Alfonso Mata

Introducción
Indicadores negativos sociales, políticos, económicos; en general, de la organización y funcionamiento social y ambiental, reflejan la importancia de la violencia, como un factor de gran magnitud que afecta la vida cotidiana de cualquier sector social y la salud, y lo más preocupante no es solo su aumento en magnitud, lo es la gran diversificación de formas y tendencias en que se da. Todas esas formas de violencia: sociales, políticas, financieras, laborales, educativas, suman e interaccionan, potenciando y generando al final un impacto negativo en la calidad de vida de una nación y entre ello la salud, que es de lo que hablaremos en este y los siguientes artículos al respecto.

La violencia no solo tiene un impacto negativo en la salud del que la genera y a quien este la dirige, sino sobre toda la sociedad; sobre la calidad y las condiciones de vida de amplios sectores de población, pues los varios tipos de violencia, resultan en aparecimiento de: maltrato a niños, las violaciones y malos tratos a las mujeres, homicidio y suicidio, movilización y migración de poblaciones, drogadicción, pobreza de todo tipo, malas relaciones sociales; determinando con ello, el aumento de cantidad y diversidad de enfermedades crónicas relacionadas con estrés, accidentes que culminan produciendo mutilados a consecuencia de agresiones individuales y colectivas, diversas enfermedades mentales y de comportamiento provocando al final un alto costo en vidas –concentrándose ésta en jóvenes y adultos jóvenes-; un alto costo social y económico en individuos y sus familias y sobrecarga de trabajo en el Sistema Nacional de Salud (SNS) ya deficitario.

De tal manera que el problema de la violencia en nuestro medio, puede diferenciarse en función de sus causas, de los estratos sociales y estilos de vida, de regiones y grupos sociales, de sus formas de manifestarse, y de las consecuencias personales, institucionales y colectivas que se derivan de ella.

Si queremos ir ejemplificando impactos de la violencia en salud, debemos entender el espacio y la magnitud que representa su condición. Dos ejemplos; la mala alimentación producto de inequidades en acceso y consumo de alimentos, tiene que ver con violencia doméstica, política, financiera, ambiental, entre otras. Los politraumatismos provocados por los accidentes de tránsito, absorben gran cantidad de recurso humano y financiero del sistema de salud, tiene que ver con varios tipos de violencia social y política.

De tal manera que a nivel nacional, se hace necesario no solo el registro y divulgación de la información respectiva, sino llamar la atención sobre la necesidad de entenderla mejor, mediante estudios de mayor profundidad y continuidad, y contribuyendo a convocar la atención de la sociedad, para trabajar en modificar positivamente las condiciones que siguen haciendo posible su crecimiento y diversidad.

Entender mejor el problema de la violencia, demanda del esfuerzo de varias disciplinas que van más allá de la medicina: el derecho, la antropología, la sociología, la economía entre otras. En salud va más allá de la clínica como la epidemiología, la cirugía, la planificación y la administración, la psiquiatría, la rehabilitación. Todas esas disciplinas deben intensificar su investigación, su esfuerzo racional, su disponibilidad tecnológica y acción diaria para enfrentar la situación y contribuir a una adecuada respuesta social.

De manera que para empezar, conviene reflexionar un poco sobre lo que se entiende por violencia.

¿Qué es la violencia?
La violencia tiene que ver con la utilización de la fuerza física o de la coacción psíquica o moral por parte de un individuo o grupo en contra de sí mismo, de objetos, o de personas o grupos. Consiste en formas de comportamiento con fines de apropiaciones ilícitas de propiedades o persona o grupo de personas, produciendo como resultado la destrucción o daño del objeto y la limitación o la negación de cualquiera de los derechos establecidos de la persona o grupo de personas víctimas.

Tal utilización de la fuerza física, psicológica o de ambas, obedece generalmente a la determinación de mantener, modificar o destruir un determinado orden de cosas o de valores, en beneficio propio o incluso de protección y sobrevivencia.

Es facilitada y propiciada por la existencia de espacio político y social, que abre espacio para que se produzcan grandes desigualdades en los derechos y convivencia humana, lo que caracteriza a la violencia como una actividad esencialmente humana, protagonizada por el hombre u hombres, como miembro de una determinada sociedad o funcionando dentro de una entidad de esta (gobierno, grupo religioso, centro educativo, el hogar, etc.). Es por esto que el contexto, la intensidad y las formas de violencia, cambian en diferentes momentos, condiciones y organizaciones sociales e igualmente de los individuos.

La violencia física es la forma más evidente para todos de agresión, toda vez que se manifiesta en lesiones aparentes y es causa directa de invalidez y muerte. Su expresión extrema y más devastadora es la guerra y los conflictos armados internos en todas sus formas, causa de daños cuantiosos a la salud, de desarraigo y odios de grandes grupos humanos y en general de disminución de la calidad de la vida por generaciones.

Es también importante resaltar que la violencia no es sólo el hecho violento inmediatamente observable y generalmente trágico. La violencia es todo el conjunto de condiciones que hacen posible (violaciones a las normas de convivencia humanas, drogadicción, enfermedad mental, desigualdades, injusticias) las formas de manifestarse; de hechos permisibles (usurpaciones, privilegios) en los cuales se concretiza el uso ilegal corporal y psicológico en contra de otros; de consecuencias directas e indirectas y que implican tanto a los agentes como a las víctimas (estas otras generando respuesta de violencia también). Es decir la violencia es un proceso y no un hecho aislado, existiendo, en consecuencia, diversos tipos, momentos, formas e intensidades de violencia.

Una aproximación al problema implica, por lo tanto, considerar sus causas, sus diferentes modalidades, sus formas concretas de expresión, sus agentes y sus víctimas, sus consecuencias e implicaciones. Por eso pueden hacerse diferentes tipificaciones de la violencia, en función de sus diferentes causas (política, racial, sexual); de sus diferentes formas de expresión (suicidio, homicidio, tortura, desaparición, secuestro); de su gravedad (letal, secuelas, persistencia, agudeza); de los principales grupos afectados (trabajadores, mujeres, niños, etnias, minorías); del arma o instrumento empleado (arma, laboral, económico, política, chantaje); del compromiso predominante (física, sicológica, financiero, mental,)

Si consideramos todo lo anterior, es fácil de entender que afecta múltiples campos de la vida individual y social y su entendimiento abarca diferentes disciplinas y campos del conocimiento. El de la salud, como área de conocimiento y de prácticas específicas, es uno de los más seriamente implicados en el problema.

Es necesario reconocer que a pesar de la gravedad del asunto, la respuesta del sector salud ha sido en general pasiva y limitada a algunos campos específicos tales como el registro de los hechos violentos que llegan hasta los servicios, la atención de las víctimas en servicios de urgencias, la calificación médico-legal de los actos violentos en los lesionados o víctimas fatales y los esfuerzos de recuperación de las secuelas físicas o psíquica mediante servicios de rehabilitación y atención psiquiátrica. Sin embargo, ha sido una respuesta limitada ante la magnitud del problema. Cada uno de los campos anotados, está consumiendo una cantidad creciente de recursos humanos, tecnológicos, físicos y financieros, y demanda producción permanente de conocimiento, métodos e implementos más adecuados, oportunos y eficientes, para responder a su combate.

Alfonso Mata
Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.
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