La exposición materna a niveles elevados de polen durante la última etapa del embarazo, está asociado un mayor riesgo para los lactantes de ser hospitalizados por asma durante su primer año de vida. Foto La Hora: AP

Alfonso Mata

Se suele decir que entre la salud y la enfermedad hay una man´s land, un poblado de entidades nebulosas que presentan límites imprecisos, que se vuelve más impreciso durante el embarazo y para el caso del Asma, la situación es todavía peor. Conforme avanza el conocimiento médico, esos límites se amplían en el embarazo. Ejemplifiquemos sobre esos límites de la relación asma y embarazo.

La maldad de las estaciones:
El colorido y variedad de las estaciones oculta siempre misterios para la salud, no para la vida. Aunque la temporada de polen es un evento regular cada año, su calendario, la duración e intensidad dependen principalmente de una serie de datos meteorológicos, y también de la flora, las especies y los factores del hábitat, y dentro de esa variabilidad se da otra, la intensidad de la polinización que varía año con año. Es dentro de ese fenómeno que se presenta toda una serie de alergias y malestares inmunológicos tales como el asma.

Efectivamente, la exposición materna a niveles elevados de polen durante la última etapa del embarazo, está asociado un mayor riesgo para los lactantes de ser hospitalizados por asma durante su primer año de vida, así lo muestran los resultados de varios estudios realizados con miles de niños, «En esos estudios, la época de nacimiento se ha utilizado como un marcador de exposición al polen, pero también se ha realizado con la medición real de las concentraciones de polen» tanto previa y después del nacimiento. Los investigadores entonces han cruzado esos datos con registros de ingresos hospitalarios por asma y por infecciones del tracto respiratorio.

Los estudios históricos realizados, han demostrado que los niveles de polen varían notablemente de estación a estación y de año en año. A pesar de ello, se encontró que la exposición a altos niveles de polen en las últimas doce semanas del embarazo se asocia con un mayor riesgo de hospitalización por asma. Un hallazgo intrigante que se ha encontrado en un estudio es que entre algunos niños, la exposición a altos niveles de polen durante los primeros 3 meses de vida, se asoció con un menor riesgo de hospitalización por asma, pero eso es cierto sólo para los niños cuyas madres eran fuertes fumadoras.

Aunque los investigadores dicen que no está claro por qué la exposición a alta cantidad de polen aparentemente tendría un efecto protector en los niños expuestos como fumadores pasivos, especulan que «la natalidad durante períodos altos de polen, aumentaría la probabilidad de buen tiempo, lo que permite a la madre y al recién nacido a pasar largos períodos de tiempo al aire libre, y por lo tanto reducir el grado de exposición al humo pasivo en estos niños». Los autores subrayan, sin embargo, que la investigación futura es necesaria para confirmar este hallazgo.
En cuanto a los resultados generales de las investigaciones, se puede concluir según los expertos que: «sus hallazgos pueden conducir a estudios que ayuden a dilucidar la patogénesis de la exposición tardía al polen en el embarazo materno, sobre los resultados respiratorios infantiles, lo que podría tener implicaciones terapéuticas».

¿Efectos secundarios de los antibióticos durante y después del parto?

Parece haber un consenso entre los estudiosos, de que los niños cuyas madres tomaron antibióticos mientras estaban embarazadas fueron ligeramente más propensos que otros niños a desarrollar asma. ¿Explicación? «Es evidente que el uso de antibióticos por las madres, cambia el equilibrio de las bacterias naturales que se transmiten al recién nacido, y que la pérdida del balance bacteriano en la vida temprana, afecta la maduración inmunológica en el recién nacido». A su vez, «Los efectos sobre el sistema inmune, podrían conducir al asma más adelante, aunque esto todavía no es claro”. Investigaciones de finales del siglo pasado, han relacionado los antibióticos tomados durante la infancia, con un mayor riesgo de asma, aunque algunos investigadores han cuestionado estos hallazgos.

Hay un estudio importante en que los investigadores sacaron información de una base nacional de datos danesa con registro de más de 30 mil niños nacidos entre 1997 y 2003 y que fueron seguidos durante cinco años. Los investigadores encontraron que aproximadamente 7,300 de los niños, es decir, casi una cuarta parte, estuvieron expuestos a los antibióticos, mientras sus madres estaban embarazadas. Entre ellas, algo más del 3% (238 niños) fueron hospitalizados por asma a la edad de 5 años. En comparación con solo un 2.5%, o sea 581, de unos 23 mil niños cuyas madres no tomaron antibióticos y que fueron hospitalizados por asma. Después de tener en cuenta otros factores de riesgo de asma, el equipo realizó sus cálculos y entonces establecieron que los niños que habían estado expuestos a los antibióticos tienen un 17% más de probabilidades de ser hospitalizados por asma. Estos niños también eran 18% más propensos a haber recibido una receta para un medicamento para el asma, que los niños cuyas madres no tomaron antibióticos cuando estaban embarazadas.

Es importante según los expertos considerar como factor de riesgo en la primera infancia, los hábitos maternos, es por ello que «El mayor riesgo observado de asma en esos estudios puede explicarse porque la madre es la fuente principal de la primera colonización bacteriana del niño, y los antibióticos pueden perturbar su flora bacteriana normal». Los equipos de investigación han observado también niños que consideran en mayor riesgo de asma, debido a que sus madres son asmáticas y han encontrado en sus hijos, dos veces más propensión que el resto a desarrollar asma si sus madres habían tomado antibióticos durante el tercer trimestre de embarazo. Pero al final, muchos médicos creen que es posible, que algo más que los antibióticos sean los culpables de los resultados en esos estudios, como podrían ser las enfermedades que obligan a las madres a tomar antibióticos y entonces es importante realizar estudios que permitan decir si es el uso de antibióticos o si se trata de la infección o de ambos los causantes de ese riesgo.

Son los médicos tratantes los que al final deben decidir la terapia y no se puede dejar descifrar a las madres sobre estos resultados, pues estos no se deben entender como si » las mujeres deben evitar tomar antibióticos para tratar de reducir el riesgo de sus hijos de asma» y eso está mal, ya que algunas infecciones pueden ser muy peligrosas para el feto. Al final debe prevenirse la infección en la mujer y estudiar mejor en el futuro, la prevención y terapia infecciosa en la mujer.

¿Cuál parece ser la realidad de todo esto? los ginecoobstetras suelen enfrentarse a que: «un tercio de las mujeres embarazadas, necesitan antibióticos (con frecuencia para las infecciones del tracto urinario), lo que puede reflejar un uso crítico» y también de que este problema es anterior al embarazo; de ser así, esto sugiere que el desarrollo de asma en un bebé puede comenzar antes del nacimiento, algo que los investigadores no han estudiado muy de cerca. Estamos empezando a apreciar que algunos de los orígenes de asma y cambios en el sistema inmunológico, tal vez empiezan más temprano que inmediatamente después del nacimiento. Esto podría estar sucediendo en el útero y antes.

Pero hay otro problema entre esa asociación antibióticos-asma. Otros estudios sobre el uso de antibiótico después del nacimiento, encuentran que el uso temprano de antibióticos en los niños, en sus primeros meses, aumenta el riesgo alrededor de los seis años de aparición de asma y alergias. Algunos creen que eso es más severo que lo que creemos; en efecto, encuentran que cuando los bebés reciben una sola dosis de antibióticos antes de los 6 meses de edad desarrollan entre 20- 40% más probabilidad asma infantil y alergias, el riesgo fue mayor para los que recibieron dos ciclos de tratamiento antibiótico, fue casi del doble de los de una dosis 40-60%.

Es posible que la exposición precoz con antibióticos, pueda restringir los sistemas inmunes de los bebés, dejándolos más vulnerables a las alergias y el asma, afirman algunos.

Alfonso Mata
Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.
Artículo anteriorConstrucción de viviendas con impresoras 3D es una realidad
Artículo siguienteAumenta el optimismo de los inversionistas en Alemania