Andar es la actividad más vieja del mundo y la que tendemos a abandonar. Se calcula que el hombre de hace siglos, gastaba la mitad de su tiempo diurno parado o caminando. Eso se ha reducido a menos de la cuarta parte y eso que el organismo está adaptado a estarlo.

Es que nuestro entorno nos obstaculiza estilos de vida activos decimos y nos decimos ¡eso no es cierto! Ya sea ir a pie o en bicicleta al trabajo, subir las escaleras, pasear al perro o estacionarse más lejos de a dónde vamos, la vida diaria ofrece posibilidades de todo tipo de actividad y sus innumerables beneficios. Las investigaciones nos han mostrado que el ejercicio regular, hace que las personas sean más delgadas, más fuertes, más inteligentes y más saludables.

Entonces, ¿por qué no hay más personas que hagan de la actividad física un hábito diario? Una miríada de razones podrá darse y darme usted, pero al final va a llegar a una conclusión: usted es el responsable de construir su entorno. Usted forma su mundo con su casa, su ciudad y vecindarios, calles y edificios, parques y caminos, al igual que construye su entorno social con su familia, amigos y compañeros. Todo eso le puede facilitar o impedir a que se levante y se ponga en movimiento. El lugar donde vivimos, aprendemos, trabajamos y jugamos, parece tener mucho que ver con cuán activos somos. El hombre es un constructor perenne de su estado físico y mental.

 

¿Qué nos dicen los que han estudiado nuestro mundo y cómo ello influye en nuestros niveles de actividad y el ejercicio? En primer lugar, nos ubican en el hogar y dentro de este la familia. Han encontrado que la familia puede ser el semillero de una vida físicamente activa y todo en ello empieza por los padres, que son particularmente importantes como modelos, incentivadores y facilitadores de la actividad física en niños y adolescentes. Sus roles incluyen todo, desde equipos, practicar o llevar a los niños a la práctica, hasta competir y generar hábitos y rutinas: La crianza de niños activos demanda padres activos y el refuerzo positivo que afecta de igual manera una buena socialización.

Pero hay preguntas de los padres también ¿Cuáles son las mejores maneras de comunicarse y hacer que todos en el hogar se muevan? Compartir las actividades del hogar incluyendo en ello las recreativas, llenando esa actividad de un poco de responsabilidad, llevar al perro a caminar y jugar con él por ejemplo diversión-tarea.

El segundo espacio es lo que se relaciona con el trabajo desde ir al lugar en que se realiza, hasta la estancia dentro de él. Los lugares de trabajo son escenarios ideales para probar programas de actividad física, ambientes controlados y de fácil acceso para los empleados a través de los canales de comunicación y redes de apoyo existentes. Los empleadores pueden hacer que las escaleras sean más atractivas, más seguras y más fáciles de usar que los ascensores, y pueden colocar letreros junto a los ascensores, que animen a los empleados a subir las escaleras. Pueden construirse pequeños gimnasios en el lugar, adoptar políticas que fomenten las pausas para hacer ejercicio durante la jornada laboral, compensar a los empleados por unirse a los gimnasios y no es explicable por qué los seguros médicos no ofertan sus pólizas de salud relacionadas con condición física. Los estudios sobre servicios preventivos comunitarios, han descubierto que los programas de nutrición y actividad física en el lugar de trabajo, pueden lograr mejoras no solo en el peso de los empleados sino en su salud mental y sin embargo hay pocos ambientes de trabajo para que fuera más fácil estar activo.

Pero los barrios y las municipalidades también juegan un papel importante. El entorno construido es un factor decisivo en la forma en que las personas van a trabajar. Las aceras y los carriles para bicicletas protegidos, o la disponibilidad de almacenamiento para bicicletas, pueden facilitar que las personas tengan viajes activos y la seguridad es otro elemento; en general el apoyo cultural para los desplazamientos activos, da más probabilidades de ir a través de actividad física al trabajo.

Las escuelas, al igual que los lugares de trabajo, son escenarios ideales para probar programas para mejorar el estado físico de los estudiantes. Casi todos los niños y adolescentes pasan la mayor parte de sus días en clases, y la mayoría de los sitios ya cuentan con períodos de recreo programados e instalaciones deportivas que se pueden utilizar para hacer que la actividad física sea parte de la jornada escolar. Las revisiones de estudios sobre la actividad y prevención de la obesidad infantil, se han topado con que el aumento de las sesiones de actividad física y el desarrollo de habilidades de actividad física durante la semana escolar se encontraban entre las estrategias para su prevención. Los programas que combinan nutrición y actividad física, parecen ser más eficaces para reducir el peso corporal de los niños que los que se centran únicamente en la actividad física. El sistema municipal debería fortalecer y apoyar que las instalaciones deportivas de las escuelas, también pueden servir a la comunidad en general. Un estudio piloto encontró que abrir un patio escolar supervisado fuera del horario de atención, aumentó los niveles de actividad al aire libre de los niños del centro de la ciudad en un 84% en comparación con una comunidad de control emparejada.

 

Hasta antes de final de los setenta en nuestro medio, aproximadamente la mitad de los niños de primaria y secundaria caminaba o iban en bicicleta a la escuela; eso en la actualidad se ha visto drásticamente reducido. Se conoce que los jóvenes que caminan o van en bicicleta a la escuela, tienden a ser más delgados y registran más minutos de actividad física moderada a vigorosa cada día. La seguridad pública es un factor negativo para la movilización y recreación ciudadana.

El lugar donde vivimos afecta cómo vivimos. Aceras, calles, lugares de recreación y seguridad se combinan en eso: todas estas características del vecindario, pueden marcar la diferencia en cuán activos somos. Los vecindarios de bajos ingresos y de minorías, tienen menos instalaciones recreativas que las comunidades más ricas, un factor que puede contribuir a las disparidades raciales/étnicas y socioeconómicas en las tasas de obesidad.

Actividad en varios lugares suma. Es posible que otros factores, como el costo, puedan ser barrera para hacer ejercicio, incluso cuando las personas tienen todo cerca. Es acá donde se combinan las facilidades externas al hogar con las del hogar y actitud personal que se tiene, incluso cuando el medio no es favorable porque las actividades diarias están «dispersas» (distancias más grandes entre los hogares y la actividad educativa y laboral y comercial) hace que las personas sean más propensas a usar un medio de trasporte en lugar de caminar o andar en bicicleta como medio de transporte. Se ha encontrado en algunos estudios, que vivir en vecindarios más transitables, o en comunidades con menos expansión, está relacionado con tasas más altas de actividad física y niveles más bajos de índice de masa corporal (IMC).

En nuestro medio, un factor negativo para tener un buen programa de actividad es la seguridad. Los riesgos para la seguridad pueden abarcar toda la gama, desde conductores imprudentes y «peligro de delincuencia» hasta acosadores. Y hay evidencia de que, si las personas creen que sus vecindarios no son seguros, es menos probable que los niños jueguen afuera y que los adultos desconfíen más de caminar o participar en otras actividades físicas. Se necesita de mejores Políticas y ejecución de estrategias, para dar forma a un entorno de mayor actividad física. De una lista integral de políticas, que los gobiernos locales, estatales y federales deben implementar para hacer que las calles sean más seguras. El resultado final: construir un entorno que apoye estilos de vida más activos.

 

Alfonso Mata
Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.
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