Que significa moderación en la ingesta

La moderación significa mantener una mente abierta, comer ampliamente y no volverse purista (algo en lo que muchas personas caen mientras se esfuerzan por perfeccionar su salud, muchos en la industria de la salud y consumidores de esos suplementos).

Por supuesto, la moderación no es comer solo una porción pequeña de algo frito, sino no evitarlas y comer alimentos naturales y preparados lo más natural y con moderación.

No se debe entender que la moderación significa obtener las vitaminas y los minerales de los alimentos integrales. ¡Eso es probablemente lo que la industria quiere que suceda! O aún menos, de suplementos dietéticos y habría que evaluar bien la validez del slogan publicitario “la cuestión es que, nuestros alimentos hoy en día se cultivan en suelos agotados y el contenido de nutrientes en nuestras frutas, verduras y carnes se ha desvanecido a meras sugerencias de lo que deberían ser”. No es una sugerencia fácil, especialmente porque el concepto de suelos agotados es 1) invisible para la mayoría de nosotros y 2) no intuitivo y además se carece de estudios serios al respecto.

Otro elemento de tenerse en cuenta en moderación es que existen dosis recomendadas por los organismos especializados en nutrición y las hacen en base a varias situaciones. Creo que 3 gramos de vitamina C al día pueden ser demasiado en la vida normal pero útil en alguna enfermedad o tratamiento de esta. 500 mg en sanos algunos podrían considerarlo excesivo, dado que la recomendación es mucho más baja que eso, y la saturación de los tejidos (al menos de los leucocitos) se produce en torno a los 200 mg ahora si la dieta es mala en ese nutriente entonces la recomendación de 500 puede ser útil. Pero el Physician’s Health Study no encontró ningún efecto adverso sobre la mortalidad por todas las causas, ni aumentó el riesgo de cáncer en un grado sustancial en los hombres con las dosis recomendadas diarias en personas sanas. Por otro lado, un aumento de dosis, puede tener beneficios para condiciones como la degeneración macular relacionada con la edad.

Esto nos lleva a una gran conclusión: mucho o poco, no puede ser recomendado de manera general, depende de a quién y para qué se recomienda. Estoy de acuerdo en que, como regla, demasiado de cualquier cosa puede ser perjudicial. Solo creo que nos falta conocimiento sobre la ingesta óptima de nutrientes para varias vitaminas y minerales, según de quien se hable y es por eso que el que mejor puede orientar eso es el médico, además de la investigación.

Aprendiendo del trabajo médico

El papel de la salud, la fisiología y las deficiencias nutricionales de cada quien e incluso el estar sano, llevar vida sana, es lo más importante en cualquier ingesta de nutrientes para determinar la dosis, después de todo, ¿qué se está tratando?.

Mire usted lo que enseña la historia de la ciencia. Aunque sucedió hace muchos años es buen ejemplo: Uno de los muchos encubrimientos trágicos de la medicina moderna fue la investigación convincente del uso de megadosis de vitamina C por parte del Dr. FR Klenner para CURAR (quizá no era cierto, pero si para mejorar resultados) la poliomielitis a fines de la década de 1940. Su uso fue replicado por otros médicos que luego la ampliaron para curar la neumonía y otras enfermedades bacterianas y virales. Las desconfianzas surgieron, cuando los incrédulos se preguntaron ¿cómo podría un médico curar enfermedades con un simple protocolo vitamínico? Imposible, por supuesto, por lo que suprimieron su uso y no hicieron estudios, como ha ocurrido con tantas otras curas naturales.

Dos años después, 1942, la esposa del Dr. Klenner sufrió sangrado de encías y su dentista le recomendó sacarle todos los dientes. El Dr. Klenner pensó que esa solución era demasiado draconiana y recordó haber leído sobre investigaciones, que utilizan vitamina C para curar a los chimpancés con un problema similar. Le dio varias inyecciones de la vitamina y el sangrado se detuvo. Poco después, este dramático resultado lo animó a probar la vitamina C en un hombre obstinado que estaba al borde de la muerte por una neumonía viral y lo sacó adelante.

Y ahora resulta que el COVID-19 que afecta múltiples sistemas como el respiratorio y el digestivo, afectación que se encuentra relacionada con factores como la edad, deficiencia de micronutrientes, enfermedades crónicas lo que se suele llamar comorbilidad, que vuelve aún más severo y mortal el problema del que padece covid-19, resulta que ahora se ha encontrado que dosis masivas de vitamina C (Dado que tiene una función inmunomoduladora) a pacientes en estado crítico, puede mejorar las patologías pulmonares asociadas a la infección por COVID‐19. Entonces, acá como el caso de las encías de la esposa del Dr Klenner, el uso del antioxidante se ve justificado para parar la progresión de un daño, no realmente a evitar la iniciación de la enfermedad. Dos fines diferentes en los micronutrientes.

Otro ejemplo de uso terapéutico de vitaminas como la C y E: Los científicos han encontrado que la suplementación con vitaminas C y E puede reducir la incidencia de complicaciones potencialmente mortales en pacientes quirúrgicos críticamente enfermos, lo que genera posiblemente beneficios significativos en la morbilidad y la duración de la estadía y un beneficio no significativo en reducción de la mortalidad.

Vale entonces la pena preguntarse ¿porque el paradigma médico no puede o no quiere aceptar que las vitaminas simples como la c y la e que pueden beneficiar dramáticamente a las personas sin riesgo y con un costo de centavos por día? Es el sistema de salud que debe responder a esto. Los resultados de algunos estudios, sugieren que este tratamiento simple, seguro y económico, podría ayudar a salvar la vida de las personas que han sufrido lesiones graves y, al mismo tiempo, reducir el costo del tratamiento médico.

De nuevo la historia nos enseña que el tratamiento con antioxidantes debe ser evaluado. Resulta que hace algunos años, quinientas noventa y cinco personas admitidas en una unidad de cuidados intensivos (UCI) quirúrgica, el 91 % de las cuales fueron víctimas de traumatismos, fueron asignadas aleatoriamente para recibir atención estándar (grupo de control) o atención estándar más vitaminas C y E (grupo experimenta). Se administró vitamina E por vía oral en la cantidad de 1000 UI tres veces al día, y la vitamina C se administró por vía intravenosa en la cantidad de 1000 mg tres veces al día. El tratamiento continuó hasta que la persona fue dada de alta de la UCI, o después de 28 días, lo que fuera más corto. La incidencia de insuficiencia multiorgánica fue significativamente menor (en un 57 %) en el grupo que recibió antioxidantes que en el grupo de control (2.7 % frente a 6.1 %). Además, la duración media de la estancia en la UCI fue significativamente menor (en un 17 %) en el grupo de antioxidantes. Después de 28 días, la tasa de mortalidad fue un 44 % más baja en el grupo de antioxidantes que en el grupo de control (1,3 % frente a 2,4 %), pero esta diferencia no fue estadísticamente significativa.

En aquellas fechas para empezar, no se puede asumir que este estudio por sí solo, fuera suficiente para la aprobación de la FDA (como si fuera para un medicamento). En segundo lugar, había algunas preocupaciones sobre el diseño del estudio, la mayor de las cuales es que no fue cegado ni controlado con placebo. Esto puede introducir sesgos en el estudio. No obstante, los resultados eran prometedores y el siguiente paso lógico era confirmar estos hallazgos en un gran ensayo clínico multicéntrico ciego.

¿En qué se basaron para hacer entonces el estudio? En algo que se sabía antes: El estrés oxidativo se ha asociado con el desarrollo del síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA) y la insuficiencia orgánica a través de la lesión tisular directa y la activación de genes integrales para la respuesta inflamatoria. Además, el agotamiento de los antioxidantes endógenos se ha asociado con un mayor riesgo de infecciones nosocomiales. Entonces los autores postularon que la suplementación con antioxidantes en pacientes quirúrgicos críticamente enfermos, puede reducir la incidencia de SDRA, neumonía y disfunción orgánica.

Además: El profundo estrés oxidativo que ocurre durante una enfermedad crítica, conduce al agotamiento temprano de muchos antioxidantes endógenos. Por ejemplo, varios investigadores han documentado niveles circulantes más bajos de α-tocoferol y ascorbato (forma a que se trasforma la vitamina C) en asociación con niveles elevados de glutatión oxidado en el plasma de pacientes en estado crítico. Dado el papel aparente que juegan el estrés oxidativo y la lesión tisular mediada por oxidantes en el desarrollo del SDRA y la insuficiencia orgánica múltiple, la suplementación con antioxidantes puede aumentar las defensas antioxidantes endógenas y servir para prevenir el desarrollo de disfunción orgánica. Además, cada vez hay más pruebas de que los antioxidantes, en particular el ácido ascórbico y el α-tocoferol, pueden reducir la incidencia de complicaciones infecciosas, supuestamente al restaurar la función de los neutrófilos y la inmunidad mediada por células, respectivamente.

Finalmente, no debemos olvidar que: Muchos pacientes quirúrgicos críticamente enfermos, sobreviven a su insulto fisiológico inicial solo para morir de infección o disfunción orgánica en los días o semanas siguientes. El mecanismo preciso por el cual ocurre la disfunción orgánica no está claro; sin embargo, cada vez hay más pruebas de que la lesión tisular está mediada, al menos en parte, por metabolitos oxidativos, derivados de células inflamatorias y/o lesión por reperfusión. La evidencia que respalda la lesión tisular mediada por oxidantes y la activación de genes es mayor para el síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA),

Han postulado entonces que los pacientes obtendrían el mayor beneficio si los antioxidantes se administraran profilácticamente, antes del desarrollo de una lesión orgánica secundaria y/o una infección nosocomial. Para probar eso, hasta el momento, la evidencia disponible sobre el efecto de un tratamiento con vitamina c y tocoferol para mejorar la función pulmonar de los pacientes con COVID‐19 grave, es prometedora. La dosificación es una consideración importante en el tratamiento con ácido ascórbico intravenoso en pacientes gravemente enfermos con COVID‐19. Las dosis medias a bajas de ácido ascórbico intravenoso no son efectivas en la mejoría clínica general de los pacientes con COVID‐19. Otras consideraciones son el tiempo (cuándo comenzar) y la duración del tratamiento intravenoso de la terapia con ácido ascórbico. Faltan datos sobre esta información en particular. Según la bibliografía actual, no se sabe si el efecto del ácido ascórbico administrado por vía intravenosa sobre la función pulmonar en pacientes con COVID‐19 depende del estado inicial de ácido ascórbico del paciente al momento del ingreso (deficiente versus suficiente). La falta de evaluación de la carga viral en la mayoría de los estudios dificulta también la comprensión de la actividad antiviral directa del ácido ascórbico contra el SARS‐CoV‐2. Además, la mayoría de los estudios no han medido los biomarcadores antioxidantes y la variabilidad de la dosis de ácido ascórbico intravenoso, es otro elemento que dificulta la comparación de los resultados de varios ensayos. Se requieren más ensayos clínicos aleatorizados, doble ciego, con poblaciones de pacientes más grandes para confirmar la comprensión del efecto del ácido ascórbico en pacientes con COVID‐19 en estado crítico.

Alfonso Mata
Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.
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