Luis Fernandez Molina

luisfer@ufm.edu

Estudios Arquitectura, Universidad de San Carlos. 1971 a 1973. Egresado Universidad Francisco Marroquín, como Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales (1979). Estudios de Maestría de Derecho Constitucional, Universidad Francisco Marroquín. Bufete Profesional Particular 1980 a la fecha. Magistrado Corte Suprema de Justicia 2004 a 2009, presidente de la Cámara de Amparos. Autor de Manual del Pequeño Contribuyente (1994), y Guía Legal del Empresario (2012) y, entre otros. Columnista del Diario La Hora, de 2001 a la fecha.

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Luis Fernández Molina

Rafael le sugirió a su primo Abelardo que pusiera orden en sus finanzas personales. Rafa, que trabajaba como contador, veía con preocupación, que su pariente estaba trastrabillando y podía ser arrastrado por el terrible torbellino de las deudas. “Tené cuidado Abelardo, si te atrasás en las cuotas te van a poner en una lista negra y nunca nadie más te va a dar crédito. Te van a llover los cobros judiciales y los otros cobros, vos me entendés.” Le anticipó que con las demandas venían los embargos al salario. “¿De cuánto son?”, “De un 35% de tu sueldo, salvo que ganés salario mínimo que es inembargable.” No era el caso.

Una tarde de sábado soleado y que no jugaba el Barcelona, Abelardo Bardales Rabanales por fin se sentó, calculadora y papel en mano. En su empleo, como cortador y encuadernador, ganaba 5,000 quetzales al mes y por lo tanto al año su ingreso era de 60,000. A eso le sumó, claro está, el bono 14 y el aguinaldo. Pensó agregar los pagos por “horas extras” pero este rubro es imprevisible (por la misma definición de tiempo “extraordinario”) y se había dicho que la política de la empresa era la de reducir este rubro. Igualmente, la empresa daba algunos “bonos” de producción, pero tampoco se podían anticipar. Por lo tanto, poniendo los pies sobre la tierra Abelardo determinó que su ingreso regular es de 70,000 a los que había que restar su cuota del IGSS (4.8 %). La cuota sindical, del 1%, ya no aplica porque dejó de funcionar dicha organización. Tampoco aplicaba la cuota solidarista (del 5%) porque no todavía no había decidido a ingresar (“es un ahorro, una inversión” le aseguraron los promotores solidaristas). En suma el dinero fijo del que podía “recaudar” era de unos 65,000 quetzales.

Pasó a la columna desagradable, la de los egresos, conforme las instrucciones de Rafa. Entre los gastos fijos estaba la cuota de la casa que adquirieron en Planes del Frutal, Villa Nueva. Pagó un enganche alto porque vendió uno de los tres terrenitos que su papá le dejó la subida de Bárcenas y por ello las cuotas mensuales bajaron a Q. 1,700 al mes incluyendo IUSI y seguro. Quería dejar un terreno a cada uno de sus tres hijos pero con su esposa decidieron pagar el referido enganche. Agua y electricidad son unos 400. Luego los gastos de comida de Q. 2,000 y de colegios 750. Luego transporte, 300. Personales y entretenimientos, 500. Y hasta ahí, ajustaditos.

Pero había otros gastos. Abelardo quería comprar una moto o tal vez un picopito, una tele nueva para ver LaLiga. También tiene propósito de construir un cuarto en el segundo piso para sus dos hijos varones. Hasta un viaje familiar a Petén o los Cuchumatanes tenía en mente Abelardo. Su esposa, Catalina le reclamaba que mejor se ajustaran el cinturón este año 2021 pidiéndole a Dios que se mantuviera la empresa y dentro de ella su puesto de trabajo. Y que todos siguieran sanos.

No importa contestó Abelardo. La moto la puedo sacar a plazos igual que la tele. Para el segundo piso veré de algún préstamo, tal vez con la asociación solidarista o alguna de esas entidades del Estado. Ya saldrá el dinero y en todo caso tenemos de respaldo los dos terrenos de Bárcenas. “Ay mi amor, pero esa es la herencia de nuestros tres hijos” advertía Catalina. “Ya lo sé, pero creeme que vamos a salir adelante, buscaré un mejor empleo”.

Pues bien las finanzas públicas no están muy lejanas. Con una recaudación anticipada de, igual, 65,000 (sólo que millones de quetzales) y gastos proyectados de 107,000. ¡Endeudémonos! ¡El que venga atrás que arree!

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