Alfonso Mata

Mas de la mitad de las cosas que usamos contienen plástico y mucho de este, un compuesto llamado BisfenolA (BPA) que es un componente químico que se utiliza principalmente para fabricar resinas epoxi duraderas y plástico de policarbonato transparente y resistente. Los envases de alimentos y agua suelen contenerlo y puede pasar a los mismos y es la ingesta humana, la principal vía de contaminación con esta molécula.

Cientos de estudios llegan a la conclusión de que el BPA contenido en esos recipientes tiene poco potencial para causar efectos en la salud, incluso cuando las personas están expuestas al BPA durante toda su vida. La desinformación suele decir lo contrario, pero los estudios documentan que existe: 1º baja exposición, principalmente en los alimentos envasados; 2º  metabolismo eficiente a medida que el BPA se absorbe en el intestino; y 3º  la eliminación rápida del cuerpo, proporciona un apoyo clave para las conclusiones de seguridad.

La fuente más conocida desde hace décadas de BPA residual está presente en los recubrimientos protectores de latas a base de resina epoxi. Ahora se sabe por numerosos estudios, que los niveles muy bajos de BPA, típicamente en el rango bajo de partes por mil millones, están presentes en muchos alimentos y bebidas enlatados.

La exposición al BPA se ha estimado a partir de datos de encuestas alimentarias (es decir, cuánto BPA ingresa al cuerpo a través de la dieta) y se ha medido cuantitativamente a partir de datos de biomonitoreo de orina a escala poblacional (es decir, cuánto BPA sale del cuerpo en la orina). Dado que las estimaciones de la ingesta de alimentos son generalmente más altas que la producción medida en la orina, se acepta ampliamente que la dieta es, con mucho, la principal fuente de exposición al BPA. De acuerdo con este punto de vista, no se han identificado otras fuentes importantes de exposición potencial.

También sabemos por numerosos estudios farmacocinéticos en roedores, primates no humanos y humanos, que el BPA se convierte de manera eficiente en un metabolito sin actividad biológica conocida, a medida que se absorbe en el intestino y pasa a través del hígado. Luego, el metabolito se elimina rápidamente del cuerpo con una vida media corta de solo unas pocas horas. En los seres humanos, el metabolito se elimina por completo en la orina.

Entonces la pregunta es saber de dónde surge la controversia sobre este tema y los peligros de esta susbtancia en los medios de comunicación y las redes. Pues bien, también surge de estudios de biomonitoreo que informan la presencia de niveles significativos de BPA libre (no metabolizado) en la sangre humana. Y la combinación de exposición y datos farmacocinéticos indican que el BPA libre, generalmente no debería ser detectable en sangre humana. Entonces, si los estudios que reportan BPA libre en sangre son válidos, ¿de dónde vino el BPA en esos estudios alarmantes? Una hipótesis que se ha propuesto implica la absorción sublingual de BPA en los alimentos que se ingieren. Dado que la absorción de BPA a través de los tejidos de la boca, evitaría el proceso metabólico eficiente que ocurre cuando el BPA se absorbe a través del intestino, la absorción sublingual podría explicar los niveles significativos de BPA libre en la sangre humana informados en algunos estudios. La verdad actualmente es que se necesita evidencia experimental adicional para evaluar las implicaciones de los estudios realizados para exposición humana y salud. Ya existen en la actualidad estudios en personas expuestas al BPA a través de la dieta, que es la forma en que las personas normalmente están expuestas al BPA.   En lugar de simular las condiciones de exposición de la vida real como la mayoría de estudios, estos nuevos han utilizado condiciones de exposición reales de la vida real. Después de la ingestión, se siguió la dosis de BPA a través de los voluntarios durante 24 horas con muestras repetidas de sangre y orina. De acuerdo con estudios previos en humanos y animales de laboratorio, la absorción de BPA en el cuerpo fue rápida y la dosis se eliminó cuantitativamente en la orina dentro de las 24 horas posteriores a la ingestión, lo que confirma que el BPA no se almacena en el cuerpo. La conversión de BPA en un metabolito biológicamente inactivo fue muy eficiente, con menos del 1% de la dosis que llega al torrente sanguíneo como BPA libre. Los parámetros farmacocinéticos y la comparación con simulaciones de modelos farmacocinéticos de absorción sublingual proporcionaron pruebas sólidas contra la absorción sublingual significativa de BPA en humanos en condiciones de exposición de la vida real. Hasta la fecha La implicación inmediata de estos nuevos resultados es que el BPA no se absorbe por vía sublingual de manera significativa en las condiciones típicas de exposición humana.  Por otro lado ese menos del 1% de una dosis oral de BPA que llega al torrente sanguíneo en forma de BPA libre, a medida que la sangre circula por el hígado, esa cantidad de BPA también se metaboliza y elimina rápidamente del cuerpo.

Como ocurre con cualquier controversia, hay dos lados y, en este caso, ambos se basan en información científica. Al tomar decisiones regulatorias, las agencias gubernamentales consideran todos los datos científicos disponibles, pero generalmente dan mayor peso a los estudios que siguen las pautas científicas aceptadas internacionalmente desarrolladas específicamente para las pruebas de seguridad. Por el contrario, la investigación realizada por científicos académicos, suele ser de naturaleza exploratoria y no tiene como objetivo específico evaluar la seguridad. Gran parte de la controversia en torno al BPA se debe a diferentes puntos de vista sobre cómo interpretar los resultados de estos diferentes tipos de estudios. Entonces y para resolver el impasse, lo que se optó por las agencias de control fue reunir en un consorcio científicos gubernamentales y académicos que se pusieron a trabajar juntos en un solo denominado estudio CLARITY, que es un acrónimo que significa Consortium  Linking Academic and Regulatory Insights in…La seguridad y la validez científica de este tipo de estudio, es responsabilidad del patrocinador del estudio y de los investigadores. Este formato de estudio no es nada nuevo y es una forma de evaluar y valorar algo ante controversias como el caso del BPA. En resumidas cuentas, esta forma de organizar información de estudios hechos, es un desafío para comprender la seguridad de un producto o terapia o procedimiento ante la diversidad de estudios que se corresponde con la diversidad de resultados y poner orden y más confianza en la decisión que se tome profesional o bien que la tomen las agencias e instituciones gubernamentales encargadas de asegurar que los productos sean seguros a la salud y eso en parte obedece a que la investigación académica es a menudo de naturaleza exploratoria y es más difícil juzgar si los resultados son confiables y relevantes para la seguridad. Una metodología como la usada por CLARITY es creada para tender un puente entre la guía de seguridad y los estudios académicos sobre x terapia o procedimiento. Por el momento, no se preocupe El BPA puede migrar solo en pequeñas cantidades a alimentos y bebidas almacenados en estos recipientes plásticos y mamás, su utilización en la fabricación de biberones de plástico para lactantes está prohibida desde el año 2011.

Alfonso Mata
Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.
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