Adrian Zapata

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Profesor Titular de la USAC, retirado, Abogado y Notario, Maestro en Polìticas Pùblicas y Doctor en Ciencias Sociales. Consultor internacional en temas de tierras y desarrollo rural. Ha publicado libros y artículos relacionados con el desarrollo rural y con el proceso de paz. Fue militante revolucionario y miembro de organizaciones de sociedad civil que promueven la concertación nacional. Es actualmente columnista de el diario La Hora.

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Por: Adrián Zapata

Pasaron cuatro décadas de dominio neoliberal, mundialmente hegemónico. Reagan y Thatcher fueron los gobernantes más emblemáticos de esta hegemonía, Como lo explica Naomi KIein (“La doctrina del shock. El auge del capitalismo del desastre”) en su análisis del surgimiento y avance planetario de dicho dominio, el mismo inició en Chile en tiempos de Pinochet, y a partir de ese experimento se expandió. La idea central es siempre la misma, aprovechar los “shocks” de distinto tipo, los que suceden o los que se provocan, para abrirle camino a este desarrollo perverso del capitalismo. Keynes y la social democracia debieron abdicar ante este auge. El Estado se volvió “el problema” y el mercado la panacea. Lo público y la política se convirtieron en los demonios y lo privado y la economía en lo angelical. El individualismo y la desigualdad reinaron y, paralelamente, el planeta avanzó en su deterioro ante la explotación irracional de los recursos naturales.

Pero la pandemia le ha dado cara vuelta al modelo, desnudando la realidad. El coronavirus demostró la perfidia de la desigualdad, el rol del Estado se impuso como necesario, la economía se afectó dramáticamente a nivel mundial, las medidas sanitarias provocaron un shock casi sin precedentes y se evidenció la relativa capacidad de recuperación que tiene la naturaleza.

Se evidenció que crecimiento económico no es necesariamente sinónimo de desarrollo, si aquél no es inclusivo y sostenible.

Las decisiones tomadas por la Unión Europea fueron en esa dirección. Pero lo que a mi juicio resulta trascendental es el contenido del discurso del Presidente John Biden ante el Congreso norteamericano. Considero que significa el “cierre oficial” de la hegemonía del modelo neoliberal. Razones internas y la pretensión de mantener sus intereses geopolíticos, lo han llevado a pronunciar lo que múltiples actores internacionales han denominado el discurso más progresista de un Presidente estadounidense en los últimos tiempos. Sería muy extenso referir al detalle sus aseveraciones, pero sin duda van en la dirección referida.

Para los pueblos del orbe y los liderazgos progresistas el reto es cómo incidir en la recomposición del sistema capitalista mundial. El socialismo, como tradicionalmente se le ha concebido, no se constituya ahora, ante el agotamiento del modelo neoliberal, en una opción viable en el corto plazo. Sin embargo, lo sucedido ratifica lo acertado de la dirección estratégica que el socialismo plantea.

CEPAL ha interpretado acertadamente esta situación mundial y regional, planteando la “recuperación transformadora” para América Latina y el Caribe (crecimiento inclusivo, combatir la desigualdad y avanzar en la sostenibilidad ambiental). SIECA, por su parte, reivindica un plan de recuperación como región en esa misma dirección, superando el concepto cuasi militar del Triángulo Norte de Centroamérica.

El debate y la lucha social tienen un nuevo contexto mundial. El reacomodo capitalista podría, ojalá, hacer surgir opciones sin la voracidad que caracterizó al neoliberalismo y que provocó profundas brechas de desigualdad en el mundo y en los países en particular, así como un extractivismo devastador del planeta.

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