Jorge Santos

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Defensor de derechos humanos, amante de la vida, las esperanzas y las utopías, lo cual me ha llevado a trabajar por otra Guatemala, en organizaciones estudiantiles, campesinas, de víctimas del Conflicto Armado Interno y de protección a defensoras y defensores de derechos humanos. Creo fielmente, al igual que Otto René Castillo, en que hermosa encuentra la vida, quien la construye hermosa.

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Por Jorge Santos

La sociedad guatemalteca se encuentra ante una enorme y definitiva encrucijada, como si se tratase de la decisión frente a un camino con bifurcación, o bien tomamos la vía que nos lleva hacia el abismo o la que nos lleva hacia otros derroteros más esperanzadores. Y es que no se trata de lanzar una moneda al azar o dejarlo a la suerte, es más bien un cálculo donde dejaremos nuestra vida misma. Estamos en una de las batallas mas significativas de nuestra pobre vida democrática, pero que puede llegar a significar el fin de la construcción de democracia y vida digna.

La intención del Pacto de Corruptos es realizar reformas legales que les permitan sostener y ampliar el esquema de corrupción e impunidad que hasta a la fecha han sostenido, y que con breves pero importantes momentos históricos se les ha sido arrebatados, puedan continuar con este régimen que les beneficia. Este Pacto de Corruptos, encabezado por la élite económica hará todos los esfuerzos necesarios para hacer retroceder los avances que hemos conseguido en términos del Sistema de Justicia y que les son contrarios a sus espurios y rapaces intereses. Es esta la razón por la que apoyan a grupos y personajes que participan en corrupción, narcotráfico u otras actividades del crimen organizado. Hoy, la población les ve como uno, las familias “bien” junto a corruptos de poca monta, como con traficantes de drogas, armas y personas. Hoy prácticamente son lo mismo.

De ahí la urgencia de entender el momento histórico y político que estamos viviendo y las implicaciones hacia el futuro que tendrán las acciones que hoy tomemos. Las élites que conforman el Pacto de Corruptos han tomado la decisión de reformar el pacto social que le da vida a nuestro ordenamiento jurídico y social y por ello nosotros y nosotras necesitamos también tomar la decisión consciente de transformar y de refundar el Estado y librarlo de las manos de las oligarquías, de la anacrónica y corrupta élite política y de la genocida institución militar.

Hoy es mas que urgente y necesaria la unidad social y popular, alejada de falsas promesas intelectuales y entender que son ellos o nosotras y nosotros quienes transformaremos el Estado guatemalteco. Si son ellos, la corrupción, la impunidad, la violencia, el autoritarismo y la represión será el pan nuestro de cada día o bien si somos nosotros y nosotras, la posibilidad de construir otro Estado.

Si lo logramos, no será un camino fácil, pero será un camino lleno de esperanza. Estos Pueblos, que habitan Guatemala, merecen construir el Estado que de respuesta a sus necesidades y demandas, a las posibilidades de construir vida digna y a que nadie sea excluido o excluida por razones económicas, sociales, religiosas, étnicas o de sexo. Sin lugar a dudas será difícil y cuesta arriba, pero será hermosa la construcción de otra Guatemala distinta a la que hoy existe. Así que o son ellos o somos nosotros y nosotras.

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