Pedro Pablo Marroquín

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Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82

En la vida, como pasa ahora en la pandemia, hay que hablar con la verdad.

A veces, para construir, hay que destruir lo que no deja sentar sobre bases sólidas lo que se quiere crear. No es demoler el edificio para provocar un hoyo sobre el que ya no se pueda hacer la obra, sino solo desmontar lo que hoy es un obstáculo para lograr tener lo que se quiere y se sabe que se puede si trabajamos de forma ordenada y decidida.

Este es el momento de la ciudadanía que se expresa por diversos medios para dar un paso al frente, de organizarse, de proponer y de buscar las maneras para incidir mejor. Hay que hacerse sentir más allá de las redes sociales y usted puede trabajar con sus vecinos, sus compañeros de trabajo para organizarse, actuar, proponer y asegurar los cambios. De cosas “ordinarias” surgen cosas extraordinarias.

Las palabras que ayer expresó Juan Gonzalez, un asesor del presidente Joe Biden, quien nació en Colombia pero es “chapín de corazón” y que ha luchado por la mejoría de la región, nos deben servir y mucho.

Primero estarán los que se asustan porque saben que en estos últimos años tuvieron que caminar senderos inesperados y tejer alianzas impensables no solo con políticos mafiosos sino con grupos criminales (en la mayoría de casos fueron más tácitos que expresos porque luchan por lo mismo), pero sin darse cuenta que tarde o temprano estos les ganarán la partida o hasta les quitarán sus inversiones.

Segundo, están los políticos que han invertido mucho dinero en los partidos para llegar y necesitan acceder al presupuesto nacional para hacer micos y pericos y recuperar la inversión. Además que estando en puestos de poder, cobran muchas cosas por dejar que otros accedan al presupuesto o hagan de las suyas con el dinero de la gente.

Tercero, están los jueces y operadores de justicia que han decidido plegarse a las mafias. Unos porque buscan la reelección y/o otros porque también han caminado senderos inesperados de la mano de la ilegalidad y sienten que ahora ya es muy tarde para parar.

Estos últimos tres grupos, han hecho hasta lo imposible porque la voz del ciudadano común y corriente no pese. Ahora con ayuda internacional y en especial cuando “ya se acabaron los 4 años de Trump de ignorar la corrupción” como dijo Juan, se tiene la posibilidad de pensar en que los guatemaltecos seamos ingenieros de nuestro propio futuro.

Necesitamos saber con quiénes contamos para ese fin. El pasado importa, sin duda, pero aquel que esté dispuesto a enmendar y comprometerse tiene cabida porque para salir de esto y enfrentar a quienes seguirán en la senda incorrecta, se necesita no solo de mínimos sino de muchos que tengan determinación, confianza, entereza y enormes atributos.

Hoy hay una posibilidad real de lograrlo porque Estados Unidos está viendo y con lupa. Porque ganó Biden y él y su equipo conocen nuestras realidades mejor que cualquier otro candidato que participó en el proceso y eso hace que la gente no solo no quiera perder visas ni afectar sus inversiones y, por eso, es que deberíamos esperar que más jugadores se sumen.

Eso significa dejar de arropar a Moto, dejar de coquetear con diputados corruptos, dejar de querer que a la Corte de Constitucionalidad (CC) lleguen 10 Motos, que sigamos sin elegir magistrados del Organismo Judicial, que el Ministerio Público (MP) siga siendo mera vigilancia mañosa y un largo etcétera.

Y usted presidente Giammattei, use la cancelación de la UCN para romper su alianza y enderezar el camino porque sus actos y los de su gente, también están bajo el radar de los guatemaltecos y del mundo.

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