásitos. La discusión se mantiene sobre su efectividad. La evidencia no es suficiente para recomendar su uso, pero tampoco para dejar de usarla. Los estudios son pequeños, lo importante es no automedicarse. De nuevo, regresamos a la importancia de las pruebas, el diagnóstico temprano y el tratamiento a cargo de un médico.
LH: ¿Por qué se usa entonces?
JB: La evidencia no es convincente. Lo que pasa es que hay muy pocos medicamentos que han sido aprobados para tratar el Covid-19. Avanza todo tan rápido, que no hay tiempo de hacer muchos estudios. La Ivermectina en dosis para humanos se usa para el tratamiento de la Oncocercosis y de otros parásitos. Desde la salud pública, lo que dijo el Presidente sobre este fármaco es irresponsable porque no hay datos.