Sin embargo, el uso de coyotes pone a los migrantes en situaciones de riesgo y a ser abandonados a su suerte en el camino. Foto La Hora/CBP

La necesidad de muchos de nuestros compatriotas ha hecho que los “Coyotes” se hayan convertido en una especie de artículo de primera necesidad y, de conformidad con las leyes de la oferta y la demanda, cada día cobran más por llevar a quienes, desesperados, se tratan de ubicar en un país donde lo único que esperan encontrar son las oportunidades que aquí no aparecen por ningún lado. Obviamente el “coyotaje” se ha convertido en un negocio inmenso con muchísimas ramificaciones y, desde luego, se trata de un negocio ilícito partiendo de la base de que se trata de organizaciones que trabajan para ingresar de manera ilegal a miles de personas a Estados Unidos, pasando también de manera ilegal por los países que tienen que cruzar los migrantes. De hecho, está tipificado el tráfico ilegal de personas como un delito y es así perseguido, sin mayor éxito, dado el poder y los recursos que tienen quienes lucran con esa práctica.

Cuando se escucha sobre las cantidades que tienen que pagar nuestros compatriotas por la travesía y cómo dejan literalmente hipotecados a sus familiares, hay que entender que una de las primeras obligaciones que adquiere quien se va a trabajar a Estados Unidos es la de pagar el elevadísimo costo que significa la participación del “Coyote”. Y en la medida en que crece la necesidad y aumenta la cantidad de personas que, presa de la desesperanza, no ven otra salida que la de migrar, el negocio florece y los precio suben sin que incrementen los cuidados que demanda una operación de ese tipo y en la que, pese a pagar tanto, los migrantes terminan librados a su suerte y expuestos a inmensos peligros.

Conversaciones con migrantes que han logrado cruzar la frontera y están trabajando y produciendo lo suficiente para mantener a los suyos, todos indican que el “Coyote” cobra muy caro pero que sin sus contactos y sus conocimientos de las rutas posiblemente hubiera sido imposible llegar hasta donde están. Mal con ellos, pero peor sin ellos es la mentalidad de quienes los han tenido que utilizar en sus riesgosas travesías.

Por supuesto que ni con autoridades que realmente investiguen y persigan a las bandas criminales éstas van a desaparecer, simplemente porque es un negocio con altísima demanda. Por esa razón es que insistimos en que hay que atacar las causas estructurales de la migración que están en esa pobreza en la que es imposible generar oportunidades. Ni con muros ni persiguiendo a los “Coyotes” va a disminuir la migración mientras la pobreza genere necesidad por migrar.

Redacción La Hora

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